¿Crees en los fantasmas?

Notas de lunallena: Dedico la historia a Ady, quien me pidió que escribiera un oneshot sobre esta situación …y porque es una fiel lectora :’)

¡Disfruten!

¿Crees en los fantasmas?

One-Shot de lunallena

¿Crees en los fantasmas?

Bill: Ehm…Oh, esa es una buena pregunta.

Tom: No, yo no.

Bill: No lo sé, ¿Acaso no crees que en aquella casa teníamos un fantasma?

Tom: ¿Cuál?… ¡Oh!… Hmm, no, no lo creo.

Bill: ¡Pero sí te asustaste! Porque había algo que encendía las luces y estuvimos

hablando de ello una y otra vez y estaba seguro que…además, nuestro padrastro, cuando

nos visitó, dijo que cuando se lavó el rostro y luego miró arriba vio algo detrás…así que

hubo algunas cosas espeluznantes sucediendo ahí

Tom: no, pero no creo en eso, no.

Bill: no lo sé, no estoy seguro”

—Entrevista para Afterbuzz, Octubre 2014.

&

—El lugar está bastante alejado de L.A. ¿no crees? —El rubio preguntó mirando a través de la ventana con curiosidad los alrededores solitarios y, aparentemente, tranquilos de la carretera en la que estaban.

—De eso se trata, Bill. Estar alejados. Además, el precio de la casa fue bastante cómoda y por las fotos creo que es perfecta para ambos y los perros, al menos para despejarnos un poco de toda la mierda de la ciudad. —Su gemelo respondió pacíficamente mientras conducía su moderno automóvil negro. —…y tener la privacidad necesaria que no podemos tener en casa por las constantes visitas de mamá y Gordon.

Bill soltó un suspiro, asintiendo lentamente a las palabras de su hermano. Era cierto, si bien tenían una nueva casa en L.A. y poco a poco volvían a tener la vida privada que hace mucho habían perdido desde que la banda salió a la fama, no era suficiente ya que nunca estaban solos en casa, siempre había alguien ahí con ellos, lo cual era difícil para la relación que llevaban.

Frente a todos los demás eran los hermanos gemelos inseparables que se amaban a muerte y compartían todo. Estando solos; también, solo que como pareja. Para ambos había sido muy difícil desde un principio, desde que descubrieron que el amor que sentían por el otro sobrepasaba lo filial, desde el primer beso casual que se dieron, desde la primera vez que se tocaron de manera íntima. Ocultarlo era complicado y más aún cuando ambos estaban en el ojo público, bajo los reflectores de la fama. Más de una vez, habían intentado terminar con la relación, pero siempre uno regresaba al otro, era imposible.

Como sea, de alguna manera u otra, estaban sobrellevando su relación y siendo extremadamente cuidadosos en sus actos cuando estaban frente a otros o cámaras.

Sin embargo, eso no era suficiente, necesitaban un poco más de privacidad y fue entonces que ambos decidieron comprar una nueva casa que se alejara un poco de la ciudad y la cual nadie sepa su ubicación, excepto sus padres y ellos. No amigos, no conocidos, nadie más.

Esta casa sería su nuevo escape, su pequeña burbuja de intimidad en donde podrían ser ellos sin más personas a sus alrededores.

—Hmm, avísame cuando lleguemos —El rubio murmuró cerrando sus ojos y dejando que el viento fresco que soplaba por la ventana golpeara su rostro. Definitivamente, necesitaban esto.

&

¿Cuánto duró su descanso? No lo sabía, pero quería seguir durmiendo hasta que sintió un lametón en todo el rostro y luego una carcajada.

— ¿¡Qué demonios…!? —Cuando el rubio abrió los ojos lo primero que vio fue el rostro arrugado y gordo de su perro Pumba que lo miraba entretenido con la lengua afuera. Alzó la mirada y ahí estaba Tom, cargando al animal y riendo bastante fuerte —Serás idiota…—Bill se quejó entre risas —Estoy lleno de baba ahora.

—Agradécelo a Pumba, solo le dije que te despertara y mira que funcionó. —Tom disminuyó la risa y bajó al perro para que fuera a jugar con la otra mascota que estaba tranquilamente explorando el lugar. —Ya llegamos, por cierto. Ayúdame con las cosas de la maletera.

—Ahí vooooy —Se quejó Bill juguetonamente y bajó del auto para ayudar a su gemelo con las maletas del auto.

Una vez dentro ambos miraron alrededor de la casa con grandes ojos y una expresión de maravilla. Todo tenía una estructura rústica, el interior era parecido a aquellas casas coloniales de la antigüedad. Era precioso.

—Mejor que en las fotos —Bill murmuró caminando con lentitud y pasando su mano por el mueble de madera que adornaba la sala. — ¡Y es nuestra! —Chilló emocionado.

—Totalmente, me sorprende que haya sido una ganga —Tom comentó pensativo.

—Ha de ser por estar muy alejado de la ciudad ¿te imaginas tener que conducir tanto para conseguir alguna cosa? —Bill rodó los ojos como si fuera lo más obvio —De todos modos, no es que sea un problema para nosotros ¿verdad? —El rubio se giró con una sonrisa y Tom le devolvió una también.

