Ojos oscuros 5

Fic Toll de Nathaly Kaulitz

Capítulo 5

Tom había tomado su mano, entrelazándola con la del menor que no dijo nada, Bill estaba debatiendo en sus pensamientos en si en creerle o negarse a ser lastimado, no había tenido una relación antes y el temor lo invadía.

La noche había caído, los ojos de Tom habían cambiado y no volteaba a ver al menor que sostenía, ese también era un miedo para el mayor, que se asustara cuando lo viera, así no que volteaba y solo esperaba en llegar a casa.

Cuando llegaron, Bill no soltó su mano pero cuando quería verlo a los ojos, el mayor miraba a otra parte y no podía ver esos hermosos ojos marrones, no lo soltó y el mayor lo llevo a su habitación.

Entraron a su habitación, pero no encendieron las luces, para Bill se le hacía un poco extraño, Tom cerró la puerta y ahora estaba a oscuras, se puso detrás de él abrazándolo de la cintura.

Metio su mano dentro de su camisa, quería tocar esa piel tan suave, para Bill eran cosquillas pero cuando el tranzado empezó a besar su cuello y acariciándolo con sus labios, esas cosquillas se convirtieron en sensaciones que antes no había sentido.

— T-TOM… — Gimió su nombre, el mayor sonrió sabiendo que le gustaba lo que hacía a su niño.

— Me gustas, eres demasiado hermoso.— Le susurraba en su oído, su aliento acariciaba su oreja dándole un cosquilleo.

Seguía acariciando su abdomen y subiendo sus caricias a sus pezones, eso fue extraño para Bill pero cuando acaricio y masajeaba esa área, un gemido salió de sus labios, no podía creer que ese sonido haya salido de él.

Lo recostó en la cama, que aunque estuviera a oscuras el cuarto Tom podía verlo claramente, le gustaba ver las mejillas sonrojadas, esos labios entre abierto dejando salir aire de ellos, sus ojos entre abiertos perdidos, buscando al mayor.

Beso su cuello y lo lamia, esas sensaciones que recorrían su cuerpo, su respiración subía cada vez más, cuando llego a sus labios que besaba queriendo devorarlos, Bill trataba de seguirle pero no podía, hacia el intento.

— Serás solo mío. — Decía entre beso y beso, el joven asentía.

— S-si… Ahh…

Prosiguió dándole placer al chico debajo de él, quería que fuera suyo y le daría todo lo que estuviera en sus manos, le quito la corbata y desabrocho su camisa del uniforme, pudo ver esos hermosos pezones rosado.

Bajo besando su cuello hasta llegar a ellos, primero lo beso y después los lamio escuchando los gemidos que salían de esos hermosos labios.

— Nhm… Ahh…

Se daba cuenta que su cuello y esos pezones eran su debilidad, le gustaba escucharlo sabiendo que él era el que le daba ese placer, esperando años para poder hacerlo suyo, ahora lo estaba haciendo.

Cuando le robo ese beso, que se sorprendió cuando lo hizo, viendo que lo había sido un pequeño beso y él estaba muy avergonzado, era tan tierno.

Muchas sensaciones que sentía en ese momento dejando su mente en blanco, suspiraba tratando de regular su respiración pero cada vez que tocaba su piel con esas grandes manos, su corazón latía más rápido y dejaba de pensar algo coherente.

— Y-ya… — Trataba de protestar pero las palabras no salían.

— Todo está bien. — Lo tranquilizaba.

Cuando dejo de recorrer cada centímetro de su abdomen, bajo más hasta llegar a esos pantalones, le quito el cinturón y desabrocho el botón, bajando lentamente ese cierre.

Quito con mucho cuidado sus pantalones viendo ese bóxer blanco, sus ojos brillaron más cuando vio esa pequeña erección, se acercó y acaricio su pene por arriba del bóxers.

— ¡Ahh…! Nhm… Mmm… — Bill trataba de hablar, se sorprendió cuando sintió que lo estaba tocando, algunas veces el se había tocado, no le gustaba pero cuando lo hizo Tom, fue puro placer y esa sentimiento que no sabía que era antes, pero ahora sí que lo sabía… —Amor.— Susurró llamando la atención del mayor.

La ventana estaba abierta, pero las cortinas la tapaban, el frío viento de la noche hizo presencia levantando las cortinas, la luz de la luna y las luces de afuera, entraron por la ventana, Bill quería ver a la persona a la que se entregaría, así que abrió sus ojos para poder verlo.

Hasta que, Lo vio.

Esos ojos eran completamente oscuros, tan brillosos con la luz de la noche, en vez de sentir miedo y alejarse de esa cosa que estaba en su cama, se reincorporo de la cama, Tom se sorprendió y veía lo que hacía, el menor se acercó a él y besos sus labios, dejándose llevar por las sensaciones que sentía en ese momento, se iba a entregar a ese hombre que estaba encima de él.

— Quiero…. Ser t-uyo. — Susurró en sus labios, esas caricias que sentía su aliento acariciando sus labios.

Las caricias que le daba el mayor en sus piernas, un cosquilleo que recorría todo su cuerpo le deban el deseo de juntar su cuerpo con el tranzado y jamás separarse. Tom lo volvió a acostar, de vez en cuando el viento aparecía y movía las cortinas que entraba la luz, viendo que de un momento a otro, el mayor ya no tenía camisa, observando cada parte de ese cuerpo trabajado, sus ojos brillaron cuando pudo apreciarlo.

