Sin miedo a nada 4

Fic TOLL de lyra

Capítulo 4

Sin abrir los ojos todavía, se estiró en la cama y rodó por ella hasta quedar de espalda. Llevaba despierto hacía ya unos minutos, pero se encontraba muy cómodo y calentito, más junto a ese cuerpo cálido que descansaba a su lado.

Abrió los ojos al sentir como su aliento le rozaba la piel desnuda del brazo. Giró la cabeza y vio como su compañero se daba media vuelta suspirando en sueños. Estaba tapado con la sábana hasta el cuello, y no se lo pensó dos veces. Alargó una mano y levantó una esquina de la sábana, pero vio con sorpresa que llevaba puesto una camiseta y el pantalón de un pijama.

Hasta su nariz le llegaba un dulce aromas a almendras y levantando de nuevo la mano cogió un mechón de ese oscuro pelo y se lo llevó a los labios aspirando. Había cierta humedad en el, señal de que había sido lavado no hacía mucho y aún no se había secado.

Lo soltó con pesar y se sentó en la cama, en la que él aún continuaba desnudo. Miró a su alrededor hasta vislumbrar un pequeño despertador en una mesilla. La pequeña pantalla iluminada le mostraba que eran las 7 de la mañana. En otras circunstancias, si se encontrara en su propia cama se volvería a la cama y trataría de dormir un par de horas más.

Pero en esos momentos, lo que más quería era escabullirse antes de que se despertara su compañero. Se levantó con cuidado y le arropó de nuevo. Rodeó la cama y recogió sus ropas de la silla en las que las dejó bien colgadas.

Se vistió en silencio sin apartar los ojos de la cama, aún extrañado por su anterior comportamiento, sin saber con certeza si había hecho o no el amor, pues no podía llamarse así al hacerlo de esa manera.

Se recogió de nuevo el pelo que se soltó para dormir más cómodo, cogiendo la goma que llevaba en su muñeca y se colocó la gorra. Se sentó para calzarse cuando algo le llama la atención. Dentro de una de sus playeras había un fajo de dinero. Lo sacó y lo contó. Era una buena cantidad, más de lo que se podía permitir su nuevo amigo.

Le miró con pesar dispuesto a dejar el dinero sobre la mesilla, pero le vio gemir en sueños y se le acercó corriendo. Se inclinó sobre su cuerpo y le puso una mano en el hombro sin despertarle, mordiéndose los labios porque se moría por saber que le estaba pasando, que estaba soñando para que una dolorosa expresión le recorriera el rostro.

Esperó unos minutos hasta que le sintió relajarse bajo su contacto y suspirar de nuevo. Se incorporó y sin pensárselo dos veces separó un par de billetes y dejó sobre la mesilla el resto. Al verle tan indefenso solo se le ocurrió una manera de ayudarle, era algo tonta pero le hacía ilusión hacerle un regalo, un pequeño detalle. Solo se quedó con lo que necesitaba, tenía algo ahorrado pero no era bastante.

Terminó de calzarse y sin hacer ningún ruido salió del apartamento con una idea fija. Esa misma tarde le haría una visita en su lugar de trabajo. Iría antes de que abrieran, para poder pasar un raro más con él y con un poco de suerte hacerle sonreír al menos una sola vez.

.

Se pasó toda la mañana viendo escaparates, hasta que al fin dio con algo que nada más verlo le llamó la atención. Era un colgante en forma de estrella, parecía que Bill no había tenido mucha suerte en la vida y parecía necesitarla. Ya se la imaginaba colgando del cuello de Bill brillando en todo esplendor mientras el entraba y salía de su cuerpo gimiendo…

Entró en la tienda y tras flirtear con la dependienta logró que se la rebajara y se la envolviera en un sobre de plata que llevaba en esos momentos en el bolsillo de su sudadera también nueva.

Recordó las palabras que le dijo la noche anterior, que nunca lograría pasar de la puerta con las pintas que llevaba. Tras comprarle el regalo regreso a casa, donde su madre ya estaba levantada y preparada para comenzar a trabajar, cosiendo un saco de ropa que le habían llevado el día anterior. Le dio los buenos días con un beso en la mejilla y se encerró en su habitación.