—Siempre y cuando estemos juntos —Su gemelo se acercó para rodear sus manos alrededor de él.

—Ugh, si supieran lo asquerosamente cursi que eres —Bill rio antes de darle un pequeño beso a su gemelo.

— ¿Lo siento por ser el gemelo más sensible? —Tom rio.

—Tienes cara de bobo, Tom —Bill sonrió y pellizcó un lado del brazo de su hermano.

—Te recuerdo que somos gemelos y tenemos el mismo rostro así que genéticamente,

tienes una cara de bobo también.

—Imbécil.

Ambos rieron una vez más antes de sellar sus labios otra vez.

&

— ¿¡CÓMO QUE HABITACIONES SEPARADAS!? ¡TOM!

— ¿Qué, Bill? —Preguntó el castaño mientras llevaba su maleta a la habitación de al frente.

— ¿Por qué habitaciones separadas? —Repitió el rubio confundido —Solos estamos nosotros dos, no hay necesidad de que durmamos en habitaciones diferentes.

—Cierto, pero necesito guardar mi ropa en algún lado y con el armario completamente lleno de Dior, Givenchy y demás no hay forma de que haya un espacio para mi ropa.

—Oh…pero, si dormiremos juntos ¿no?

—Tal vez.

— ¡Tom!

—Sabes que sí —Respondió el castaño con una mueca divertida y Bill se cruzó de brazos acostado en el marco de la puerta.

—Me aseguraré que así sea.

&

Había anochecido, ambos gemelos se encontraban en el balcón, completamente despreocupados fumando, bebiendo un poco, charlando y relajándose como no lo habían hecho desde hace mucho. Sus mascotas ya estaban durmiendo en sus respectivas pequeñas camas en el suelo, apenas habían acomodado algunas habitaciones y su ropa durante la tarde. No era mucho, ya que no se quedarían por mucho tiempo, dos semanas. Solo se estaban escapando por dos semanas, luego regresarían a L.A. y seguirían mostrando lo inseparables hermanos gemelos que eran. Si supieran.

—Debimos haber hecho esto desde un inicio ¿sabes? Todo es tan tranquilo —El rubio le dio una última calada a su cigarro antes de aplastar el resto en el cenicero —Nadie siguiendo nuestros traseros, solo nosotros.

—Hmm, sabes que fue mi idea desde siempre. Pero tan obstinado como eres —Tom sonrió de lado dándole un sorbo a su pequeña botella de Corona.

—Siempre culpándome de todo. Jódete, Tom —Bill sonrió. —Estamos muy cerca de Halloween y no tengo ni la más remota idea de qué voy a disfrazarme ¿ya pensaste en algo?

—No lo sé, ¿algo que de miedo? —El castaño rio.

—En serio ¿no me digas? No se me había ocurrido —el rubio respondió con sarcasmo a la vez que rodaba sus ojos con obviedad —Definitivamente tiene que ser algo que asuste, al menos que supere el demonio de cuernos que fui hace unos años.

—De verdad dabas miedo.

—Lo sé. ¿Cansado para ver una película o…?

El castaño pareció pensar un poco y al ver la sonrisa divertida de su gemelo decidió preguntar — ¿Qué tipo de película?

—De terror, hace mucho que no vemos una, quizá encuentre la inspiración perfecta para mi disfraz. Ven, vamos.

—Bill, no creo que sea buena id…

—Prometo dormir sin ropa interior —El rubio meneó sus cejas de manera sugestiva.

—¡Vamos!

&

Ninguno de los dos tenía la más mínima idea de cómo se llamaba la película.

Aparentemente, Bill había descargado la película hace unos años y lo había guardado con el nombre de “terror”. Era un filme japonés de suspenso y terror y bueno…al menos tenía subtítulos.

Ambos estaban concentrados mirando la pantalla de la laptop en cómo la protagonista estaba entrando a una casa abandonada, claro después de todas las situaciones extrañas que había sucedido algo llevo a la pobre muchacha hacia esa antigua casa en la que, al parecer, una familia había sido salvajemente asesinada y ahora sus almas clamaban venganza.

Los gemelos estaban acostados en la cama, la laptop reposando sobre Bill, las luces de la habitación apagadas y ellos tan juntos como podían, porque, aunque no quisieran admitirlo, empezaron a sentir un poco de miedo; sobre todo, cuando vieron una sombra pasar por detrás de la protagonista y el rostro pálido de una mujer observando a lo lejos.

Justo en el momento en el que la protagonista iba abrir la puerta que se deslizaba de una de las habitaciones, el sonido estruendoso de un plato cayendo al suelo hizo que ambos gemelos se sobresaltaran y soltaran maldiciones por supuesto.

— ¡La puta madre!

— ¡Jodida mierda! —El rubio cerró su laptop de inmediato y miró a su gemelo con grandes ojos, respirando un poco más rápido de lo normal. —Tom, ve y revisa.

— ¿Yo? ¡Ve tú!

Ambos se quedaron en silencio por un momento y respondieron al unísono —De acuerdo, los dos.

Los gemelos salieron de la habitación y al intentar prender la luz del pasillo que los llevaba hacia la cocina, simplemente no funcionaba. Bill frunció el entrecejo y se giró a su gemelo.

