
Fic TOLL de Nathaly Kaulitz
Capítulo 1
Sabía que era una mala idea venir, la acumulaciones de gente no era de mi agrado y definitivamente la mayoría aquí tiene todo tipo de drogas en su sistema.
«No debí venir.»
Maldito sea Alex y su maldita habilidad para convencer a la gente.
Alex agita el vaso con contenido dudoso frente a mis ojos, una sonrisa traviesa se dibuja en sus labios mientras se mueve de forma torpe con la música a nuestro alrededor.
— No quiero eso. — Digo alejando el vaso de mi cercanía.
— No seas aburrido ahora, Billy.— Me da un leve empujón.— Dijiste que querías distracción, ¡Y aquí estamos!
El lugar estaba repleto de gente, me sentí fuera de lugar casi al instante en que llegué, la mayoría de la gente usaba ropa reveladora y provocativa, mientras que yo intentaba cubrirme con la chaqueta que llevaba puesta.
Alex me había insistido en que podía traer mi ropa como normalmente la usaba, podría mezclarme con los chicos rockeros o hemos del lugar. Pero los que más me ponían nervioso eran los otros chicos.
Tenían toda las pintas de gánster matones del bajo mundo, algunos tenían ropas extrañas como esos cantantes de Hip- Hip… Su sola presencia era intimidante.
«Por qué mierdas Alex conocía a esta gente.»
— Iré al baño.
— Claro que no.— Alex me tomo del brazo.— Has hecho esto antes, luego de ir al baño desapareces y tengo que llamar a media ciudad para encontrarte.
Doy un largo suspiro, escuchando la música ruidosa retumbar en todas partes, es molesto, sin duda no se compara a nada que haya escuchado antes.
«Si, definitivamente este no es mi estilo de música.»
— ¡Oh, mira!.— Alex señala algo frente a nosotros, tengo que mantener mi mirada fija para poder divisar entre el humo de cigarrillos lo que parece ser una especie de ring.— ¡El show va a comenzar!.
— ¿S-show?
Me quedo inmóvil viendo a los dos chicos subir, uno de ellos tenía el torso descubierto con varios tatuajes en su cuerpo, el otro mas llamativo era de piel bronceadas, su cuerpo estaba muy bien trabajado, y usaba unas tipo trenzas africanas color azabache, sonreía con arrogancia moviendo un arete en su labio con la punta de su legua mirando fijamente al contrario, enarco una ceja sin comprender nada de lo que sucede.
— ¿A qué clase de fiesta me trajiste Alex?.— Dije en voz baja viendo cómo todo comenzaba, los dos hombres en el ring empezaron a lanzarse golpes el uno al otro. Era demasiado violento, Salvaje, definitivamente necesitaba salir de aquí por ahora.— ¡Esto es una fiesta!.
Doy un paso hacia atrás, dispuesto a marcharme pero entonces Alex me sostiene del brazo, no es agresivo, tampoco lo hace de forma fuerte, pero por alguna razón aquello me recuerda a él. Trago con dificultad imaginando las veces que me tomaba del brazo para evitar que me fuera, siempre conseguía lo que quería.
— Esa mirada otra vez. — Dice Alex molesto.— ¡Deja de pensar en ese bastardo!, se ha largado y tú debes olvidarlo.
— Pero…. yo.
— Nadie muere de amor, Bill, él no era bueno para ti y lo sabes, ¿Por qué sigues insistiendo en…?.
— No lo sé.— Respondo con tristeza.
No sé porqué sigo pensado en él como si fuera mi mayor preocupación.
Es obvio que él no piensa en mí como yo pienso en él.
— El no volverá por ti, y si así fuera el caso, entonces me encargaré de patearle el culo, yo no voy a dejar que te encierres una vez mas, se acabó Bill, necesitas comenzar a vivir tu vida y él no está incluido en el paquete.
Parpadeo sin saber que decir, en realidad la mayor parte del tiempo ni siquiera respondo. Doy un asentimiento con mi cabeza y en cuanto me suelta me dirijo hacia el baño.
Alex ni siquiera me sigue, seguramente se ha quedado viendo como esos dos se muelen a golpes sin motivo alguno.
Cierro la puerta del baño para seguido sentarme en la tapa del retrete. Aprovecho a sacar mi celular pero como era de esperarse, no hay mensajes.
— Debe estar ocupado.
… ¿Realmente soy tan poca cosa para ti?…
— Oh, lo siento. — La puerta del baño se abre de par en par. Doy un ligero brinco en mi lugar, manteniendome en silencio viendo como sin importarle que me encuentre aquí el se adentra en el baño y traba la puerta conmigo dentro.
— E-está ocupado.
— Ya me di cuenta. — Su tono de voz es fuerte, casi como si estuviera enojado. No quiero verlo mucho pero realmente es inevitable no fijar mi vista en su torso desnudo lleno de sudor y golpes. — Ya me voy, no te preocupes.
Él…
Parece que asesina gente…
Llevo las rodillas a mi pecho mirando con atención como el chico tiene varios golpes en su rostro, el labio y la ceja partidos y…
— ¿Por qué estas aquí?.— Pregunta de repente con voz ronca.
Porque Alex me obligó.. no eso no. Porque quiero divertirme, Porque necesito despejar mi mente. Porque necesito olvidarlo.— Tantas cosas pasan por mi cabeza y aún no se que hago aquí.
— ¿La fiesta no es de tu agrado?.— Vuelve a preguntar Pero ahora con su mirada puesta en mi.
