
«Cold Heart» Fic TWC de TKHTLLL
Capítulo 4 (P.2)
6:46 p. m.
Entré a casa y no tardé en hacer todo para la fiesta. Escondí las cosas frágiles para que no se dañaran por algún accidente y volví a salir de casa, en busca de un supermercado.
A penas llegué me puse a buscar cada una de las cosas importantes. Compré de todo, alcohol por montones aunque Georg y Blaz también llevarían de todo tipo por su cuenta, bebidas, hielos, vasos desechables, algunas pocas bolsas de frituras, gaseosas para quiénes no tomaban o para mezclar con el alcohol y todo lo necesario, pero midiendo por el dinero que llevaba.
Lo bueno de guardar todo el dinero que obtuve trabajando era que podía gastarlo en este tipo de cosas, aunque bueno, desde que Bill llegó a casa falté tanto en el restaurante que fui despedido.
Salí de inmediato hasta mi casa, dejé todo sobre la mesa y en unos minutos llegó Andreas junto a Blaz.
Ambos trajeron lo que les pedí a cada uno, más alcohol y bocinas para la música.
Ahora sí ya estaba todo listo. Las bocinas conectadas, las cosas escondidas, muchas bebidas y claro, las personas que por cierto ya comenzaban a llegar, unas más tarde que otras.
En menos de lo que esperé ya todo estaba lleno de gente, parecía que algunos habían invitado a sus propios amigos, pero eso era mucho mejor. Era momento de agregar ambiente.
Puse la música a todo volumen. Canciones que estaban de moda últimamente como Temperature, Sexy back, Promiscuous o Ridin eran las más sonadas, muchas personas bailaban y las cantaban mientras que otras platicaban fuera de la casa o tomaban como locos.
—¡Te quedó genial la fiesta! — me giré en dirección a esa voz femenina y chillona que bien conocía. Era Kathrin.
—¡Ann Kathrin! ¡Creí que me odiarías después de que te dejé! — teníamos que gritarnos cerca uno del otro por la fuerte música.
Se encogió de hombros, restándole importancia y fingió tristeza un momento antes de reír. — ¡No soy ese tipo de chicas, Tom! — negó entre risas y se acercó mejor para que la escuchara— ¡Aún podemos tener nuestras aventuras! — sonreí, negando con la cabeza mientras le daba un largo trago a mi cerveza.
—¡¿Te está gustando la fiesta?!
—¡Está increíble! ¡Tus fiestas nunca decepcionan! — bien, eso era cierto, de una u otra forma lograba que todos estuvieran a gusto. No era de ponerles reglas, incluso habían compañeros esnifando, otros comiéndose la boca, chicas mostrando los pechos libremente o gritando excesivamente. Lejos de molestarme, hacían un desastre y yo lo hacía con ellos.
La típica fiesta donde están todos descontrolados a excepción de algunos haciéndose los interesantes sin bailar o divertirse.
No entendía para que iban a fiestas si iban a estar de amargados en ellas, pero sería tonto correrlos o decirles algo solo por eso.
De repente, como si fuera un instinto, mi vista fue a dar a las escaleras y pude ver a Bill, quien intentaba pasar entre algunas personas que estaban paradas en el pasillo antes de bajar las escaleras.
Nuestros ojos conectaron casi de inmediato y no tardó en caminar hasta mí con una postura amenazante, claramente molesto, me tomó con brusquedad del brazo para tirar de este y me llevó a un lugar donde no hubieran tantas personas, pero la música seguía retumbando en toda la casa.
Su rostro se acercó al mío lo suficiente para poder ver cada detalle de este sin una gota de maquillaje y escucharle mejor, de paso. — ¡Sácalos a todos! ¡No me dejan dormir!
—¡¿Qué dices?! ¡No te escucho! — bufó con mis palabras y yo sonreí con diversión hasta que se acercó a mi oído, gritando cerca de este ahora.
—¡Que los saques a todos!