— ¿Acaso no funcionaba esta tarde? —Bill preguntó en voz baja.

—Funcionaba, lo revisamos más de una vez —Tom respondió pensativo — ¿Y por qué susurramos?

—No lo sé, podría haber alguien dentro —Bill susurró de regreso.

Continuaron su camino hacia la cocina, lo más silenciosos posible.

—Ahora me arrepiento haber visto esa jodida película japonesa —Bill se quejó, de pronto sintiéndose como la protagonista de la película, justo en el momento de abrir la puerta, solo que él estaba a punto de hacer lo mismo con la puerta de la cocina.

Tom rodó los ojos, de un momento a otro, queriendo mostrarle a su gemelo que no debía temerle a nada. ¿Fantasmas? Pfff. Se acercó a la puerta de la cocina y la abrió sin más.

—Ahí lo tienes, un plato roto —Tom sonrió un poco más aliviado, encendiendo la luz de la cocina, la cual sí funcionaba.

—Uhm, ¿cómo pudo haberse caído? ¿Y por qué el repostero está abierto? —El rubio preguntó con una ceja alzada.

—Revisaremos eso mañana, limpiemos este desastre y…mejor vamos a dormir.

El rubio asintió y fue por una escoba mientras su gemelo iba por una pequeña bolsa para tirar los pedazos de plato roto.

—Oye Tom —Bill preguntó mientras barría los trozos rotos — ¿Qué pasaría si tuviéramos un fantasma en casa? Así como la casa abandonada de la película.

—Bill, no jodas —Tom rio alto —Como si existieran.

El rubio pudo ver a su hermano menear la cabeza con una sonrisa, pero lo conocía muy bien para saber lo que estaba pensando. Así que, se le ocurrió algo divertido. De acuerdo, entretenido para él y no tanto para Tom.

—Bien, si crees que no hay fantasmas, intenta dormir solo hoy…en tú habitación. —Bill sonrió maliciosamente, terminando de recoger el último trozo de plato roto — ¿Qué dices?

—No lo dices en serio, Bill. —Tom lo miró incrédulo.

—Entonces, sí crees en la posibilidad de que haya un fantasma aquí ¿no?

— ¡Por supuesto que no! Y si tanto insistes, dormiré solo. En mí habitación. Veremos

cuánto te dura esta mierda. —Dijo molesto el gemelo mayor.

—No te enojes, Tom. ¡Te quiero! —Gritó Bill al ver a su gemelo marcharse molesto. Solo recibió como respuesta un dedo medio y se echó a reír.

&

Tom conocía a Bill lo suficientemente bien para saber que este solo quería jugar con él, llevarlo al límite, probar que tenía la razón. Pero no, Tom no le daría el gusto esta vez.

Ahora estaba en su nueva habitación, medio ordenada y bastante amplia. A pesar de que su gemelo solo estaba a pocos metros de él en la habitación de al frente, ya lo extrañaba.

Demonios, se supone que tenían esta casa para que ambos estuvieran juntos, no como hermanos, claro. Sin embargo, Bill se estaba comportando como el hermano molestoso ahora y lo había retado en este estúpido juego de “haber cuánto soporta dormir solo en la habitación” ¿qué quería probar?

No le temo a los fantasmas. ¡Ni siquiera existen! Pensó Tom con frustración.

Soltó un suspiro cansado y meneó la cabeza. La verdadera pregunta era “¿cuánto resistiría Bill sin él?” así es. Le echó un vistazo al pequeño reloj que tenía sobre la mesita de noche: 2:00 am. Dio bostezo, sí, estaba cansado.

Se acostó en la cama, se estiró un poco y lentamente fue cerrando sus ojos. Su mente se iba desconectando de la realidad y cuando estuvo muy cerca de caer profundamente dormido el sonido de una pisoteada en el techo lo hizo sobresaltar en la cama y abrir los ojos de golpe.

— ¿¡Qué mierda…!? —Tom se pestañó un par de veces y aguantó la respiración por unos segundos.

Un paso. Otro. Y otro.

— ¿¡Bill!? —Tom llamó en voz alta, pero nadie contestó. ¿Qué estaría haciendo su hermano en el ático en estos momentos? Tom se encogió de hombros y cerró sus ojos nuevamente, hasta que volvió a oír los pasos como si alguien estuviera yendo de un lado a otro y luego silencio otra vez.

Eso fue suficiente para que Tom se levantara de la cama y se dirigiera hacia el ático, ya pensando en cómo matar a su hermano por no dejarlo dormir y estar haciendo Dios sabe qué en el ático a tales horas de la madrugada.

Para sorpresa del joven guitarrista, al llegar al ático, lo único que encontró fueron algunas maletas que eran de él y su gemelo y cajas. Ninguna presencia de Bill, ninguna presencia de nadie en lo absoluto. Sintió sus manos sudar frío y carraspeó un poco, quizá era su mente jugándole una mala pasada tras haber visto esa película japonesa. Meneó la cabeza y, prácticamente, corrió hasta su habitación; sin embargo, antes de entrar, decidió echar un vistazo a la de su hermano, al entreabrir un poco la puerta, asomó la cabeza y ahí estaba su gemelo, durmiendo plácidamente.