Me siento ansioso bajo su mirada. Como respuesta solo niego con mi cabeza, el chico sonríe un poco y puedo notar un pequeño hoyuelo en su mejilla.
— Eres un chico de pocas palabras.— Dice, mojando un poco de papel para limpiar sus heridas.— No te he visto por aquí antes.
«¿Eso quiere decir que viene seguido?.»
No sé qué responder a eso, así que me limito a guardar silencio. Su cuerpo es aterrador, el doble de grande que el mío, demasiado masculino.
Suelta un gruñido que me estremece cuando en un mal movimiento termina golpeando la herida con su propia mano.
«Que descuidado.»
Me pongo de pie, tomando el pañuelo de mi bolsillo y mojándolo en el agua para seguido acercarme a él. Su ceño se frunce un poco, haciéndolo lucir aún más rudo de lo que ya es.
«¿Por qué estoy haciendo esto?.»
En silencio limpio un poco su ceja, él no aparta la vista de mi y yo me limito a contener mi respiración.
— ¿Qué tan mal se ve?.
Mi atención va a él, tengo una fuerte tensión de acariciar una de sus trenzas que se encuentran bañadas en sudor, su labio parece hincharse aún más a cada minuto que pasa.
Podría decir que está hecho un asco, pero no es así del todo…
— ¿Q-qué te pasó?.— Tartamudeo sin poder evitarlo, casi siempre lo hago.
— Definitivamente eres nuevo por aquí.— Ríe y su aliento golpea mi cara. Una mezcla entre menta y alcohol me invade. — Acabo de pelear con alguien en el ring, supongo que no has estado presente.
— Ya veo.
Otra risa se escapa de sus labios, su cuerpo parece tambalearse un poco de atrás hacia adelante.
Oh…
Está ebrio.
¿Cómo no lo noté?
— Hueles muy bien como ha… Vainilla. — Susurra cerrando sus ojos. Muevo mis piernas un tanto incómodo con la situación.
Cuando termino con sus heridas me alejo de él, unos minutos después él se sienta en el piso sacando del bolsillo del pantalón una especie de petaca de licor.
No suelo tomar alcohol, más bien nunca lo hago y lo poco que e probado es gracias a Alex y su impresionante forma de convencer.
— ¿Quieres?. — Me ofrecen después de darle un gran trago.
No, no quería Pero…. Que otra opción tengo, no quería salir afuera con cientos de desconocidos a mi alrededor, ni mucho menos ver a Alex borracho bailando con todo el mundo
No quiero eso…
Quiero distraerme pero no aburrirme ahí afuera.
Prefiero hacerlo aquí dentro.
Me siento en el piso, justo a su lado, aceptando la petaca para seguido llevarla a mis labios.
Aquí vamos.
El líquido se escurre por mi boca, viaja a través de mi garganta, quemando las paredes de esta misma y causando disgusto inmediato. Intento disimular lo más que puedo lo inexperto que soy en esto, pero él parece notarlo, sin embargo no dice nada.
— ¿No te dijeron de niño que esta mal aceptar bebidas de personas desconocidas?.
Casi al instante me congelo en mi lugar. Retengo la respiración sin ser capaz de levantar la mirada hacia él.
Me drogó.
¡¿Me drogó?!
— Descuida, no te haré nada, y si aún desconfías de mi tienes un botón de pánico debajo del lavado.
Frunzo el ceño, inclinándome en esa dirección para comprobar que efectivamente es cierto.
¿Cuánto tardará la policía en llegar al lugar si lo presiono?
Él le da otro sorbo a su bebida y me mira entrecerrando sus ojos.
No parece que fuera a matarme.
— ¿Por qué estas aquí realmente?.— Pregunta curioso. — No eres uno de nosotros, estás bien peinado y hueles a vainilla, no bebes y al parecer tampoco te gusta el show de lucha, ¿Quién eres y qué haces aquí?
Su tono de voz es amigable.
Ya no es duro, ni parece enojado. Es como si…
Quisiera ganarse mi confianza.
— Me llamo Bill. — Respondo bajito. — E-intento distraerme.— El chico enarca una ceja, levanta su bebida y vuelve a mirarme.
— Un gusto Bill. — Vuelve a beber.— Soy Tom y soy bueno ayudando a la gente a distraerse.
«No sonrías, no sonrías, no sonrías.»
Una tonta sonrisa se dibuja en mis labios, por supuesto este chido debe de ser todo un rompe corazones, aparte de romper brazos y piernas. Es aterrador pero por alguna razón me siento cómodo a su lado.
Quizás sea porque soy inseguro.
Realmente no lo sé.
— ¿Quieres más o prefieres mantenerte sobrio?.— Estiro mi mano hacia él para que me dé la petaca, él me sonríe una vez más antes de acercarse a mi.— Si buscas distraerte yo puedo ayudarte.— Lleva dos de sus dedos a mi nariz, apretándola un poco para evitar que respire. — Abre tu boca.
Obedezco a lo que dice.
— Será más fácil para ti tragar el alcohol así. — Vuelca el contenido en mi boca, derramando un poco del líquido en mi ropa pero no me importa.
Él sigue sosteniendo mi nariz hasta que trago el alcohol y aunque pude sentir el asqueroso gusto, no fue tan desagradable esta vez.
— Te lo dije. — Vuelve a beber.— ¿Te molesta si te hago compañía, pequeño Bill?.— Niego rápidamente.— Genial, porque llegará la policía en una hora y voy a asegurarme de que salgas bien de aquí.
— ¿Q-qué?
Continúa…
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