
Notas: Esto está basado en la película Gladiator (2000). Bill como Cómodo, Tom como Lucilla y Willem (Bill 2010 era) como Máximo.
Fic Toll de Namyukaulitz
Capítulo 1
Aurelius no quería ser un mal padre, sin embargo, nadie puede ser realmente perfecto. Y su hijo menor, Bill, era la prueba de eso, aunque su otro hijo mayor por dos años que Bill, Tom, era noble y amoroso, un buen prototipo para heredar el poder, pero que desgraciadamente no podía, debido a que había nacido como un doncel, los donceles eran tan limitados y oprimidos como las mujeres, por lo que no podría gobernar, así que su única opción era nombrar como emperador a Bill.
Pero él no estaba seguro de eso, ya que Bill no tenía las cualidades para gobernar. Nunca sería un buen gobernador, por más que lo amara, no podría hacerle eso a su imperio.
Podía ver en Bill algo oscuro, algo que estaba envenenado dentro de él.
Por lo mismo, no veía correcto cuando su hijo Bill, observaba con ojos de algo más a su hermano. Aurelius estaba seguro de que Bill nunca percibió como un hermano a Tom, lo miraba como un doncel para amar. No dudaba que los sentimientos de su hijo hacia su hermano mayor fueran puros, sin ninguna malicia, pero no estaba correcto.
Pero para cuando Bill tenía doce años, Aurelius ya contemplaba la idea de casar a Tom con un hombre, porque ya estaba por cumplir quince años y por ende estaba en edad de buscar formar una familia o mandarlo a otro lugar, lejos de Bill.
Fue en ese momento donde apareció un muchacho. Él le llamó «El extranjero» debido a que no era romano.
El extranjero, un muchacho de apenas diecisiete años recién cumplidos, llegó al palacio con la intención de convertirse en guerrero y servir al emperador, debido a su actitud rápidamente se ganó el aprecio de Aurelius, pero no solo de él, sino también de Tom.
Aurelius lo supo desde un principio, que la chispa que nació entre su hijo mayor y el extranjero se volvería una fogata intensa. Estaba feliz, pues creía que su hijo había encontrado al indicado, con quien formaría una familia.
Pero había alguien que claramente no estaba de acuerdo con aquello. Bill. Quien a pesar de su corta edad de doce años, podía notarlo y sobre todo sentirlo. Que alguien le robara la atención de su hermano lo quemaba por dentro. No quería compartirlo, quería su amor únicamente para él. Por lo mismo explotaba en cólera cuando Tom le cancelaba ir al río ya que se vería con alguien más.
Y fue cuando llegaron los rumores. Tom era un promiscuo, que tenía diversos amantes.
Tom no se inmutaba por los cuchicheos de la gente cuando pasaba, no le importaba, estaba seguro de que él amaba a un sólo hombre, a Willem, el extranjero. Lo amaba, era la luz de su vida, por lo mismo quería casarse y formar una familia cuando Willem terminara su entrenamiento como guerrero.
Ya faltaba poco para que Willem terminara sus dos años de entrenamiento, pero, los rumores terminaron afectando la relación de ambos jóvenes. Pues Willem terminó por creerlos. Así que creyendo que él no era el único amante del príncipe Tom, al día siguiente de terminar su entrenamiento, se marchó, no hubo una despedida aunque fuera devastadora, sólo hubo silencio.
Tom se levantó a primera hora, cuando aún el sol no terminaba por salir, con el cielo azul, se dirigió al lugar donde él y Willem solían verse. No podía contener su emoción, ese día le pediría a Willem que pidiera su mano al emperador, su padre, para que pudieran casarse, pero pasaron las horas y el ahora guerrero nunca llegó.
Fue cuando le informaron: Willem se había marchado para volver a su tierra natal, con la idea de casarse y formar una familia con una mujer de su tierra.
Tom lloró, se dejó caer sobre el piso con el corazón roto. Sin comprender cómo había sido tan fácil para Willem abandonarlo.
Pero a los días, todavía con el corazón destrozado, comenzó a sentirse mal y lo supo de inmediato.
Estaba embarazado, lo podía sentir. Aquello no hizo más que hacerlo sentir peor.
Tom estaba arrodillado sobre una fuente de mármol, en uno de los tantos jardines del palacio, dejando salir sus lágrimas mientras pensaba en Willem y en lo que haría ahora, si antes solo eran rumores, sobre su supuesta promiscuidad, ahora habría una verdad, y esa era que tendría un hijo sin estar casado, le traería vergüenza a su familia.
—Tomi —la voz de su hermano menor, lo hizo levantar la cabeza para verlo.