Esto era muy extraño.

&

— ¡Buenos días! —Bill saludó alegre desde la mesa de la cocina, tenía una taza de café en la mano y un plato de tostadas con huevos cocidos sobre la mesa, al otro lado también había un plato similar preparado para su gemelo —Wow esa cara…—Bill dijo sorprendido al ver el rostro de su gemelo.

—La misma cara que tienes, así que te callas —Tom respondió con mal humor y cayó sobre la silla como si se tratara de un saco de papas.

Bill pestañó un par de veces confundido. —No dormiste bien.

— ¿En serio? Pff, no para nada, dormí perfectamente bien ¿por qué lo dices? ¿Eh?

—No entiendo por qué estás molesto conmigo —Bill despreocupado le dio un sorbo a su taza de café.

—Solo estoy de mal humor, apenas pude pegar ojo anoche, no tienes la culpa. Por cierto, antes de dormir ¿subiste al ático a revisar algo? —Tom preguntó cuidadosamente por la situación extraña de anoche.

— ¿Al ático? No, cuando salimos de la cocina me fui a dormir ¿qué estaría revisando en el ático a esas horas de la madrugada?

Tom asintió.

— ¿Por qué lo dices? ¿Oíste algo? —El rubio preguntó con curiosidad, vio a su gemelo negar con la cabeza y comer distraídamente una tostada. Tom no debería subestimar tanto a su gemelo, lo conocía muy bien. — ¡Oíste algo! ¡Oh por Dios! entonces si está pasando algo paranormal en la casa ¿verdad? —Bill dijo con un tono de emoción en lugar de susto.

—Claro que no, sabes que eso no existe. —Tom se alzó de hombros.

—No pareces tan seguro, como sea, aún no hemos probado la ducha.

Tom alzó la mirada para ver la sonrisa juguetona de su gemelo y supo de inmediato lo que eso significaba.

&

Además del sonido de la ducha encendida, también se podía oír pequeños gemidos y el sonido de una polla siendo chupada en el cuarto de baño. Cuando Bill hablaba de “todavía no haber probado la ducha” se refería a esto, probar si era lo suficiente cómoda para hacerle una mamada a su hermano o tener alguna sesión de sexo. Aparentemente, había pasado la prueba. Ahora Tom estaba apoyado contra la pared, completamente empapado al igual que su hermano, mientras este le hacía una de las mejores mamadas del mes.

—Aaah…suficiente —El gemelo mayor articuló con los ojos cerrados y la boca aún entreabierta, demonios, deseaba tener la boca de su hermano ahí tanto como fuera posible, pero no sería justo, además tenía muchas ganas de probar su gemelo también.

—Hmm…—El rubio se levantó lentamente, saboreándose los labios y asegurándose que su hermano lo viera. — ¿Por qué no me dejaste terminar? —Preguntó Bill con un tono infantil y un puchero con la intención de lucir inocente cuando era totalmente lo contrario.

Tom sonrió, lo agarró del cuello y lo besó con pasión, sujetándole la cintura con la otra mano y apegándolo más a su cuerpo desnudo y mojado. Bill gimió en el beso y agarró el lado del cuello de su hermano con la misma fuerza que este lo sujetaba. Ambos compartiendo sus caricias con la misma intensidad.

Eso solo era un calentamiento para lo que vendría minutos más tarde.

&

—Sigue sin funcionar el interruptor ¿crees que deberíamos llamar a Gordon? Ya sabes, después de todo él nos ayudó a encontrar este lugar —Bill mencionó mientras terminaba de colocarse sus pantalones de buzo y una camiseta suelta. Tom estaba acostado en la cama jugando con Pumba mientras el perro más grande estaba acostado en el suelo tranquilamente.

—Puedes llamarlo, de paso así le dice a mamá que estamos bien y que no estamos perdidos o secuestrados —Tom rio. —Por cierto, ese pantalón buzo te queda bien por detrás.

—Hm, cierto, no hemos llamado a mamá aún y gracias, ya sé que te gusta mi trasero, la mordida que tengo la nalga izquierda te delata.

— ¿Lo siento?

Bill rodó los ojos y ambos se echaron a reír.

&

Eran casi las ocho de la noche y el padrastro de los gemelos había llegado finalmente, hace horas que lo habían llamado y comentado su problema con el interruptor. Al principio, Gordon les dijo que por qué no llamaban a un electricista pero tras el poder de convencimiento de Bill, aceptó en ir.

Cenaron algo y charlaron un poco también, Gordon aprovechó la oportunidad para llamar a su esposa y decirle que sus hijos estaban bien y que en unas semanas regresarían a casa.

Mientras Gordon arreglaba lo del interruptor, Tom le comentaba sobre lo sucedido con el plato rato, decidió obviar lo de las pisadas.

El padrastro comentó que pudo solo haber resbalado hasta que Bill metió el tema de los fantasmas otra vez.

—Le digo a Tom que es posible que tengamos un fantasma en casa, pero no me cree.

— ¡Por que no existen!

— Como digas, Tom.

Gordon rio, verlos pelear por cosas tan simples era muy común en ellos y ya estaba acostumbrado de presenciarlo.

