
Administración: Ha regresado nuestra querida Namyukaulitz, con sus temas para público especial. Si no te has dado cuenta, por favor vuelve a leer las advertencias de la ficha y con los ojos bien abiertos (sin mente virginal) vuelve para disfrutar de esta lectura.
Fic TOLL de Namyukaulitz
Capítulo 1: Desconfianza
Escuchó las risas escandalosas detrás de él, lo cual lo hicieron desconcentrar de su libro, por lo que de mala gana volteó a ver de dónde provenía aquel escándalo, y ahí estaba de nuevo él.
Sus ojos maquillados de negro estaban entrecerrados, mientras soltaba otra risa. Aunque desde su distancia no lograba escuchar de qué hablaba aquel grupo, podía intuir que quien llamaba su atención había dicho o hecho algo que les causara gracia a todos.
Se limitó a ver desde lejos, como siempre, ver desde la distancia a ese chico del cual sabía una que otra cosa, como su nombre.
Bill.
Bill había llegado de un día para otro a la universidad, y aunque una nueva cara en el lugar pasaba desapercibida como todas, con él todo había sido diferente. Estaba en la facultad de Literatura Francesa, por más que a estándares de Tom, no luciera como alguien que estudiara eso, pues Bill era excéntrico, llamativo y glam, como una estrella de rock. También era muy atractivo, un rostro perfilado, mandíbula marcada, labios carnosos que casi siempre formaban esa estúpida sonrisa que Tom encontraba inquietante. Era como si ocultara algo detrás de toda esa fachada, un chico guapo, amigo de todos, amable, atento y cordial, era casi perfecto… Y eso no le causaba seguridad a Tom.
—Lo miras como un león mira a su presa antes de comérselo —bromeó Eva, sentándose a su lado.
Aún con esa voz que claramente le hablaba a él no apartó su mirada, hasta que Bill se dio cuenta de que había alguien más, aparte de su grupo de amigos, que lo observaba, por lo que giró sus ojos hacia Tom, quien ante ello, se giró rápidamente, evitándolo y sintiéndose atrapado.
Eva levantó la mirada hacia donde miraba Tom, y sonrió, levantando su mano para saludar.
—Él es muy raro… —expresó Tom, volviendo a enfocarse en su libro.
—Yo creo que es muy interesante, es muy inteligente —respondió la castaña, bajando su mano y apartando su mirada de Bill, para ver al de trenzas.
Tom frunció su entrecejo y curvó su boca hacia abajo al escucharla.
—Oh, no me digas que te has puesto celoso, Tomi. —Eva soltó una risita coqueta, tomando una de sus trenzas, enrollándola en su dedo, jalándolo hacia ella para depositarle un beso en su mejilla.
—No estoy celoso, es sólo que, todos piensan que él es increíble y nadie se da cuenta de lo extraño que es, siempre está sonriendo, siendo amable y encantador, tiene amigos en casi todas las carreras cuando no lleva ni siquiera tres meses aquí. ¿No te parece inquietante? —Tom intentó explicarse ante la mirada y sonrisa de Eva. —Cumple con el perfil de un psicópata…
—Wow… ¿Qué más descubrió, psicólogo Tom? —inquirió Eva, tomándolo poco en serio.
—¡Eva, hablo en serio! ¡No estoy loco! Varios asesinos seriales han sido descritos como él, seres carismáticos, ángeles caídos del cielo, pero las personas como él siempre ocultan algo, él no es normal. —Tom esperaba que al menos Eva le creyera un poco, pero se daba cuenta de que no, por lo que se dio por vencido soltando un suspiro.
—Oye, no es que dude de tus capacidades como estudiante de psicología, pero, ¿pensar así de un chico que solamente es él mismo? ¿No crees que sería más preocupante si él fuera problemático? ¿Qué golpeara a cuanta persona se le pusiera enfrente? —Eva fue acortando distancia con Tom conforme hablaba. —Estudiar los perfiles de asesinos para ese proyecto te dejó demasiado paranoico, ¿no?
No se apartó, de hecho, no estaba incómodo con la cercanía de Eva.
—Mira, yo he estado hablando con él…
En ese momento, Tom se alejó un poco, viéndola fijamente, claramente celoso.
—¿Qué? Por… ¿Por qué? —balbuceó Tom, consternado.
—¿No que no estabas celoso? —preguntó en medio de otra risita poco audible. —Pero, sí, no pude evitarlo, es demasiado llamativo. Fue en la biblioteca, no hablé mucho con él, pero me di cuenta de que es alguien muy culto —contó Eva, desviando su mirada al recordar tal encuentro—. No es un psicópata, Tom, sólo es un chico, así como tú eres uno, dos chicos completamente normales.
Tom no estaba contento con eso, y dirigió su mirada a otro lado.
—No te pongas así, yo nunca cambiaría a alguien como tú, eres perfecto desde el hueso hasta la epidermis —continuó Eva, tomándolo del mentón para hacer que la viera, apretándolo de esa zona.
—¿Te han dicho que como doctora coqueteas muy raro? —pronunció por fin Tom.
—Sólo coqueteo contigo, así que es la primera vez que me lo dicen —contestó, robándole un beso de sus labios—. Bien, tengo que volver a clases, pero ya será hora de almuerzo, así que te traje algo —anunció la castaña, sacando algo de su bolso, un recipiente de plástico con una tapa hermética.
—Oh, no debiste…
—¿Qué no puedo tener detalles lindos contigo? Es pechuga de pollo a la plancha con ensalada, como te gusta. —Eva vio la hora en el reloj de su muñeca—. Uy, llego tarde, nos vemos luego, Tomi.
