El rey 7

Fic TOLL de JasonPeace

Capítulo 7

—Thomas, ¿querido?

Tom bajó la cabeza al oír la voz de su madre. Realmente no quería hablar con ella en ese momento.

— ¡Thomas!— su madre entró a su oficina. —Finalmente. No te he visto desde hace casi dos días. No estabas en el desayuno o la cena de ayer. Tampoco en el almuerzo de hoy con nosotros. ¿Qué has estado haciendo últimamente?

—Eh, nada. He estado leyendo estas legislaciones que se han ido acumulando en mi escritorio por un tiempo— Tom se encogió de hombros, esperando a que ella se fuese. Decidió no cenar con sus padres porque no quería verlos – se sentía culpable por mentirles, así que trató de evitarlos y decidió comer en su habitación.

—Estoy tan contenta de que estés retomando tus deberes reales de nuevo, mi amor, pero nos gustaría verte un poco más a menudo. ¿No quieres tomarte un poco de tiempo para cenar con nosotros hoy?— Ella pidió con dulzura. —Sabes lo débil que está tu padre y le encantaría verte un poco más seguido.

‘Oh Demonios, me está manipulando con la culpa…‘ Tom pensó con amargura.

—Por supuesto que lo haré, madre. — Sonrió amablemente.

Una vez que su madre se marchó, Tom gimió en silencio y hundió el rostro en los papeles de su escritorio. No quería cenar con sus padres que siempre se peleaban de todos modos. No es que ir a casa con ese horrible marido fuese mejor, pero aun así, estar aquí era casi peor.

Tal vez sólo debería escaparse… Pero entonces su madre se molestaría de nuevo. Estupendo.

De mala gana, Tom salió de su oficina, hasta el patio donde sus escuderos estaban entrenando lucha con espadas. Antes de que fuera coronado rey, siempre había estado aquí con ellos, pasando sus días entre duelos bobos y paseos de aventura en tierras extranjeras, pero todo eso se había detenido una vez que se había convertido en rey, y ahora era rara la ocasión donde hacían algo juntos; Tom echaba de menos aquellos días.

—Señor— Gustav bajó la espada cuando lo vio acercarse y Georg siguió su ejemplo inmediatamente.

— ¿Cómo podemos servirle, Majestad?— Gustav se inclinó ligeramente.

—Basta— Tom murmuró débilmente —Estoy tan aburrido en el palacio y estoy temiendo esta noche… Tanto porque tengo que comer con mis padres y mentirles a la cara, y luego porque tengo que ir a ‘casa’ con mi príncipe— el rey se quejó patéticamente.

—Vamos, mi rey— Georg  se rio, dándole una palmada en el hombro. —No es tan malo. Sus padres sólo quieren saber cómo ha estado últimamente. Con todo este tema del ‘rey Pico de Tordo’ que está pasando, se preocupan por usted.

—¡Ah! ¡No me lo recuerdes! —Tom se quejó en voz alta; todavía odiaba a Bill por haberle apodado así.

—¿Cómo está su alteza del infierno de todos modos?— Preguntó Georg un poco preocupado.

—Realmente no lo sé, pero estoy muy contento de haber cenado aquí anoche porque él me hubiera dejado morir de hambre si no hubiese sido de esa forma— se quejó Tom.

—¿Tal vez él no sabe cocinar?— Georg se encogió de hombros.

—Por supuesto que no sabe cocinar— Gustav rodó los ojos y fijó sus gafas. —Él es un príncipe, no una ama de casa, ¿por qué sabría cocinar?— razonó. —Creo que necesitamos ayudarle con eso o va a terminar muriendo de hambre en esa casa.— reflexionó lentamente.

—Sí, en caso de que no ha muerto de hambre ya.— Tom asintió pensativo.

—Pero, ¿cómo le enseñamos? ¿Cuál de nosotros sabe cocinar?

Ambos Gs menearon su cabeza, y por supuesto Tom tampoco lo sabía, siendo rey y todo eso.

—Ok, pues, ¿qué hacemos?— Preguntó Tom débilmente.

— ¿Le podemos pedir ayuda al cocinero real? Tal vez él pueda escribir algunas recetas fáciles o algo… — sugirió Gustav. —Georg, ustedes se conocen, ¿verdad? ¿No podrías preguntarle?

—¿Pero por qué los necesitas Georg? ¿Acaso de repente te interesa cocinar o qué? —Tom preguntó con escepticismo.

—Claro que no— Gustav, siempre inteligente, rodó los ojos de nuevo. —Simplemente le dirà que a mi madre le encantarían unas recetas de él, pero por favor sólo algo simple, y eso es todo.

—Estupendo. Ve a hacer eso. Necesito las recetas para esta noche cuando me vaya —Tom dio instrucciones, y después de guardar sus cosas, Gustav siguió su camino a la cocina.