—Bueno, esto ya debería funcionar —Dijo el hombre después de terminar de solucionar la supuesta falla. —Probémoslo —Dijo haciendo un clic en el interruptor. Funcionó.

— ¡Gracias, Gordon! ¿Estás seguro que querías ser guitarrista en lugar de electricista? Se te da muy bien —Bill bromeó y recibió un golpe juguetón en la cabeza por parte de su padrastro— ¡Ouch!

—Como sea, ¿cuál será mi habitación? —Preguntó Gordon.

—Yo te llevo —Dijo Tom con una sonrisa mientras Bill seguía sobándose la nuca por el golpe.

&

Por supuesto, esa noche, los gemelos dormirían en habitaciones distintas, no era necesario mencionarlo, ellos lo sabían con la sola presencia de su padrastro ahí. Mantener las apariencias.

Gordon, ya en su nueva habitación, tuvo que admitir que la casa de sus hijastros era muy bonita y de un estilo bastante peculiar. Había sido él quien contacto a la persona que lo vendía y quién había hecho todo el trato para la compra de la casa junto con los gemelos, pero no se imaginaba que fuera así de grande y acogedora ahora que estaba en ella.

Los gemelos parecían ya estar en sus respectivas habitaciones, al parecer listos para descansar, eran casi medianoche. Antes de acostarse, Gordon decidió ir al baño y asearse como lo hacía usualmente. Después de cepillarse los dientes, continuó con lavarse el rostro. Se enjabonó y se enjuagó. En ese momento, en el que alzaba la mirada hacia el espejo en frente de él, la luz del baño parpadeó, solo fueron segundos, en el que en ese momento visualizó la figura de una mujer justo detrás de él, de pie en el umbral de la puerta, pálida y observándolo fijamente.

Cuando el hombre se giró no encontró a nadie detrás.

&

Cuando Tom despertó la siguiente mañana, esperaba encontrar a su padrastro y a Bill en la cocina desayunando juntos, en su lugar, encontró a su gemelo solo sentado a la mesa con una taza de café en mano y mirando fijamente a un punto invisible en frente de él.

Parecía pensativo, distraído de la presencia de su gemelo en la misma habitación.

Tom pudo sentir la atmósfera un poco extraña, miró a sus costados esperando la aparición de Gordon, pero parecía ya no estar más en casa.

— ¿Bill? — Tom llamó acercándose lentamente hacia donde estaba su gemelo en la mesa, jalando una silla y sentándose a su lado — ¿Y Gordon? —Preguntó curioso.

—Se fue —Bill respondió sin quitar la mirada del punto invisible.

— ¿Estás bien? ¿Te dijo algo? ¿Qué pasó? Pensé que no se iría hasta mañana.

— ¿Ah? Oh Tom, buenos días —Bill finalmente reaccionó girándose hacia su gemelo — ¿Qué me decías?

Tom miró con extrañeza a su gemelo, podía sentir que algo estaba sucediendo.

—Cuéntame.

Bill soltó un suspiro —No es broma, creo que si hay un fantasma en casa, Tom.

—Y aquí vamos de nuevo —Tom rodó los ojos y se paró de la silla.

— ¡No! Escúchame, esto es serio. Gordon vio a alguien ayer por la noche.

— ¿Cómo dices? —Tom se cruzó de brazos y decidió prestar atención a lo que sea que tenga que decir su gemelo.

—Sí, verás, me dijo que había visto a una mujer detrás de él mientras lavaba su rostro y… no sé, creo que se espantó y hoy en la mañana decidió regresar a casa. Me dijo que pensemos bien si queremos quedarnos aquí o…—Bill se mordió el labio luciendo bastante nervioso y Tom pudo notarlo, quizá su gemelo si hablaba en serio después de todo.

Sin embargo, Tom no creía en los fantasmas y le demostraría a Bill que lo que sea que vio su padrastro no era lo que pensaba.

—Awh, hermanito, los fantasmas no existen ¿cuántas veces debo repetírtelo?

—Es que todo es muy extraño, la luz dejando de funcionar, el plato roto y lo que sea que hayas oído en el ático, ahora esto. Tom, hay algo sobrenatural ocurriendo aquí. —Habló el rubio con seriedad —Es una pena, la casa es tan bonita.

—Y es nuestra, vamos a quedarnos aquí.

— ¿Cómo vas a demostrarme lo contrario? Sabes que creo en esas cosas.

Tom iba a odiarse por lo que iba a decir, pero sabía que era la única forma de intentarlo —Durmamos en habitaciones separadas por unos días, quizá así se te quite esa idea de la cabeza, además de mostrarte que soy el gemelo más valiente.

—Imbécil. —Bill rio —Bien, estás retando a la persona equivocada. Quién se asuste primero y vaya a la habitación del otro, castigo.

— ¿Qué tipo de castigo? —Tom preguntó con una mueca juguetona.

—Hm, no lo sé, lo que se le ocurra a la persona que gane.

—Trato. —Ambos sellaron el trato con un beso apasionado.

&

Tanto como Tom estaba curioso por ese “castigo” que recibiría el que perdiera el trato, Tom no quería ser el que lo fuera. Ambos gemelos eran muy competitivos entre ellos y si hacían un trato se lo tomaban muy en serio.

