
Fic TWC de Nathaly Kaulitz
Capítulo 7
Durante el desayuno, Simone los miró alternativamente. A diferencia de Bill, que tenía los ojos vacíos, Tom estaba tan feliz que no fue capaz de contener la risa que escapó de sus labios cuándo le preguntó el motivo de su alegría.
Debajo de la mesa, Tom sostuvo la mano de Bill con fuerza y empezó a juguetear con ella, mientras que con la otra apartaba los mechones de cabello que caían ligeramente sobre la frente de Bill y los regresaba a su lugar.
Era un acercamiento muy íntimo que normalmente nunca se veía. Simone pensaba que era Tom quien estaba pasando por un momento difícil, sin embargo, fue sorprendente que su hijo mayor, que solo sabía preocuparse por sí mismo, también pareciera angustiado. A juzgar por el ambiente, parecía que sentía un gran sentido de responsabilidad por lo sucedido. La mujer, que se encontraba orgullosa por la interacción entre sus dos hijos, habló con un rostro brillante.
— Ayer fui a la habitación de Tom, pero él no estaba allí. Bill, ¿Ustedes dos durmieron juntos en tu habitación?.— Bill no supo qué responder ante la repentina pregunta.
—Sí, y hoy, de nuevo quiero dormir con Billy en su habitación.— Respondió Tom, que estaba sentado muy cerca de él.
— Parece agradarte mucho tu hermano Tom.
— ¡Sí! Billy es el mejor.— Respondió alegremente.
Su madre se sentía muy complacida con el comportamiento de Bill, que solo escuchaba en silencio. Ella creía que de esa manera sería más fácil para Tom el recuperar su memoria.
— Bill, ¿Está todo bien?.
— Sí, todo bien.— Respondió Bill con un suspiro mientras levantaba su cuchara.
— Entonces, sal con Tom hoy, llévalo a algún lugar.— El movimiento que hacía la cuchara sobre la sopa se detuvo mientras Bill observaba a su madre con ojos interrogativos. Sin embargo, ella siguió hablando de forma muy natural.— Debe haber algún lugar al que solían ir cuando eran cercanos. Ya sea la escuela primaria, la academia o el parque. El ir de aquí para allá debería ayudarlo a revivir sus recuerdos.
¿Cómo podría poner resistencia ante la precisión silenciosa que ejercía su madre sobre él?
— De acuerdo.— Bill respondió sin más, mientras volvía a revolver la sopa.
— Te daré una tarjeta, así que vayan al centro comercial y compren lo que quieran.
— Ajá.
A pesar de la respuesta insensible, Simone no lo culpó en absoluto. Cuando vió a Bill y Tom llevarse bien, la conmovió la idea de que los hermanos que se habían tratado como extraños durante la última década, finalmente habían vuelto a su forma original.
Bill, que entró en su recámara después del desayuno, se sentía exhausto, tan pronto como entró a la habitación, Tom lo besó, y Bill lo empujó rápidamente para evitar que se produzca algún sonido. Gruñó.
— Para Tom. Prometiste no hacer esto.
— Pero…besarte se siente muy bien.
—No sabes lo que es un beso …
— Sí sé. Lo hicimos por la mañana en la ducha.
— Bueno, la atmósfera era diferente. Ahora no estoy de humor.
Tom, que aprendió a masturbarse y a dar besos, estaba completamente absorto en el secreto que compartía con Bill, el cual sus padres no sabían. No conocía otra manera de resolver su deseo sexual más que el que Bill le había enseñado, y ahora usaba ese método sin parar. En cada oportunidad que tenía, metía su mano en los pantalones de Bill para tocar su miembro y frotarla con la suya, y cuando sus ojos se encontraban, lo besaba y chupaba su lengua.
Después de lo que pasó anoche en el baño, tocó su cuerpo y lo besó hasta que volvió a salir el sol. Para ser honestos, a Bill no le disgustaba que Tom se sentara en medio de sus piernas, amasando y chupando su pecho mientras frotaba sus penes. Georg tenía razón cuando dijo que no era una persona normal, después de todo, en lugar de pensar con el estándar moral de «¡No podemos hacer esto entre hermanos!», su primer pensamiento fue «Oh, carajo, se siente tan bien».
Ya que habían cruzado la línea de todos modos, ¿no sería mejor dejar que Tom hiciera lo que quisiera? Entonces, incluso si los recuerdos de el regresaran, no podría hablar de esto con nadie porque era en gran parte responsable de haber llegado hasta este punto. Siendo alguien tan inteligente, no se atrevería a decirle a nadie lo que había estado haciendo mientras no estaba bien mentalmente, fingiendo que nada de eso ocurrió. Ahora que era prácticamente un niño, estaba bien con eso, pero en el momento en que regrese a ser un adulto, tendrá que afrontar las consecuencias de lo sucedido. ¿No es eso lo que hacen los adultos?