— ¿Y si eso no funciona? ¿Si se niega a cocinar? —El rey expresó sus preocupaciones a Georg mientras recuperaba la espada que Gustav había guardado; había pasado bastante tiempo desde que había tenido un buen duelo con Georg.

—Entonces se morirá de hambre— Georg simplemente se encogió de hombros, obviamente no muy preocupado por el bienestar del príncipe.

— ¡Pero yo no quiero que se muera de hambre! … Creo —Tom añadió en voz baja. —¡En guardia!— Sonrió, lanzándose a Georg quien lo eludió con facilidad.

—Estoy seguro de que va a cocinar antes de que se muera de hambre, nadie es tan orgulloso… creo. Y hay que practicar un poco más, mi rey — se rio cuando Tom trató de atacar de nuevo, pero Georg fácilmente lo bloqueó.

—No seas muy duro conmigo, ha pasado un buen tiempo— Tom rio. —Es sólo que no quiero que le pase algo malo… Y siento que no estoy progresando en lo absoluto— el rey suspiró mientras perezosamente cruzaban espadas; realmente tenía que practicar un poco más si quería tener una oportunidad contra su escudero.

—Sólo han pasado unos pocos días – mejorará. Es un gran cambio para él. El pobre probablemente quiere morir en este momento… ¿Han llegado a conocerse un poco, por lo menos? — Georg preguntó con cuidado, sabiendo que estaba entrometiéndose en la vida privada del rey, pero a Tom no le molestaba para nada; no tenía secretos de sus escuderos.

—No— suspiró con desaliento, evitando una hincada de Geo y tratando de atacar de nuevo, pero no llegando lejos. —Hablamos apenas dos palabras. Me odia.

—Por supuesto que sí – usted es responsable de su miseria – pero al menos podría intentar ser su amigo. Demuéstrele que usted está tratando y que no lo está haciendo sentir miserable intencionadamente. A pesar de que indirectamente es así… pero no le diga eso —Georg terminó con una sonrisa.

Tom sonrió un poco. —Si bien, pero ¿cómo puedo hablar con él? He intentado establecer una conversación un par de veces pero él solo me ignora o me grita… Tal vez debería decirle quién soy y-

—¡Absolutamente no! ¡Hemos llegado hasta aquí, no podemos dar marcha atrás! —Georg se negó, golpeándolo con tal fuerza que Tom se tambaleó hacia atrás, tropezando con los sacos de arena que construyeron la pared del campo de formación.

—¡Ah! ¡Mi Rey! — Georg jadeó horrorizado, corriendo hacia él para ayudarlo a levantarse.

—Ya basta— Tom rodó sus ojos con una mueca, empujando su mano y saltando hacia arriba para retornar el ataque. Georg sólo rio, evadiéndolo fácilmente de nuevo.

—Estoy hablando en serio, mi rey. Si queremos alguna posibilidad de éxito, tenemos que seguir con el plan. Solo compórtese encantador como siempre, y estará bien —sonrió.

—Encantador… Claro. —Tom murmuró secamente. —Porque eso ha funcionado a las mil maravillas hasta ahora.

&

Después de que Bill comió su almuerzo de papas, volvió afuera para ver lo que la cabra estaba haciendo. Al parecer, la vida de cabra no era muy interesante, porque el animal estaba vagando por los campos de los alrededores, comiendo.

Eso no fue tan emocionante como Bill había esperado. ¿Qué iba a hacer aquí todo el día?

Aburrido, miró alrededor del jardín que tenía la pequeña choza de madera, el huerto, la casa, y la pequeña área en frente de la vivienda donde había ordeñado la cabra. Detrás de la casa se encontraban unos árboles, y el pequeño complejo estaba rodeado de prados verdes que se estrechaban a unos cientos de pies antes de terminar en el bosque por todos los lados.

El bosque que pertenecía al rey Pico de Tordo… ‘Si me hubiese casado con él, sería mío…

Bill cerró los ojos y respiró profundamente. Esa parte de su vida había terminado y nunca volvería. El campesino había estado en lo cierto: Ahora solo era Bill, ya no era un príncipe.

Abatido, vagó fuera del jardín y se sentó en medio de la hierba, pensando en qué hacer. En los últimos días aún había estado negándose – había estado furioso y quería matar a ese maldito trovador – pero ahora sólo estaba triste.

Odiaba esta vida y no sabía cómo lidiar con ella. Todo estaba sucio, no había comida, no había sirvientes, no había ni una sola cosa buena – ni siquiera tenía alguien con quien podía hablar. No es que hubiera querido eso antes, pero ahora que no tenía la opción, se sentía solo. Y sabiendo que esto era todo lo que su vida sería desde ahora en adelante, era casi insoportable.

