
Fic TOLL de Nathaly Kaulitz
Capítulo 32
By: Bill
Hay un extraño sentimiento en mi interior, no sé qué hacer, solo me limito a observar al chico mientras siento mis piernas temblar.
— Creí que correrías a mis brazos o algo así. — Dice aquel, volviendo a comer de mi yogurt.— Pero creo que no soy bienvenido aquí.
Tom suelta un suspiro, dejando las bolsas a un lado.
— Eres bienvenido, Geo. — Dice y tengo que voltear a verlo porque realmente no entiendo esta situación. El castaño sonríe, triunfante. Luego le doy un vistazo a su muy bien formado cuerpo y debo de decir…
Que es espectacular y estoy celoso.
Tom camina varios pasos, tranquilo, termina por abrazarlo y el tal Geo le corresponde al instante, cerrando sus ojos y disfrutando del agarre de mi novio sobre su piel.
— ¿Él es Bill, cierto?. — Parpadeo sorprendido, Georg camina hacia mí en cuanto Tom le da la afirmación.— ¡Mírate!, ¡Tom ha hablado mucho de ti!, ¡que pequeño eres!.
Pero…
¡¿Quién demonios es este sujeto?!.
¡¿Y por qué se pasea por toda la casa casi desnudo?!.
Doy un ligero brinco en mi lugar al sentir sus frías manos en mi vientre, se ha inclinado para sonreír en esa dirección.
— Hola pequeñín, soy tu tío Georg ¿puedes oírme desde ahí adentro?.
— Oye, creo que estas tocando demasiado.— Habla Tom molesto tomándolo del brazo para jalar de él y apartarlo. — Lo siento, Bill, él es Georg, somos primos.
— Que bonito eres Bill, como es que estás con una bestia como Tom Kaulitz.
— Geo y yo somos compañeros de ring también, entrenamos juntos y todo eso, pero el niño decidió irse de vacaciones.
— Me voy unos meses y cuando vuelvo ya vas a tener un bebé, es que no puedo dejarte solo un minuto. — Niega divertido. — Es un placer conocerte al fin, Bill.
— Igualmente.
Su sonrisa es tan encantadora que no puedo evitar sonrojarme ante él. Tom frunce el ceño.
Escucho a Tom decirle a su primo que puede sentirse como en casa a pesar de que ya ha dejado claro que se siente así. Unos minutos después escuchamos la tv encenderse y comprendemos que se ha puesto cómodo en el sofá.
Yo, por otro lado, comienzo a sacar cosas de la bolsa mientras las manos de Tom me sujetan de las caderas, pegando su cuerpo al mío mientras deja cortos besos en mi cuello.
— Detente.— Una risa traviesa se escapa de sus labios.— Tom, hablo en serio, no estamos solos.
— Eso ya lo sé.
El roce de sus dedos comienza a tocar la piel de mi vientre y se adentra descaradamente por el interior de mi ropa.
— ¿No crees que es divertido?.
— ¿Te volviste loco?. — Pregunto de forma divertida. — Georg podría escuchar.
— Si, ¿y?.— Ladea la cabeza. — Que escuche, de hecho, sería encantador que todo el mundo en este edificio pueda oírte, no sabes lo encantador que es.
— ¡Tom!.— Una risa sale de lo profundo de su garganta y finalmente se aparta levantando sus manos.— Sólo ordenemos esto y ya.
— ¿Quieres ayuda con algo, Billy?.— Georg se pone rápidamente de pie en cuanto me ve hacer lo mismo.
— Descuida, solo iré a tomar una ducha.
Georg vuelve a sentarse, me mira algo dudoso y luego le envía una rápida mirada a Tom, quien parece entenderlo.
— Te acompaño.
— ¡Tom!.
— No te avergüences de nada, Bill.— Georg se pone de pie. — Ustedes dos son pareja, conociendo a Tom va a seguirte a todos lados donde vayas para que nada malo ocurra.
Lo veo ponerse su abrigo con tranquilidad.
— Saldré a ver a alguien, ustedes pueden tener todo el sexo que quieran.— Georg parece más feliz con esa idea.
— N-nosotros no…
— ¡Gracias! — Se apresura a decir Tom.
Ni siquiera me quedo a despedirlo, solo me limito a adentrarme al baño para desvestirme y finalmente meterme en la ducha.
El agua caliente hace que mi cuerpo se relaje casi al instante, es una agradable sensación a decir verdad. El vapor pronto inunda el baño y yo me limito a quedarme quieto debajo del agua.
— No te libras de mi tan fácil.— Susurra Tom abriendo la ducha mientras sus ojos se pasan por todo mi cuerpo.
— No pensaba hacerlo. — Respondo ante su voz.
