
Fic TOLL de lyra
Capítulo 8
Terminaron de desayunar y se reunieron en el gran salón con Bill y Natalie. Tom llevaba al hombro una bolsa con el material necesario y Gustav actuaría como su ayudante. Esperaron pacientemente a que Natalie terminara de dar los últimos retoques al maquillaje de Bill mientras lo preparaban todo y una vez listo Bill ocupó su sitio.
Para las primeras fotos vestía un smoking. Se le veía incómodo con él, aparte de distante y frío. Tom se le acercó y le estuvo comentando como quería que posara. Se encontraban en una parte del salón donde había una gran chimenea. Se la veía muy antigua y bien cuidada, además de limpia.
—Apóyate en la chimenea—explicó Tom viendo como Bill le obedecía—Así, con una mano. Quiero que mires al suelo y luego a mí.
Bill asintió y se colocó como le pedía.
—Bien, no te muevas—pidió Tom retrocediendo.
Ocupó su sitio varios pasos alejado de Bill y cogiendo una de las nuevas cámaras que habían llegado esa semana a la empresa la dirigió hacia Bill y le enfocó. Disparó un par de veces, pero no estaba contento con lo que veía.
—¿Puedes sonreír un poco, por favor?—pidió tratando de suavizar el ambiente.
Saltaba a la vista que el buen ambiente que reinó la noche anterior brillaba por su ausencia. Natalie esperaba en silencio sin levantar la mirada del suelo, Gustav estaba tras Tom dispuesto a pasarle lo que le pidiera, y Bill procuraba mirar más allá de Tom.
Y Tom sabía que era todo culpa suya, no debió jugar con los sentimientos de Natalie. Decidió que era hora de que hiciera algo o su trabajo se iría directo al traste. No podía presentar unas fotografías donde el modelo parecía ser la persona más triste del planeta…aunque fuera así como realmente se sentía…
Dejó la cámara a un lado, siendo cogida por Gustav al momento y se acercó a Bill de nuevo. Le tomó del codo y se lo llevó aparte.
—No pasó nada entre Natalie y yo—comenzó a explicar en voz baja.
—¿Crees que estoy mal por eso?—saltó Bill procurando no gritar.
Tom se le quedó mirando… ¡pues claro que sí! No había más que verle, y tras lo que Gustav le había contado…
—Robert…no me coge las llamadas—susurró Bill a punto de llorar.
—Ah…—dijo Tom pestañeando.
—Le llamé ayer por la noche y nada, y esta mañana igual—explicó Bill—Me dijo que estaría ocupado, y que si estaba en casa y no me cogía el móvil era porque estaría descansando.
—Pues ahí lo tienes—dijo Tom quitándole importancia.
—Necesito oír su voz—susurró Bill—Es como si…si me ignorara, y no lo puedo resistir. Me entran ganas de mandarlo todo a la mierda y correr a su lado. No sé qué hago aquí, no puedo sonreír porque siento como si mi corazón se fuera a romper en mil pedazos…
No podía seguir hablando, las lágrimas se agolpaban en su garganta. Tom asintió y solo pudo apretarle el brazo con cariño, tragándose las ganas que sentía de abrazarlo…y besarlo…
—Paremos unos minutos—dijo carraspeando—Bebe un poco de agua y…cuando te sientas mejor continuamos. Tómate el tiempo que necesites, no hay prisa.
Bill asintió y se quedó donde estaba mientras que Tom le hacía una señal a Natalie para que se acercara.
Así lo hizo Natalie, fue al lado de Bill portando sus brochas y neceser, y una botella de agua por si acaso que Bill cogió sin dirigirle la mirada. Natalie suspiró resignada y se quedó esperando a que terminara de beber para retocarle de nuevo el maquillaje.
Dirigió la mirada a su derecha, Tom les estaba observando o más bien vigilaba cada uno de los movimientos de Bill, lo que hizo que la sangre le hirviera. Estaba claro que estaba loco por Bill, se le caía la baba con solo verle beber agua. Había oído rumores en la empresa, no era la primera vez que alguien creía sentir algo por el modelo favorito del diseñador, pero una vez que sabían que estaba con el jefe se retiraban resignados.
En cambio, Tom parecía ir a saco. No se cortaba un pelo en mirarlo, y desearlo. Y estaba más que segura que si la noche anterior se corrió en su mano fue porque estaba pensando en Bill, y no en ella, que desnuda sobre él parecía invisible al parecer.
Pues se iba a enterar…
—¿Has terminado de soñar despierta?
La voz de Bill le hizo soltar una maldición y recogiendo la botella de agua que le tendía la dejó sobre la chimenea y se dispuso a aplicarle brillo en los labios mientras pensaba…
—¿Qué tal dormiste anoche?—preguntó de repente.
Bill la miró sin entender a que venía esa pregunta, ¿desde cuándo se interesaba Natalie por él? Sabía que no le caía del todo bien, Robert le había pedido que le atendiera en todo lo que necesitara y una vez escuchó a Natalie burlarse de él diciendo que parecía más una niñera o criada.
—Yo apenas pude pegar ojo—explicó Natalie sonriendo con picardía—Tom es incansable, lo hicimos 4 veces y otra más al despertarnos. ¡Tengo agujetas hasta las pestañas!
—No hace falta que me mientas—saltó Bill con frialdad—Tom ya me ha dicho que no pasó nada entre vosotros.
Natalie se quedó con la boca abierta, había sido pillada y de qué manera.
—Me da igual con quien te acuestas—siguió diciendo Bill encogiéndose de hombros—Pero no me restriegues por la cara tus mentiras. No seas tan patética.