—Gracias —Tom sonrió ligeramente—. Nos vemos luego, Eva.
Eva terminó de despedirse para irse con prisa a la facultad de medicina.
Al quedarse solo, Tom vio lo que Eva había preparado para él, totalmente encariñado con la chica.
Ella y él se habían conocido desde que ambos iniciaron sus respectivas carreras, su peculiar amistad había escalado muy rápido, y ahora, se encontraban en algo que Tom consideraban confuso, pues seguían siendo amigos, aunque también hacían cosas de novios, muchas veces había querido aclarar las cosas con Eva, pues ella sí le gustaba y mucho, pero ella le daba largas, y en un momento Tom pensó que sólo estaba jugando con él, sin embargo, Eva no parecía fijarse en alguien más que no fuera él, por lo que creyó que ella sólo le daba largas porque quería concentrarse en su carrera, que luego podrían ser algo más. Por lo que de cierta manera, estaba acostumbrado a recibir detalles de Eva, comida que ella le preparaba, pues ella ya vivía sola y según lo que le había contado, a veces hacía de más, cosa que Tom creía pues, cuando se iba a quedar a su departamento, notaba que Eva no era buena con las cantidades.
—Debería invitarla a cenar este fin de semana —masculló Tom.
&
Después de almorzar, Tom se dirigió a la biblioteca, pues el libro que estaba leyendo era de tal lugar, y ya era hora de devolverlo.
Entró e iba a dejar el libro con la vieja bibliotecaria pero ella no se encontraba, tenía que dárselo personalmente a la mujer o sino podrían acusarlo de haberse robado el libro.
—Tsk, tiene que estar por aquí, ¿no? —Tom hizo su cabeza hacia atrás, con pocas ganas de buscarla, pero tenía que hacerlo, así que se adentró en el lugar, entre los pasillos para encontrarla, pues ella siempre estaba por ahí como un ratón, en medio de libros y más libros.
Mientras caminaba, abrió el libro, para asegurarse de que no dejaba alguna nota importante en medio de las páginas, distraído en eso, no se percató de que se acercaba a alguien que estaba en uno de los pasillos.
Hasta que se golpeó contra esta persona, provocando que soltara su libro y la otra persona igual.
—Ay, disculpa… Yo. —Tom levantó la cabeza para poder disculparse mejor con quien había chocado, encontrando esos ojos maquillados—. Lo siento mucho —murmuró, agachándose para recoger los libros de ambos.
Sus ojos se abrieron un poco al ver el título del libro de Bill. “¡Viven!”, leyó con rapidez, antes de que el azabache tomara el libro por su cuenta.
—No pasa nada. ¿Estás bien? —inquirió Bill, restando importancia a los libros.
Tom tragó saliva, tomó su libro y se enderezó.
—Sí, estoy bien, sólo no me fijé que estabas ahí, perdona —explicó con la mirada agachada Tom, sin ánimo de querer verle.
Bill sonrió.
—No sabía que te interesan ese tipo de historias —soltó Tom, levantando su mirada para volver a encontrarse con los ojos del contrario, unos ojos profundos color café oscuro, examinando su mirada.
Bill levantó las cejas haciendo que su sonrisa desvaneciera, un poco sorprendido por el comentario.
—¿Te refieres al libro? —cuestionó Bill, volviendo a sonreír. Tom asintió.—Es una historia muy interesante, sobre todo tomando en cuenta que es algo real y no ficción. ¿Por qué?
—Sólo me llama la atención, no tiene nada que ver con tu carrera…
—¿Con mi carrera? ¿Cómo sabes qué es lo que estudio? —Bill ladeó su cabeza, curioso por el de trenzas.
Tom se dio cuenta de cómo había quedado, y rápidamente negó.
—Alguien lo mencionó por ahí, creo, no lo recuerdo —contestó Tom, intentando negar cualquier idea equivocada de que podría hacerse el contrario—. Eres popular, lo sabes, ¿no? Todos hablan de ti.
Bill asintió, totalmente consciente de ello, y sintiéndose muy satisfecho por eso.
—¿Tú eres amigo de Eva, cierto?
“Amigo”, Tom asintió derrotado.
—Sí… Creo que Eva me ha hablado de ti en algunas ocasiones. ¿Tom, verdad? —continuó Bill, cruzándose de brazos y acercándose con una lentitud que Tom no notó, hasta que ya estaba demasiado cerca.
Tom iba a responder, hasta que prestó atención a lo que dijo Bill. “¿Ocasiones?” Eva le dijo que sólo habían hablado una vez…De inmediato se sintió confundido e incómodo.
—Sí, lo soy —confirmó después de unos segundos—. Sabes, tengo que irme, estoy buscando a la bibliotecaria y de seguro ya está en su escritorio.
Tom no esperaba que Bill dijera más, así que pasó a su lado sin verle.
—Ella es una chica linda, es muy suave y dulce. Eres muy afortunado, Tom —agregó Bill a lo último.
Cuando Tom se detuvo, volteó su cabeza para ver a Bill, quien sólo le dio una mirada acompañada de la misma sonrisa.
—Gracias —murmuró tan bajo, que incluso dudo por un momento si Bill lo escuchó.
Se sintió incómodo, inclusive pudo sentir como una gota de sudor se deslizó por su frente en ese momento, apartó su mirada de Bill y continuó su camino.
Con el corazón acelerado, se preguntaba qué acababa de pasar, caminando con prisa hacia la salida de la biblioteca, luego podría volver allí…
Continúa…
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