Es así que Tom decidió ganar ese trato como de lugar y estaba seguro que Bill estaba dispuesto a ganarlo también…

Había anochecido, el día fue bastante relajado y lo disfrutaron estando junto a sus mascotas. Tom estaba listo para acostarse, hasta que oyó dos toques en su puerta, sonrió entretenido ¿tan rápido se había rendido su gemelo? Se levantó de su cama y se dirigió a abrir la puerta.

—Sabía que gana… ¿Bill? —Tom preguntó sorprendido al no ver a nadie al otro lado —Vale, eso es jugar sucio, Bill —Dijo con el ceño fruncido, miró a ambos lados pero no encontró a nadie. Cerró la puerta y se encaminó a su cama una vez más.

Otro toque.

—No me asustas, Bill. Ya vete a dormir —Tom dijo rodando los ojos y acostándose a su cama. Lo que no esperó el castaño, fue sentir un aire helado rozar su mejilla que lo hizo tiritar al instante. Fue como si alguien hubiera respirado justo a su lado. Se giró con los ojos muy abiertos. Debía ser el viento, sí, eso debe ser.

Se acostó nuevamente, cerró sus ojos esperando dormirse de una jodida vez.

Pero no pudo hacerlo porque la luz de su habitación se encendió de pronto.

— ¿Qué…? —Abrió los ojos de golpe y miró a su alrededor, esto estaba comenzando a inquietarlo y su cerebro empezaba a formular algo racional para explicar lo que acababa de suceder. Se levantó de la cama y apagó la luz. Se acostó por tercera vez, sintiéndose un poco nervioso por la situación y…de pronto, la pequeña televisión se encendió, haciendo que se sobresaltara y saliera de la cama de un brinco, a la mierda el jodido trato… probablemente el castigo que Bill le daría sería que fuera su chofer por un año o más, no le importaba, pero no permanecería un rato más en esa habitación.

Ya en frente de la puerta de la habitación de su hermano, se sobó el rostro con una mano, sintiéndose completamente patético y tocó.

Nadie contestó, volvió a tocar con más fuerza.

Un somnoliento Bill, frotándose un ojo con el dorso de su mano y bostezando abrió la puerta.

— ¿Tom? ¿Qué quieres? —Preguntó con voz ronca.

—Vale, tu ganas —Dijo el gemelo mayor, haciendo a un lado a su gemelo y entrando a la habitación —Es posible que haya un jodido fantasma en este lugar o lo que sea, pero algo extraño está pasando en mi habitación y…—Soltó un suspiro de rendición después de hablar con rapidez — ¿Podría dormir contigo?

El rubio pestañó un par de veces asimilando lo que su hermano le decía y suavizó una sonrisa.

—Claro que puedes.

—Grac‐

—PERO —Interrumpió el menor al ver que su hermano se encaminaba a la cama —Creo que teníamos un trato.

Tom asintió, era momentos como estos cuando deseaba que su hermano sufriera de amnesia.

—Adelante. —Tom respondió rendido.

—Bueno, más que un castigo deberías sentirte agradecido, yo me encargaré de tu disfraz de Halloween.

— ¿¡Qué!? ¡No!

—Entonces largo. —El rubio se cruzó de brazos y retador alzó una ceja— Siempre puedes volver a tu habitación embrujada —Se burló.

Con un quejido de lamento y rendición, Tom cayó de espaldas sobre la cama de su gemelo y se tapó el rostro cansado —Te encargarás de mi disfraz de Halloween.

— ¡Genial! —El rubio sonrió triunfante y caminó hacia su cama —Ahora dime, ¿qué sucedió realmente en tu habitación? —Preguntó con un tono más serio y acostándose al lado de su hermano quién ya estaba cómodamente a un lado de la cama.

Tom decidió contarle todo, desde las pisadas en el ático hasta cuando la televisión de su cuarto se encendió por sí sola. El gemelo menor escuchaba con atención cada detalle que su hermano le contaba y debía admitir que sintió un pequeño escalofrío, Tom no le estaría mintiendo al respecto además, sabía cuándo su hermano mentía y esta vez parecía estar muy serio en lo que decía.

— ¿Sentiste una respiración cerca de tu rostro? —Bill preguntó al oír lo que Tom le contaba.

Su gemelo asintió — ¿sabes? Es curioso que todo esto solo esté pasando en esa habitación, que casualmente es tu habitación.

— ¿Qué quieres decir?

—No sé, quizá le gustes al fantasma —Bill se encogió de hombros y segundos después se echó a reír, viendo el rostro neutral de su hermano — ¡Oh, vamos! Es gracioso.

—No, Bill, no lo es.

—Ooooh ¿se resintió mi hermanito? —El rubio se levantó un poco para ir hacia su hermano y posicionarse sobre él de horcajadas —No es que el fantasma pudiera hacerte algo, después de todo.

—Ni si quiera estoy seguro de su existencia, quizá…solo es mi mente jugando conmigo.

El rubio rodó los ojos y comenzó hacer un movimiento circular con su dedo sobre el pecho de su hermano —Hmm, tal vez. Quizá es la falta de sexo.

— ¿Disculpa?