—¡¿Por qué debería hacerlo?!
—¡Estoy cansado, Tom! ¡Tu jodida música no me deja dormir! — una sonrisa se me formó en el rostro, alejándome de él por completo sin decirle nada más. En su lugar me terminé la cerveza que llevaba en la mano, cantando la canción que sonaba de fondo.
No pude haber elegido a mejor persona para la música que Andreas, sabía demasiado de lo que estaba de moda, conocía canciones de sobra y todas eran muy bailables.
Bill estaba cruzado de brazos, pero yo dejé de prestarle atención y me enredé con una chica que estaba ahí convenientemente. Claro, los dos estábamos bebidos, no puso resistencia en lo que comenzamos un apasionado y sucio beso.
Quizá y con suerte le provocaba celos a mi hermano.
Pero no, elevé mi vista en su dirección sin dejar de besarla y Bill siquiera nos estaba viendo, solo se veía harto, veía con asco a todos los que se le acercaban o pasaban por su lado, ignorándome.
¿Qué debía hacer? ¿Correr a todos para que sepa que no había nadie sobre él y así me agradeciera y me quisiera o ignorarlo para seguir con el plan?
Seguir con el plan sonaba como una mejor idea.
Todas las veces que por mi cabeza se pasaba la idea de que si hacía algo bueno por él se acercaría a mí, terminaba igual, no me hacía ni caso, se alejaba de mí y yo directamente le daba igual.
Lo que él quería era que yo le hiciera caso a penas me ordenara algo y no, ya no estaba para sus buenos tratos a medias o a conveniencia, menos que me dijera que hacer como si fuera el dueño de la casa. Si alguien me haría terminar la fiesta sería mi madre, pero ella no estaba afortunadamente.
Si quería que los saque tendría que rogarme antes y claro, habría una condición, pero ni me rogaría ni aceptaría ninguna condición, así que esta vez le tocaría aguantar a mis amigos.
Por supuesto que todo en ese momento era diversión para mí, me estaban saliendo las cosas a la perfección hasta que se me ocurrió mirar de vuelta a Bill. Yo sabía su problema con que la gente invada su espacio personal, no sabía a que se debía pero tampoco creí que fuera tan grave.
Al menos hasta ese momento.
Bill estaba ahí, entre todas las personas que bailaban, intentando inútilmente llegar a las escaleras que daban a la habitación, aunque sin un esfuerzo real, pues a penas lograba avanzar unos pasos y parecía que estaba a punto de llorar con la cara que tenía.
No pude seguir con mi plan, una cosa era mostrarle que no sería más ese hombre que iba a estar detrás de él y otra era dejarlo en ese claro ataque de ansiedad.
Me solté de la chica y de inmediato me abrí paso entre los invitados que tapaban mi camino con empujones hasta lograr alcanzarlo. Mi brazo rodeó sus hombros por encima, buscando alejarlo de todas las personas. — ¡Saca a toda esta mierda de aquí! — grité a penas me topé a Blaz, quien frunció el ceño y negó con la cabeza sin pensarlo.
—¡No puedo hacer eso, Tom! ¡La fiesta está al límite! ¡Te odiarán a ti y a mí sí les cortamos la diversión ahora!
—¡Me importa una mierda! — durante toda esa conversación no me separé de Bill en ningún momento. No se movía, solo tenía los brazos cruzados, abrazándose así mismo con la cabeza agachada mientras yo prácticamente lo arrastraba hasta las bocinas para desconectarlas de forma brusca, y de inmediato me di vuelta en dirección de mis invitados. — ¡SE ACABÓ LA PUTA FIESTA! ¡LOS QUIERO A TODOS FUERA DE MI CASA!
—¡Cálmate, Tom!