Tristemente, envolvió sus brazos alrededor de sus rodillas y hundió la cabeza; quería morir. ¿Cómo había su vida llegado a esto? Estaba sucio, cansado y sin esperanza o perspectivas para el futuro.

Y así quedó sentado en el césped, llorando en silencio abrazado a si mismo, esperando a que se hiciera de noche, hasta que… ¿hasta que qué? Hasta que ese horrible marido suyo llegara a casa y… ¿y luego? Irían a la cama, y mañana el mismo día se repetiría.

Ese pensamiento solo trajo una nueva ola de lágrimas a sus ojos. Tal vez sólo debería suicidarse o algo – acabar de una vez por todas. Pero, ¿cómo se mataba a sí mismo? ¿Por lo menos tenían un cuchillo afilado por aquí? Probablemente no…

Ni si quiera puedo suicidarme adecuadamente,’ pensó miserablemente.

Suaves pasos lo alertaron y se quedó en silencio. ¿Era el trovador? ¿Ya había vuelto y lo acababa de ver llorando? De ninguna manera iba a permitir que ese mendigo estúpido lo viera así! Bill quería patearse por ser tan tonto y sentarse en medio del césped de esa manera, llorando patéticamente.

Los pasos en la hierba se acercaron lentamente y se detuvieron frente a él justo cuando había tragado las últimas lágrimas, limpiando sus ojos con su manga antes de levantar la cabeza con orgullo.

Sin embargo, no era el trovador delante de él, si no la cabra.

—¡Ah! ¡Cabra! —Bill gimió débil, aliviado de que no fuese su marido.

—¿Qué quieres?— Él se quejó una vez que su alivio fue reemplazado por el enojo de haber sido alarmado.

La cabra no dijo nada, y simplemente mordisqueo la hierba a sus pies.

—Cabra— lloriqueó tristemente, agarrando a la cabra por el cuello y tirando de ella acercándola para un abrazo.

Olía raro. Olía a cabra. Pero no le importaba en este momento, porque quería a alguien para abrazar y la cabra tendría que hacerlo. Dio unos balidos de objeción, pero muy pronto se quedó en silencio; si era porque quería compartir el dolor de Bill o porque Bill le estaba apretando tan fuerte que el pobre animal no tenía suficiente aire, no estaba claro.

—Tu vida apesta totalmente… Teniendo que vivir aquí sola…— Bill murmuró en voz baja, sin saber si realmente estaba hablando de la cabra o de sí mismo.

—Y ahora estoy sentado aquí hablando solito como un loco… Oh, ¡mira! ¡Todavía lo estoy haciendo!

La cabra le dio una mirada extraña mientras se separaba, pero permaneció en silencio.

—Pero yo no soy tú… ¡yo no voy a renunciar y dejar que la gente haga lo que quiera conmigo!— Le dijo determinado a la cabra.

— ¡No voy a ser el sirviente de ese maldito mendigo! ¡Se puede cocinar sus propias patatas estúpidas o lo que sea! —terminó con rabia, levantándose y dirigiéndose de regreso a la casa.

Si ese mendigo realmente pensaba que Bill iba a cocinar, limpiar, cortar leña y cualquier otra cosa para él, se iba a llevar una sorpresa desagradable. Bill estaba decidido a dominar esta vida, pero sólo para sí mismo, para que él pudiera vivir en este lugar horrible por sí mismo. Con la cabra.

—Cabra, ¿dónde estás?— Bill gritó por su hombro. La cabra seguía de pie en el campo, mirándolo.

—¡Ven aquí, cabrita!— Llamó con dulzura; la última vez la cabra había respondido bien a eso.

Un poco indecisa, la cabra le siguió hasta el jardín y le dio un balido expectante.

—Sí, mehhh —dijo Bill con una inclinación de cabeza. —Vamos a darte un nombre. ¿Cómo te gustaría llamarte?

La cabra no parecía tener ninguna preferencia porque no dijo nada.

—Bien entonces, ¿qué hay con Cabra…?— Preguntó Bill lentamente.

—Creo que Cabra suena bien.

Cabra no tenía ninguna objeción a la denominación.

—Ok, ¡Cabra será entonces!— Bill dio unas palmadas emocionado; esta vez Cabra solamente le dio una mirada extraña, pero no se fue corriendo. Obviamente Cabra estaba acostumbrándose a sus palmadas.

— Ahora voy a ir adentro para leer porque soy vago, y tú ve a comer algo. Nos vemos más tarde, Cabra —. Bill asintió a la cabra, y luego entró a la casa.

Continúa…

Gracias por la visita, no olvides comentar.

admin

por admin

Administrador del sitio

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Content is protected !!