— ¡Sí! …y sé cómo remediarlo—El rubio sonrió de lado, inclinándose un poco para capturar, suavemente, los labios de su hermano. Nada violento. Despacio. Besando primero la superficie de sus labios y atrapando el inferior con sus dientes. — ¿Si le damos un show al fantasma? —Bill preguntó en un susurro después de soltar el labio de su hermano y mirando con intensidad sus ojos.

Tom le sonrió a su gemelo y sin más lo agarró de sus costados para girarlo con un solo movimiento. Bill soltó una risita en el proceso y en un segundo ya estaba atrapado entre el colchón y el cuerpo pesado de su hermano.

Tom atrapó los labios de Bill que ya lo estaban invitando con anticipación, mientras entrelazaban sus lenguas en el apasionado beso, el rubio aprovechó el momento para ir desvistiendo a su gemelo. Ya tenía bastante práctica y ahora mismo Tom estaba vistiendo ropa ligera para dormir así que no habría mucho problema. Por su puesto, su gemelo estaba haciendo lo mismo y en unos instantes, ambos ya estaban desnudos sobre la cama desordenada.

El contacto de sus erecciones hizo que ambos soltaran un ligero gemido y la fricción entre ellos los calentaba más y más. El rubio lamía y mordisqueaba la piel sensible del cuello de su hermano mientras este le sostenía el muslo con una mano y presionaba fuerte, simulando una embestida haciendo que su gemelo se retorciera de placer debajo de él.

Tom sonrió al ver a su hermano derritiéndose completamente ante sus actos, le fascinaba ver las reacciones que le ocasionaba con cada caricia que si pudiera sería todo lo que vería por el resto de su vida. Susurros al oído y gemidos como respuesta.

—Aah…Tom ¿p‐podrías…?

— ¿Podría qué, hmm? —Tom se movió deliciosamente sobre él una vez más, haciendo que su gemelo se estremeciera un poco.

—Sabes lo que quiero…hazlo.

—Dilo. —Tom le susurró sobre sus labios entreabiertos con una voz grave que sabía volvía loco a su hermano.

El rubio agarró el rostro de su hermano y atrapó su boca con la suya de un solo movimiento, haciendo que Tom soltara un suspiro de sorpresa.

—Tu polla, quiero tu jodida polla, ahora —Bill dijo entre el beso y fue suficiente para que su hermano vaya al siguiente paso. Rápidamente, deslizó su mano por el costado de la piel suave del rubio hasta llegar a sus bien redondeadas nalgas. Oh, cuánto le gustaba su trasero. Le dio un ligero apretón antes de estirarse un poco y alcanzar la pequeña botella de loción para embarrar sus dedos.

Suavemente, fue separando las nalgas de su gemelo y le echo un vistazo al rostro de su hermano quien miraba sus acciones mordiéndose el labio con anticipación. Estaba impaciente, su mirada lo decía.

Tom decidió hacer esto rápido porque tampoco podía esperar más. Acarició con su dedo medio la zona sensible y palpitante, suavemente lo fue introduciendo haciendo que su hermano soltara un suspiro gustoso. Comenzó a tantear dentro del agujero, lo caliente y estrecho que estaba lo prendía más de lo que estaba. Cuando notó que su hermano se sentía un poco más relajado, decidió probar con dos dedos esta vez, moviéndolo suavemente de manera circular, abriendo y cerrando sus dedos para dilatar ese estrecho aro.

— ¿Está bien si pruebo? —Tom preguntó casi salivando, la verdad es que quería probar todo de Bill. Cada rincón que estuviera a su alcance.

Su gemelo asintió efusivamente —Sabes que puedes.

El castaño alzó ligeramente las caderas de su hermano y agachó su rostro hacia su aperitivo. Lucía ligeramente rojo y ya estaba húmedo por la loción, Tom se acercó para darle un lametón que hizo que su hermano soltara un gemido más fuerte esta vez. El castaño sonrió y lo hizo de nuevo, solo que presionando su lengua, casi metiéndola dentro y pudo sentir a su hermano temblar como gelatina. Si esto no era excitante, no sabía que otra cosa pudiera serlo.

Comenzó a meter y sacar la lengua, dejando toda la zona llena de saliva y un poco más roja de lo que estaba.

—Sabes tan bien, muy, muy bien —Tom susurró cerca dándole una pequeña mordida a la nalga derecha del rubio quien aguantó un gemido grave en su garganta.

Ya preparado, Tom se acomodó al costado de su hermano. El pecho de su gemelo pegado al suyo, su trasero presionando contra su polla erecta con descaro. Sin más, Tom alzó una de las piernas del rubio y despacio dirigió su miembro hacia su objetivo.

Sin embargo, Bill era impaciente y cuando Tom era muy lento lo desesperaba, en todos los sentidos. Así que empujó su trasero hacia atrás haciendo que Tom se introdujera de golpe.

—Ugh, demonios, ¡Bill! —Tom se quejó entre dientes y el rubio se mordió el labio sin arrepentimiento alguno.

Bill comenzó a moverse, sintiéndose casi en trance y sonriendo como si estuviera completamente drogado. Tom, por supuesto, disculpó al instante el desesperado acto de su hermano y comenzó a follarlo como se lo merecía. Rápido, fuerte y profundo.