—Ah, Bill… —Tom se apresuró a limpiarse el rostro, pues no quería que su hermano lo viera llorar.
El azabache lo miraba con pena, tenía una mano detrás de su espalda, la cual mostró mientras se acercaba a su hermano mayor, dejando ver un ramo de diversas flores improvisado.
—No te ocultes, Tomi. Te he escuchado llorar desde mis aposentos, no me gusta verte así —Bill se puso a su altura y le dio el ramo. —Busque las flores más bonitas sólo para ti.
Tom no sabia que decir, pero ante el gesto del menor, no pudo hacer nada más que recibirlo mientras sonreía débilmente y unas lagrimas más se deslizaron por su rostro, lágrimas que Bill se encargó de limpiar con una de sus manos, para luego besarle la mejilla con cariño.
—Gracias, eres muy dulce —Tom extendió los brazos y abrazó a su hermano.
Bill se aferró a su cintura y dejó su cabeza sobre el pecho del mayor, intentando transmitirle todo su amor.
—¿Por qué lloras, Tomi? ¿Te duele algo? ¿Quieres que llame al medicus imperial? —preguntó preocupado el menor, luego de unos segundos abrazando a su hermano.
Tom negó con suavidad.
—No me duele nada —respondió el doncel.
—¿Entonces qué te sucede? —Bill se apartó del abrazo, sin alejarse de su hermano. —Me duele verte tan triste, si alguien te ha hecho daño te prometo que lo mataré, sólo tienes que decírmelo, Tomi —continuó hablando con la seguridad que únicamente un hombre podría tener, aunque Bill solo tenía catorce para ese momento, tomando una de las rastas doradas de Tom, acariciándole el cabello.
Tom apretó los ojos y agacho la cabeza.
—Dime que tienes, Tom…—insistió el azabache.
—Yo lo siento mucho, soy una vergüenza para nuestro padre y para ti —masculló Tom, comenzando nuevamente a sollozar, llevándose una mano al vientre.
Bill abrió los ojos en grande, entendiendo que sucedía, sintió una mezcla de celos y rabia, pero también ganas de proteger a Tom.
—Estoy en cinta —terminó por decir Tom, esperando que Bill dijera algo negativo o afirmando que era una vergüenza, pero, no hubo rechazo, en cambio, Bill puso una mano sobre la suya posada en su vientre.
—¿No sabes quien es el padre, verdad? No tienes que negarlo… Sé lo que dicen, pero no me importa que seas promiscuo, yo aun así te amo y te voy a cuidar todavía más ahora —afirmó Bill con seguridad.
Tom no negó nada, de nada serviría decir que sabía quien era el padre, pues eso solo lo haría ver como alguien que fue usado y luego abandonado, preferiría quedar como un promiscuo que quedó embarazado de uno de sus tantos amantes.
Bill se acercó a su rostro y le besó ambas mejillas.
—Te voy a proteger de todos, incluso de nuestro padre si quiere hacerte algo por estar en cinta sin tener un esposo, y tu bebé nunca necesitará de un padre, porque yo voy a estar aquí para ti y para él o ella —continuó el menor.
Bill había sido el primero en enterarse de su embarazo y que le dijera aquella palabras, hacía sentir un poco reconfortado a Tom, al menos tenía el amor incondicional de su hermano menor a pesar de estar embarazado con dieciséis años y sin tener un esposo.
Pero evidentemente aquel embarazo no podía quedarse como un secreto, tarde o temprano el resto de las personas se darían cuenta, por lo que Tom sentía que lo más correcto era decírselo a su padre.
En otro contexto, Aurelius hubiera estado muy feliz, pero su hijo Tom era un doncel soltero, que tendría un hijo que nacería fuera del matrimonio, eso haría que muchas personas bajarán más el honor de su hijo, por lo que, no tuvo más que buscarle un marido a su hijo, aunque él estaba seguro de quien podría ser el padre del hijo de Tom, no podría hacer nada.
Así fue como Tom tuvo que contraer matrimonio con Tiberius Octavianus, un senador viejo de sesenta años, quien aceptó el matrimonio más como una forma de subir de estatus, que realmente de tener una pareja con quien formar una familia.
Bill había explotado frente a su padre cuando fue anunciado el matrimonio, pero Tom le había asegurado de que él nunca amaría a su esposo, sólo era por las apariencias, eso dejó más tranquilo al menor, aunque no del todo. Sabía que al ser esposos, Tiberius podía hacer con Tom lo que quisiera aunque el propio doncel no lo quisiera…
Continúa…
¿Y qué les ha parecido el primer capítulo? No olviden dejar un comentario 🙂