—… Hermoso… — Susurró Bill y se tapó la boca, pensó que lo había pensado pero lo había dicho.

— Tu eres hermoso. — Quito sus manos y lo beso, recorría cada rincón de su cuerpo. Acariciaba sus brazos, sus piernas, su abdomen y esa espalda, su piel era tan suave que le daba miedo a Tom romperlo.

Bajo su bóxers y lo aventó a otra parte, masturbando el sexo del menor, que gemía por lo alto pero con los besos no dejaba tanto.

— Mmm… Ahm… Mhn…

— Me gustas.— Se lo repetía, pensando que el menor no le crería. Puso sus dedos en los labios de Bill, cuando el menor lo sintió, le beso pero nada más eso, no sabía que pretendía. — Lámelos Bill.— Le susurro en su oído.

Bill sin entender abrió su boca lentamente, sacando su lengua y lamiendo esos dedos largos, con su mano sostuvo su muñeca y con la otra acariciaba su mejilla, la luz que entraba por la ventana iluminaba el rostro del mayor, le sonreía mientras jugaba con esos dedos.

Cuando Tom sintió que estaban bien humedecidos, besos sus labios que lo distraía, acaricio con sus dedos la entrada del menor y con su otra mano, masturbaba el miembro.

Cuando menos se lo espero, empeño su dedo dentro del orificio, que al principio fue incómodo y el mayor se dio cuenta, masturbándolo más rápido para que olvidará lo incomodo de ese dedo.

Noto que se iba relajando y le seguía el beso, gimiendo entre besos que le daba el mayor, cuando noto que ya su dedo entraba y salía de el sin ser incomodo, metió el segundo dedo, ese sí que había dolido, se quejó.

— N-no… No, me duele… — Sus lágrimas salían.

— Respira — Trataba Tom de tranquilizarlo y cuando noto que se relajaba de nuevo, empezó a moverlo.

Sacando sus dedos y penetrándolo con ellos, abriéndolos para dilatar más rápido su entrada, el menor solo gemía ya no siendo tan molesto esos dedos.

— ¿Te he lastimado?.— Pregunto, sintió como respuesta una caricia que le daba.

— No… Sigue. — Contesto.

Saco sus dedos, abrí más las piernas del menor, se desabrocho el pantalón y bajo el cierre, se lo bajo un poco llevándose consigo el bóxers, enseñando su miembro que deseaba desde hace mucho salir.

Palpitaba y se veían esas venas, sobresaliendo, cuando Bill lo vio se sorprendió pensando que eso no entraría.

— Todo saldrá bien .— Dijo Tom, con mucho temor el menor asintió.

— B-bien…

Se acercó más a la entrada del chico, puso la cabeza del pene en la rosada entrada, empujo un poco y el menor empezó a respirar más rápido, su corazón latía sin control y alarmas en su cabeza le decían que no podía seguir.

Para distraerlo de esos pensamientos, Tom volvió a besarlo y cuando vio que solo estaba concentrado en los besos, empujo cada vez más, el chico gemía y se quejaba por el tamaño que entraba en si orificio.

— ¿Y-ya? — Pregunto pensando que estaba toda dentro de el.

— Falta — Contesto Tom con la respiración entre cortada, era difícil hablár, cuando sentía tanta excitación, todos esos años deseando el cuerpo pequeño, imaginando lo que se sentiría al estar dentro de el.

Pero para Bill era mucho el dolor que sentía, pensando en que se desgarraría o no podría resistir más, el mayor empezó a mastúrbalo, sintiendo dolor y placer, dominando el cuerpo de Bill.

Tom siguió empujado cada vez más y más le era difícil entrar, cuando estuvo por completo dentro del pequeño, suspiro, su interior era tan caliente y apretado que le encantaba.

Seguía besando sus labios para que el chico se acostumbrara al tamaño, cuando se dio cuenta que el niño no se quejaba, empezó a moverse. Sacándolo despacio y entrando hasta el fondo.

— Nhm… ¡Ahh…! — Lo encontró, Tom sonrió cuando encontró la próstata de su niño.

— Es aquí… — Jadeo y siguió con las estocadas.

Con el paso del tiempo, las hacia cada vez más rápidas y fuertes, pegando en el punto del menor que gritaba por tanto placer que recibía, no sabía que podía sentir tanto, se sentían muy feliz y más el mayor, estaban conectados y ese amor crecía y crecía cada vez más cuando el chico pronunciaba su nombre o gritaba pidiendo más.

— Y-ya… No a-aguanto… — Como pudo dijo eso, pensando que solo saldría más gritos.

— Está bien… — Tom jadeo y siguió penetrándolo más duro y rápido, sus respiraciones estaban irregulares, tomo con sus manos el pene de Bill y lo masturbaba más rápido.

— ¡Ahhhh…! Mmm… — Bill se vino en la mano del mayor, aprentando el pene de Tom y viendo su expresión cuando se venía dentro de él, esa esencia caliente aventando en sus paredes, una sonrisa cansada apareció en los labios del menor.

— Ahora eres mío… — Fue lo último que escuchó Bill antes de quedarse dormido de lado.

Tom se acomodó detrás de él y vio esa runa que se remarcaba en el costado de su costilla, aparecía como si fuera un tatuaje, era dolorosa pero el cansancio lo había derrotado y se había quedado dormido, significaba solo una cosa, ese chico tenia dueño, un demonio.

Continúa…

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por Nathaly Kaulitz

Escritora del Fandom

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