De vez en vez, Bill giraba su rostro para buscar los labios de Tom y poder sellarlos con los suyos, Tom no se lo negaba en lo absoluto y devoraba la boca de su hermano con delicia.

—AAah…Ahhh…sí, hmm… —Bill gemía al sentir su cuerpo ser embestido de la mejor manera.

Sentir la polla de su hermano golpeando sus adentros de la forma más exquisita, partiéndolo casi en dos, pero le gustaba. —Ahh mierda…sí.

Tom amortiguaba sus propios gemidos graves en cada beso que dejaba en el cuello de su hermano, sin detener sus movimientos y empezando a sentir el hormigueo en su vientre que poco a poco se dirigía a su polla, avisándole que estaba muy cerca.

Llevó su mano al miembro duro de su hermano y comenzó a masturbarlo. Bill se retorció y llegó a tal punto de no soltar gemido alguno, su rostro ruborizado y sudoroso, ojos nublados y boca entreabierta en un grito silencioso. Estaba bastante cerca.

Tom, quién se hallaba en el mismo estado de éxtasis que su gemelo, aumentó la velocidad de sus movimientos, incluso causando que el colchón de la cama sonara con más fuerza debajo de ellos.

—T‐Tom voy a….voy a…—El rubio dijo perdido en el placer. Sentía que estallaría pronto.

—Córrete para mí, hermanito. Hazlo. —Tom susurró en su oído, dándole una lamida en su hombro, apretó ligeramente el miembro de su hermano y movió su muñeca tres veces más y entonces sintió el orgasmo de su gemelo.

El rubio eyaculó con fuerza, liberando la sustancia lechosa en toda la mano de su hermano y sábanas.

Tom continuó moviéndose para terminar lo suyo, hasta que su hermano lo interrumpió.

—En…En mi boca, t‐termina en mi boca —Dijo respiración dificultosa y Tom casi termina ahí mismo por las simples palabras mencionadas. Salió de su hermano de inmediato para tomar la atractiva oferta, Bill se movió perezosamente en la cama y se acercó a la polla roja, hinchada y húmeda de su gemelo. Las venas estaban bastante visibles y la punta parecía ya estar lista para liberar todo.

Sin más, el rubio metió la carne entera en su boca, no sin antes darle una lamida juguetona. Tom casi se ahogó de sorpresa por la acción, porque no esperaba que Bill se la metiera completa, aunque no debía sorprenderlo.

Su gemelo solo movió su cabeza un par de veces, antes de que su hermano finalmente eyaculara todo hasta su garganta. Fue tanto, que llenó completamente sus mejillas.

Tom, al ver a su hermano con los mofletes inflados y llenos de semen, soltó una risita.

— ¡nodfjhsydrihas! —Bill dijo con la boca llena y una sonrisa divertida, casi derramando el semen de la boca.

— ¡No hables con la boca llena! —Tom le regañó con diversión y soltó una risita más.

Su gemelo tragó todo de golpe y se relamió los labios para no dejar ningún otro rastro.

— ¡Dije que no te rías! —Bill repitió claramente esta vez y gateó hacia su hermano para acurrucarse. No importa que sus cuerpos estuvieran aún pegajosos de sudor.

—No me estaba riendo, lo juro —Tom lo miró con ternura y Bill resopló fingiendo estar ofendido. Le besó la frente y su gemelo se acurrucó como si fuera un pequeño gatito.

—Espero que el fantasma haya tenido el show de su vida. —Bill dijo minutos más tarde.

—Yo creo que sí —Tom rio disimuladamente —Creo que sí.

&

Las dos semanas pasaron rápidamente, desde entonces, Tom había decidido dormir siempre en la habitación de su hermano y no pisar más la suya. Los eventos extraños habían continuado, a veces algunas de sus pertenencias aparecían en un lugar distinto a dónde lo habían dejado o las luces simplemente se prendían y apagaban de la nada.

Los gemelos habían decidido ignorar al ente o lo que sea que estuviera en esa casa, pero eso no quería decir que no los ponía nerviosos.

De regreso a su casa en L.A., cada uno fue a su habitación a acomodar la ropa de sus maletas y demás. Era de noche y por el largo viaje, se sentían un poco exhaustos.

Bill ya estaba listo en sus ropas ligeras para finalmente acostarse a la cama hasta que un toque en su puerta llamó su atención. Perezosamente, caminó hacia esta y la abrió.

—Ehm…—Ahí de pie estaba su gemelo, rascándose entretenido la parte trasera de su cuello —Sé que aquí no hay ningún fantasma o lo que sea pero… ¿puedo dormir contigo?

Bill pestañó un par de veces y luego suavizó una sonrisa a su hermano.

—Puedes dormir conmigo las noches que quieras.

Ninguno de los dos notó el ente fantasmal en el espejo que los observaba con una sonrisa.

&

¿Creen en lo sobrenatural?

Bill: Creo en lo sobrenatural. De hecho, una vez Tom estaba tan asustado de un fantasma que teníamos en casa que todas las noches pedía dormir en mi cama.”

—M&G en Rusia, Octubre 2015.

F I N

¡Gracias por leer! ¡Feliz Halloween! 😀

lunallena

por lunallena

Escritora y traductora del Fandom

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Content is protected !!