Exceptuando que era su hermano menor, Tom, que no podía mencionar nada incluso si su memoria volvía, era el mejor candidato para resolver su frustración sexual.
Era un hombre, y también alguien con quién compartía la misma sangre. Para una persona ética y moralmente correcta, esas dos barreras nunca podrían haber sido cruzadas, pero desafortunadamente, Bill no era una persona que siguiera las reglas de la sociedad.
— ¿Adónde vamos a ir hoy?.— Pregunto Tom.
Si quisiera discutir sobre la moral, todos los años que había vivido como le había plácido hubieran tenido que ser inspeccionados.
— ¿Uh? ¿Billy?.— Tom se sentó en la cama y acomodó a Bill entre sus piernas. Después de hacerlo apoyarse en su pecho, le preguntó, lamiendo sus orejas y tanteando entre sus pantalones— ¿Podemos ir a un parque de diversiones?.
— ¿Quieres ir a un parque de diversiones?.— Dijo Bill y estiró la mano para tocar suavemente una de las rastas de Tom, y como si el toque fuera bueno, Tom empezó a sonreír.
— Sí. Recuerdo que en el día del niño fuimos ahí y comí churros contigo. Quiero volver a comerlos.
— Ese Día del Niño fue hace 10 años.— Pensó Bill.
Echó la cabeza hacía atrás hasta quedar completamente presionado contra el espacio entre el hombro y el cuello de Tom. Acercó sus labios a su hermano menor, quien inclinó la cabeza siguiendo el movimiento de Bill. A una distancia muy cercana donde podían sentir el aliento caliente del otro, hicieron contacto visual. La mirada en los ojos de Tom ya no parecía tan inocente como hace un momento.
A diferencia del colorido ambiente anterior, donde un niño inocente hablaba sobre comer churros en un parque de diversiones, en esta erótica atmósfera, Tom parecía reaccionar más por instinto que por razón.
— Hagamos algo más emocionante que ir a pasear y vamos a comer algo más delicioso que unos churros.— Sonrió Bill con malicia.
La mirada de Tom se desplazó naturalmente hacia los labios entreabiertos de Bill.
Pensaba que el beso en el baño se le había quedado grabado en la memoria.
Tom agachó la cabeza sin cuidado, los labios se presionaron con fuerza y se acomodaron en un ángulo donde rozaban ligeramente sus narices, que tenían una forma muy similar.
Era un poco lamentable que actuará como si fuera un experto, abriendo los labios y sacando la lengua como lo hizo Bill en el baño. Ese fue el comienzo de un lento y silencioso beso.
A Tom le gustaba más la lengua de Bill que los parques de diversiones y los churros.
Bill pensaba que su hermano menor solo estaba haciendo lo que le había enseñado, pero ahora suponía que también había adquirido experiencia sexual sin saberlo.
Empezaba a pensar que, después de todo, besarse como un hábito no era tan incómodo.
— Hey, Tomy, ¿quieres quedarte en casa conmigo hoy y hacer algo más divertido?.— Bill gimió suavemente contra la lengua que lamía su mandíbula y murmuró con una voz jadeante.
Podía oír al diablo de su imaginación empujando las palabras por su boca y cuando más lo hacía, más se divertía. Se sentía como un niño haciendo una travesura, un sensacional y mal comportamiento que no podía ser corregido.
Tom miró el rostro de Bill sin comprender y preguntó como si estuviera poseído.
— ¿Qué haremos en casa?.
— Algo divertido.
— ¿Algo divertido? ¿Jugar Lego?.
— Mucho más divertido que eso. Pero, en cambio, debes mantenerlo en secreto de nuestros padres.
— ¡Me gusta guardar secretos!.
Bill se levantó después de morder ligeramente los labios de Tom.
— Voy a ir a una farmacia por un momento.
— ¿Ahora?.
— Sí, mamá y papá se irán pronto al trabajo, y todavía quedan cuatro horas para que la tía venga, así que lo compraré antes.
— ¿Qué vas a comprar?.
Bill sonrió mientras tomaba su billetera.
— Condónes.— Observando a un confundido Tom parpadear porque no sabía qué era un condón, Bill sacó un encendedor y un cigarrillo junto con su billetera.— Volveré pronto.
La vida de un adulto era dura. Deseaba decirle a su hermano menor: «Tom , incluso cuando vuelvas a tus sentidos, trata de soportarlo por ti mismo». Realmente se interesaba en el cuidado del niño, así que no había hecho nada malo, y si algo había empezado a salir mal, por supuesto que era culpa de Tom, quien teniendo un estado mental tan inocente, mantenía un cuerpo demasiado caliente.
Cuando Bill se fue, haciendo un gesto con la mano hacia su hermano menor, Tom, que había estado mirando la puerta cerrada en silencio, se reclinó en el cojín de la cama y sonrió tranquilamente.
—Sí Bill, no tardes mucho.— Era una cara que no se avergonzaba en absoluto por las decisiones y acciones de Bill.
Continúa…
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