Verdadero 1

Notas de lyra: Este fic se me vino a la mente tras ver las imagenes de Bill con el diseñador de moda Wolfgang Joop (aqui le he «rejuvenecido» unos 10 años, no le queria tan viejo al pobre)

*y ya pensando y pensando pues me acorde de una película que vi basada en una novela que de momento no voy a decir para no desvelar acontecimientos.

Fic TOLL de lyra

Capítulo 1

Sus padres nunca pensaron que cuando le regalaron su primera cámara de fotos iba a convertir a su hijo en un buen fotógrafo. Pero Tom Kaulitz era un chico que obtenía todo lo que se proponía. Aplicado en sus estudios, dedicaba su tiempo libre a estudiar todo lo relacionado con el mundo de la fotografía y con 20 años ya era un experimentado fotógrafo que con el paso del tiempo iba camino de convertirse en uno de los mejores.

Por eso le extrañó que Robert Miller, el famoso diseñador se le acercara en uno de sus desfiles y le diera su tarjeta sin preguntarle quien era. Le dijo que le quería ver al día siguiente en sus oficinas, y hacía allí se dirigía a primera hora de la mañana.

Las oficinas de Robert Miller se encontraban en uno de los mejores edificios de Berlín, en pleno centro. Él tenía un modesto apartamento al otro lado de la ciudad, no era gran cosa pero estaba bien. Lo compartía con un compañero de trabajo, Andreas, que aspiraba a ser modelo.

Le había conocido en una de sus salidas nocturnas y ya la primera noche terminaron en la cama. Él era así, no pasaba una noche en la que no saliera. Siempre había una fiesta de trabajo a la que acudir llena de modelos en busca de un fotógrafo que los descubriera.

No le decía que no a nadie, ya fuera chica o chico. Con Andreas era algo distinto, llevaba ya un mes compartiendo apartamento con él. Lo que empezó como un rollo de una noche se convirtió un rollos esporádicos y como no tenía donde ir, le dio pena y le ofreció una habitación, aunque casi siempre terminaban compartiendo su cama.

Se ayudaban mutuamente, Andreas se ocupaba del apartamento cuando él trabajaba y a cambio él le fotografiaba ampliando así su book de fotos. Ya desde el primer momento le hizo algún que otro desnudo, eran sus especialidades. Tras acostarse juntos, no había ninguna clase de timidez entre ellos.

Por eso, desde que le dijera donde iba a buena hora de la mañana no se le había despegado de los talones tras levantarse de la cama.

—¡Robert Miller!—gritó Andreas saliendo tras él—Pero… ¿sabes quién es?

—Un famoso diseñador, lo sé—contestó Tom entrando en el baño.

—Es el mejor—apuntó Andreas—Tiene una agencia de modelos, podrías llevarle mi book a ver que tal…

—Voy a una entrevista de trabajo, espera primero a ver si me lo dan—murmuró Tom tratando de mantener la calma.

—Seguro que si—asintió Andreas con firmeza—En cuanto vean tus obras de arte se arrodillarán a tus pies rogándote que trabajes con ellos.

Sonrió ante su comentario. Era bueno, para qué negarlo. Suspiró y entró en la ducha, si no se daba prisa llegaría tarde y no estaría bien visto.

—Te voy preparando el desayuno—dijo Andreas dejándole al fin a solas.

Corrió a la cocina y mientras que Tom se duchaba y vestía preparó café y un par de tostadas.

—Se nos ha acabado el café, lo compro luego cuando salga—dijo Andreas ofreciéndole una taza nada más entrar por la puerta—¿Necesitas algo más?

—No, gracias—contestó Tom bebiendo su café.

Cogió una tostada que se comería por el camino y se despidió de Andreas besándole en los labios con toda naturalidad. Sobre la mesa del recibidor había dejado ya preparada su carpeta con sus mejores fotos que quería mostrarle al señor Miller. Se puso su cazadora de cuero negra y tras colocarse sus largas y morenas trenzas, salió del apartamento rumbo a las oficinas de Robert Miller.

.

Llegó con media hora de antelación. Dunja, secretaria del señor Miller le pidió amablemente que esperara y le ofreció un café que Tom aceptó. Se sentó en un amplio sofá a esperar viendo la gente que pasaba corriendo de un lado a otro. Había mucho trabajo ya desde primera hora de la mañana, ayudantes de diseño corrían hacia el almacén a ver si habían llegado las telas pedidas para la nueva colección que iban a sacar en breve. También pasaron algunos modelos hacia maquillaje o peluquería. Les sonaba algunos de vista, otros eran nuevos y parecían tan perdidos como él en ese gran edificio.

—Oh, señor Jost…—escuchó nombrar.

Se puso en pie con rapidez, quien entraba por la puerta era David Jost, otro de los mejores diseñadores de Berlín. Arrugó la frente mientras observaba como la secretaria que le atendió iba hacia él y hablaban en voz baja.

—Robert vendrá más tarde, tenía cita con el médico—explicó David tosiendo.

—Este chico tenía cita con él, a primera hora de la mañana—explicó Dunja señalando a Tom.

—Pues que espere, vendrá cuando no esté ocupado—gruñó David sin dejar de toser.

Pasó por delante de Tom sin dirigirle siquiera la mirada y entró en el que sería su despacho llevándose una mano al pecho.