Natalie asintió en silencio y una vez terminado de retocarle se alejó unos pasos y Bill ocupó de nuevo su lugar, posando ante Tom como el modelo experimentado que era.
.
Dos horas después dieron por terminada la sesión de fotos, Bill había lucido 10 modelos y en ese momento descansaba en su habitación tomando un largo baño de agua caliente. Sentía que le iba a estallar la cabeza y no sentía aún el efecto del par de aspirinas que se había tomado.
Se había pasado 10 minutos llorando, tras regresar a su habitación lo primero que había hecho fue llamar a Robert obteniendo el mismo resultado que las veces anteriores, estaba muy preocupado y tragándose las lágrimas marcó el número de David quien le había hablado con crueles palabras.
—Tranquilo que mi padre no está con otro—rió David con sorna—Está trabajando, lleva unas semanas retrasando varias firmas de contratos y ahora que tú no estás para distraerle se está poniendo al día.
La comunicación se cortó y Bill rompió a llorar amargamente. Su primer pensamiento fue coger el primer vuelo que saliera hacia Alemania y regresar al lado de Robert. Dedicaría el poco tiempo que le quedara a cuidarle, dejaría de trabajar si era preciso. No se perdonaría si le pasara algo a Robert estando él ausente…
El sonido del móvil le sacó de sus tristes pensamientos y se apresuró a contestarlo.
—¿Robert?—preguntó sin ver quien llamaba.
—No perdona…soy yo, Tom—murmuró Tom carraspeando.
—Oh… ¿ocurre algo?—preguntó Bill con cansancio.
—Espero no molestarte pero me ha llamado el señor Miller, quiere…
—¿Te ha llamado Robert?—interrumpió Bill con brusquedad.
—No bueno, su secretaria—contestó carraspeando Tom—Como te decía, el señor Miller quiere que miremos unos exteriores para otra sesión de fotos, para mañana.
—Bueno, pues id tú y Gustav—dijo Bill sin entender por qué se lo decía a él.
—Es que…no está—aclaró Tom—Bueno sí, pero no se siente bien. Algo que ha comido le ha sentado mal y he pensado que tú me podías ayudar. Al fin y al cabo, eres quien va a salir en las fotos y me gustaría tener tu punto de vista.
—Dame media hora—dijo Bill suspirando.
—Te veo en recepción—se despidió Tom colgando.
Bill también colgó y saliendo de la bañera comenzó a arreglarse sin ayuda de Natalie. Iba a ser como una especie de excursión y decidió llevar ropa cómoda. Sacó unos vaqueros, un jersey de cuello alto beige y una americana de ante marrón oscura. Se calzó unas botas de tacón medio y peinó y fijó con algo de gomina su pelo.
No se maquilló, cogió unas grandes gafas de sol y sabiendo que era inútil llevarse el móvil lo dejó sobre la cama y bajó a reunirse con Tom.
—Perdona el retraso—murmuró al ver la hora.
—Solo han sido unos minutos—dijo Tom quitándole importancia—El director del hotel ha sido muy amable y nos ha prestado un coche con chófer. Nos espera fuera.
Bill asintió y se dirigió a la puerta seguido de Tom. Efectivamente un coche les esperaba con el motor en marcha y se subieron en el.
—Buongiorno, mi chiamo Valerio e io sarò la tua guida—saludó el chófer.
—Piacere di conoscerti, io sono Tom e Bill—saludó a su vez Tom.
Bill se le quedó mirando con una ceja alzada, no sabía que Tom hablara italiano. Y que bien pronunciaba…
—Parlo solo italiano, mi dispiace—se disculpó Valerio.
—Non importa, così ho pratica il mio italiano—dijo Tom sonriendo.
Valerio le imitó y enseguida se puso en marcha. Ya le habían indicado unos de los lugares que debía enseñarles y se dirigió hacia el a una velocidad moderada. El hotel se hallaba a las afuera y el paisaje consistía en verdes parajes.
Media hora después vieron algo de civilización y carraspeando Valerio les fue explicando por donde iban y qué veían.
—Siamo andati al Palazzo e Museo di Capodimonte—empezó a explicar—Si tratta di un grande palazzo della Casa di Borbone inizialmente utilizzato come residenza estiva dei re di Napoli e delle Due Sicilie e attualmente contiene la collezione d’arte del Museo e Galleria Nazionale di Capodimonte.
—Ho letto a questo proposito, penso che abbia alcuni bellissimi giardini—dijo Tom muy animado.
Bill se volvió a su lado y se le quedó mirando a la espera de que le contase de qué estaban hablando, pues aunque no entendía nada de italiano había podido captar la palabra “palacio” y empezaba a tener curiosidad de hacia dónde se dirigía.
—Oh, perdona—se disculpó Tom al darse cuenta—Valerio ha dicho que nos dirigimos al Palacio y el Museo de Capodimonte, utilizado inicialmente como residencia de verano y en la actualidad alberga la colección de arte del Museo y Galería Nacional de Capodimonte. También consta de un jardín botánico que si conseguimos los permisos necesarios podremos sacar unas fotos maravillosas.
Bill asintió y se volvió a mirar por la ventanilla, hacía un día estupendo, brillaba el sol y estaba deseando llegar para poder dar un agradable paseo por esos jardines. Fue pensarlo y ponerse melancólico, a Robert le hubiera gustado ver esos jardines, y a él pasear cogido de su mano…
Continúa…
Toda la conversacion en italiando esta sacada del traductor de google, asi que no es muy fiable.