Su madre nunca le preguntaba porque llegaba tarde o a donde iba. Les daba la libertad que quería, era un buen chico y podía confiar en él…si ella supiera…

Suspiró y se dio una ducha rápida cambiándose de ropa. Salió de su habitación y entró con sigilo en la de su hermanastro, que dormía a pierna suelta a pesar de ser ya las 11 de la mañana. Rebuscó entre sus cosas hasta dar con lo que buscaba. En una pequeña cajita plateada Andreas guardaba el dinero que no entregaba en casa. Le quitó un par de billetes sin ningún remordimiento y salió de nuevo de la casa, despidiéndose de su madre hasta la noche o más tarde.

Entró en una tienda de marca y se compró una sudadera y una gorra nueva que se puso en ese mismo instante. Y con su nuevo aspecto se fue al bar que tenía su único y mejor amigo, Gustav. Le solía echar una mano cuando le fallaba el nuevo camarero que había contratado, pero en esa ocasión no hacía falta, y se pudo sentar en una esquina de la barra para perderse en sus pensamientos mientras disfrutaba de una cerveza.

— ¿Qué haces? —preguntó Gustav a su amigo—¿Qué dibujas?

Pestañeó como si saliera de un sueño y le miró sin entender. Su amigo le señaló la servilleta y bajó la mirada a ella. No se había dado cuenta, pero llevaba media hora ensimismado. Había cogido una servilleta de papel y con un bolígrafo había estado garabateando inconscientemente. Se fijó mejor y vio que era el dibujo que le descubrió tatuado en el cuello a su amigo la noche anterior.

Antes de que pudiera decir algo, Gustav le cogió la servilleta y la miró con más atención, para dirigirle luego una mirada cargada de reproche que no entendió para nada.

— ¿Qué pasa? —preguntó encogiéndose de hombros.

—Sabes que somos amigos y que no me meto con tu forma de vida, pero estás pisando un terreno muy peligroso—dijo Gustav mirándole fijamente.

—Sigo sin entenderte—replicó Tom cruzándose de brazos.

Gustav resopló y se sentó mejor en el taburete que tenía tras la barra. Por lo visto su amigo no sabía nada y le tocaba a él explicarle lo mejor que podía el lío en el que se estaba metiendo.

—No me importó que ayer me dieras plantón, sabía que te habría surgido algo muy importante…—empezó a decir Gustav.

—Estaba con un cliente—cortó Tom incómodo.

—Lo sé, lo sé. Solo que… ¿por qué fuiste a ese club? —preguntó en voz baja Gustav.

— ¿Club? ¿Qué club? —repitió Tom pensando que su amigo se había vuelto loco.

—Este, el del símbolo—explicó Gustav agitando ante sus ojos la servilleta.

— ¿Conoces el significado de este símbolo? —preguntó Tom quitándosela de las manos—Lo llevaba un chico…

—En su nuca, ¿verdad? —terminó Gustav por él la frase.

Tom asintió en silencio. Cada vez estaba más perplejo, no sabía que su nuevo amigo trabajara en dos clubs distintos, y que ese fuera tan misterioso.

—Son las iniciales de un club que hay en la parte alta de la ciudad, muy selecto—explicó Gustav en voz muy baja—Se llama The Hell, y solo te puedo decir que si has estado ahí has debido de pagar un alto precio.

—The Hell…—repitió Tom en un susurro.

—Como lo oyes. Este símbolo marcan a sus mejores….”trabajadores”, por llamarlos de alguna manera—relató Gustav poniéndose más cómodo en el taburete—Por lo que he podido averiguar, es un club de muy mala fama. Se dice que cogen niños de la calle, sin familia que los pueda reclamar. De momento solo les hacen trabajar en cosas fáciles…mamadas, quiero decir. Cuando llegan a cierta edad venden su virginidad, y es entonces cuando son marcados de por vida.

Tragó con dificultad al escuchar sus palabras, recordando lo que Bill le contó la noche anterior. Le dijo que era huérfano y que cuando le adoptaron fue lo peor que le podía haber pasado. También recordó que le dijo que le hicieron pagar por haberle adoptado, y que fu un precio muy alto….

En esos momentos no entendió a que se refería, pero su amigo se lo acababa de contestar. Pagó un alto precio con lo más preciad que tenía, siendo aún un niño. Ahora comprendía el miedo que le mostró cuando se le acercó en la cocina, solo que no acababa de comprender porque a pesar de eso le pidió que se acostara con él.

Si estuviera en su situación, no dejaría que nadie le tocara, aunque…tal vez era porque lo necesitaba…se encontraba solo y desamparado, quizás solo buscaba compañía, pasar un buen rato…

Continúa…

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por lyra

Escritora del Fandom

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