—Ya lo ha escuchado—dijo Dunja con timidez—Tendrá que esperar…

—No es problema, gracias—murmuró Tom sentándose de nuevo.

Cogió el móvil y le mandó un mensaje a Andreas, pidiéndole que no le llamara pues iba a estarse allí metido toda la mañana y apagaría el móvil para no ser interrumpido. Así lo hizo y se acomodó en el sofá, donde pasó dos largas horas hasta que Robert Miller entró por la puerta.

Se puso de nuevo en pie con toda la rapidez que pudo, alisándose los pantalones y colocándose mejor la cazadora.

—Tom Kaulitz—dijo Robert nada más verle—Siento mucho la espera.

—No ha sido nada—murmuró Tom.

Robert asintió y le señaló su despacho donde Tom entró llevando consigo su carpeta llena de sus trabajos.

.

—Entonces…. ¿trato hecho?—preguntó Robert al cabo de media hora.

Tom le miró sin saber que decir. Había estado escuchando en silencio como le pidiera nada más entrar por la puerta, estudiando cada una de sus palabras aún sin entender.

—Señor… ¿se da cuenta de lo que me está pidiendo?—preguntó Tom a su vez.

—Si, me doy cuenta—contestó Robert con firmeza—Solo tienes que decir si o no, como ya te he dicho, no tengo tiempo que perder.

Tom lo sabía, le había explicado la situación y…aún tenía los pelos de punta.

—Si—susurró carraspeando—Acepto el…trabajo.

—Bienvenido a modas Miller —dijo Robert poniéndose en pie y tendiéndole la mano.

Tom le imitó y se la estrechó muy serio. Había conseguido el trabajo, aunque no era el que él esperaba…

.

Salió del despacho siguiendo al señor Miller. Le quería enseñar donde iba a estar su puesto de trabajo, dos plantas más debajo de donde se encontraban. Cogieron el ascensor y cuando las puertas se abrieron Robert Miller le dejó pasar primero.

—Aquí está el corazón de las oficinas—le explicó guiándole por un largo pasillo—Tras esas puertas están los mejores modelos del mundo luciendo mis últimas creaciones, quiero que los fotografíes a todos, quiero irme esta tarde a casa llevándome ya un book con todas las fotos que hayas sacado.

Tom asintió tragando con esfuerzo, era bueno pero no sabía si tanto. No conocía a ningún modelo, no sabía si podrían trabajar con comodidad o era uno de esos que le miraban por encima del hombro como si fuera superior a él y él no supiera hacer su trabajo.

—Tranquilo, que de momento solo hay 4 modelos—dijo Robert al ver la cara que había puesto—Los demás están desfilando, pero al final de la semana quiero que los hayas fotografiado a todos.

—Si, señor Miller —dijo Tom suspirando aliviado.

Entraron en una gran sala donde parecía que reinaba el caos. En un rincón había un decorado compuesto por una cortina roja delante de la cual posaba uno de los modelos que Robert le había mencionado.

No pudo evitar fijarse en él…si, sabía que era un chico aunque quien lo viera a primera vista lo confundiría claramente con una chica. Llevaba el pelo corto de un negro azabache intenso. Lo llevaba peinado hacia atrás con un ligero tupé. Su cara era muy hermosa, enmarcada en un perfecto maquillaje.

Posaba como el profesional que era, mirando a la cámara fijamente y sonriendo de soslayo cuando no le enfocaban.

—Señor Miller—llamó una voz con timidez.

—Sigue mirando, ahora vengo—se disculpó Robert dejándole a solas.

Y así lo hizo Tom. Se acercó unos pasos y estudió cada movimiento del modelo en cuestión, ajeno a la persona que se le acercaba por la espalda.

—Tienes buen ojo.

Pegó un bote y se giró maldiciendo por lo bajo, reconociendo al huraño hombre que le había despachado a primera hora de la mañana.

—Hola, soy David Jost—se le presentó oficialmente tendiéndole una mano que estrechó—Y él es nuestro mejor modelo, Bill Trümper.

Desvió la mirada y la centró en el tal Bill. Habían parado unos minutos mientras que el fotógrafo cambiaba las luces y se le veía más relajado. Bebía agua de una botella que le habían acercado y una maquilladora le repasaba la sombra de ojos.

—Y ella es Natalie—siguió presentando David.

Tom asintió encogiéndose de hombros, la tal Natalie no le importaba nada. Era Bill quien había llamado su atención, y David lo había notado.

—Si, pobre Natalie—comentó David chasqueando la lengua—No tiene nada que hacer con Bill al lado.

Se volvió sonrojándose, no quería que de buenas a primeras la gente supiera cuales eran sus tendencias.

—No pasa nada, es lógico que encuentres atractivo a Bill—dijo David sonriendo ampliamente—Pero te daré un consejo que te vendrá muy bien si quieres trabajar aquí…

Tom asintió en silencio, a la espera de que hablase, viendo como echaba una mirada sobre su hombro y se le acercaba.

—No te acerques a Bill, no está libre—susurró cerca de su oído.

—¿No?—preguntó Tom carraspeando.

—Pertenece a mi padre—confesó David señalando al señor Miller para su sorpresa.

Continúa…

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por lyra

Escritora del Fandom

Un comentario en «Verdadero 1»

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