También se ha metido a la ducha, toma el jabón y lo desliza con cuidado por toda mi espalda.
— Tu piel es tan blanca y suave.— Susurra y deja que el agua me enjuague.— Eres perfecto.
Deja uno que otro beso ahí y luego continúa pasando el jabón por mi cuerpo.
— No me gustan.— Menciono algo triste.
— ¿Por qué no?.
— Porque la gente me a criticado por años por la forma de mi piel, mi apariencia, mi forma de vestir incluso mi forma de hablar… — Hago una pausa.— Demasiado afeminado para ser un hombre.
— No me importa lo que digan los demás. — Susurra sobre mi oído. — Para mí eres el chico más hermoso que e visto en mi vida.
¿Cómo puede ser tan dulce y sexy a la vez?
— Tom
— ¿Hmm?.— Sus manos están sobre mí cintura, su mentón se apoya en mi hombro esperando que diga algo. La fina llovizna de la ducha nos empapa por completo.
— Estoy muy feliz de tenerte en mi vida.— Susurro y lo siento alejarse de mi, así que inconscientemente me he girado.
Sus brazos me toman con fuerza, sus labios se estampan contra los míos mientras el agua sigue cayendo sobre nosotros.
Mi corazón se acelera y mi respiración se agita cuando sus manos comienzan a tocar todo mi cuerpo.
— ¿L-lo haremos aquí?
Tom se aleja, enarcando una ceja.
— Bill Trumper, ¿Quieres tener sexo en la ducha?
— Y-yo…
— Mierda.— Maldice. — Que bien te ves sonrojado.
— Deja de ser un idiota arrogante Tom.— Una sonrisa se dibuja en sus labios.
— Pero quieres que este idiota arrogante te coja tan duro asta que puedas ver las estrellas, ¿No?.— Deslizo mis manos por su abultado pecho, sus ojos me miran con atención mientras bajo con algo de timidez hasta que me detengo en su pelvis. — ¿Quieres tocarme?. — Pregunta abiertamente y todo mi cuerpo tiembla. Él jamás ha tenido una pizca de vergüenza.— Sabes que puedes hacer lo que quieras conmigo.— Dice y peina mi cabello mojado hacia atrás. Paso mi lengua por mis labios, quiero tocarlo, quiero hacerlo pero mi timidez no me lo permite.— Déjame ayudarte con eso. — Susurra y toma mi mano para ponerla sobre él. Suelto el aire retenido, sintiendo mi corazón bombear sangre por todo mi cuerpo.
Un suspiro ronco sale de sus labios, me mira directamente a los ojos mientras intento ser bueno en esto, pero lo cierto es que soy tan tonto que ni siquiera puedo concentrarme.
Él pide permiso para tocarme, y acepto sintiendo todo mi cuerpo entrar en calor de la pena que me ha dado.
Acerca sus labios a los míos pero nada pasa, nuestras bocas atrapan los gemidos del contrario, de una forma tan sexy e inesperada que comienzo a acostumbrarme a esto. Entonces lo obligo a detenerse y él se aleja sin problema.
Apenado dejo que el agua siga mojándome mientras desvío mi vista a mis pies, una muy mala idea ha que he notado la gran erección que ambos tenemos.
— Cariño… — Levanta mi mentón, dejando un delicioso beso en mi boca.— Estoy muy feliz de estar a tu lado.
Le doy la espalda, pegando mi cuerpo al frío azulejo, obligo a sus manos a tocarme y él accede con cuidado. Un jadeo se me escapa, pasa sus dedos por mi entrada y los aparta casi al instante.
— Estas mojado.— Dice, puedo notar la diversión en su voz. — Tan mojado y ni siquiera es por el agua.
Mis mejillas arden.
— Tom.
— Dime, cariño.
— Me gusta estar contigo…
— Amor.— Dice. — No puedes decirme estas cosas cuando estoy a punto de cogerte.
Deja besos en mi espalda, hombro y cuello. Siento sus dedos adentrarse en mi, miles de escalofríos me recorren, me sujeto a la llave del agua mientras él promete hacer un desastre conmigo. No sé qué se vuelve más ruidoso, si el sonido del agua golpeando fuertemente el piso o el cuerpo de Tom chocando con el mío. Jadeo y suelto gemidos altos, ni siquiera soy capaz de ocultarlos.
— Te amo. — Dice una y otra vez sobre mi oreja. — Te amo, te amo, te amo.
Tiemblo, aferrándome a su cadera mientras mi otra mano sigue sujetándose de la llave. Sus movimientos son bruscos, sé cuánto se contiene para no lastimarme pero aquello me encanta, cada marca, cada moretón, cada agarre, anhelaba eso.
— Yo también te amo, Tom.
Continúa…
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