—¡No! ¡LARGO DE MI PUTA CASA! — incluso empujé a Blaz a penas habló y fue suficiente para que entendiera que hablaba en serio, levantando los brazos a modo de rendición, aunque ya algunos comenzaban a irse entre murmullos y con malas caras, no hizo mucha falta que él hiciera algo. Mi pecho subía y bajaba con rapidez, dándole una pequeña mirada a Bill antes de hacerle una seña a Blaz. — … encárgate de que no quede nadie en la casa, por favor.
Dicho eso acompañé a Bill hasta su habitación, sin detenerme a verlo una vez más hasta que entramos y en seguida me dió un débil empujón para separarse de mi cuerpo, jalando aire con la boca lleno de desesperación, como si no pudiera respirar en lo más mínimo.
Entonces lo pude ver… estaba como nunca antes creí verlo.
Parecía estar en pánico, con la respiración agitada, la mirada perdida, temblaba un poco y noté la fina capa de sudor en su piel brillante mientras sus manos se apoyaban entre su pecho y cuello. Mierda, era mi culpa.
—Bill… perdón. — me acerqué con lentitud hasta él y apoyé mis manos en sus hombros, haciendo que se siente sobre la cama. Vaya, si que era un estúpido. — tranquilízate, hermano, respira conmigo, ¿Si? Inhala… exhala.. — repetí lo mismo durante varios minutos, intentando que su respiración no estuviera tan agitada y sosteniendo sus manos entre las propias.
Sus ojos estaban fijos en los míos, creí que después del mal rato que le hice pasar no me haría caso, pero lo estaba haciendo.
Su respiración era más tranquila aunque seguía sin relajarse, aunque en un momento apoyé mi mano en su pecho y noté sus latidos acelerados. Llevábamos más de diez minutos en eso, aún no se calmaba, al contrario, lo veía cada vez más exaltado. — vas bien, Bill, tranquilo… ¿Esto te había pasado antes? — negó de inmediato, notablemente asustado. — no te preocupes, para no haberlo vivido antes lo estás haciendo perfecto… ya vas mejorando, ¿Necesitas algo más? ¿Cómo te sientes?
—Me… me duele mucho el… estómago.
—¿Tienes náuseas? ¿Sientes que vas mejorando? — negó con la cabeza nuevamente. — está bien, no importa, sigamos con lo de la respiración, ¿Si? Vas bien, bebé, no te preocupes, si sientes algo más, dímelo. — me separé de él para ir en busca de un vaso de agua, pero de inmediato su mano se aferró a mi brazo, haciéndome agachar la cabeza para verlo.
—No… no te vayas…
—No me iré, Bill, aquí estoy. — murmuré, regresando lentamente a su lado para que su agarre se aflojara, y como dije, no me separé de él durante casi cuarenta minutos, estuve dándole ánimos, preguntándole constantemente si se sentía mejor y procurar no hacer movimientos bruscos o tocarlo demasiado.
Conseguí que me dijera cual era el problema luego de un rato insistiendo con discreción, y como supuse era por tener a personas cerca suyo y también por no poder moverse con facilidad.
Finalmente pude lograr que se relajara, toda la noche me quedé a su lado, logré que se quedara dormido y yo estuve sentado a su lado, cuidando que no volviera a ponerse igual.
No pensaba dormirme, estuve despierto durante horas, viéndolo en silencio y dejando cortas caricias sobre su cabello. Descubrí que eso le gustaba cuando no se quejó por sentirme, o bueno, no hasta que alejé mi mano, ahí si que me hizo regresarla.
Para lo único que me separé de él fue para quitarme la gorra y la banda de la frente. Me amarré las rastas sobre la cabeza y finalmente me volví a sentar a su lado hasta que no aguanté más el sueño, me quedé dormido.
Definitivamente no fue buena idea lo de la fiesta, salió mal, pero de nuevo estuvimos en la misma habitación y me dejó estar cerca suyo. De cualquier forma…
No volvería a intentar este plan.
Continúa…
Por cierto, hubieron algunos cambios en el capítulo y cosas agregadas, la verdad me costó mucho volver a escribirlo porque me daba pena ajena… JAJAJAJA espero les guste.