Mein Eigentum

Administración: Le damos la bienvenida a nuestro staff, a la escritora YaraVPR, quien se presenta con este sexy one-Shot. Que lo disfruten.

«Mi propiedad»

(One-Shot de YaraVPR)

El concierto había sido increíble, fácilmente entraba en mi top personal de los mejores que habíamos hecho hasta ahora. Los cuatro chicos no podíamos estar más satisfechos de nuestro desempeño en el escenario, dejamos el lugar lleno de fans gritando y llorando al final del concierto.

Pero el que más se lució en la noche (como siempre) fue Bill, mi pequeño y precioso Bill, era imposible no dejarse llevar por su voz suave y la forma en que bailaba enérgicamente por todo el escenario con ese cuerpo delgado que me volvía loco. Mientras cantaba levantó una parte de su camiseta para mostrarle al público su abdomen planito, adornado por esa estrella que tanto les gustaba a las fans, pero que solo yo podía acariciar y besar a mi antojo, sentí una descarga de celos al ver cómo mi hermanito coqueteaba con las fans de las primeras filas y hasta un par de chicos sin si quiera darse cuenta, así era el, seducía a todo aquel que se le acercará sin si quiera tener la intención, creo que la única persona a la que coqueteaba intencionalmente era a mi y por supuesto yo amaba esa exclusividad, pero eso no me quitaba las ganas de estrellarles mi guitarra en la cabeza a todos esos fans que se le quedaban viendo más de la cuenta a Bill y lo toqueteaban por todas partes.

Sentí como mi gemelo estaba cada vez más cerca de mí y empecé a sentirme nervioso, recargó su brazo en mi hombro mientras cantaba muy cerca de mi oído, no pude evitar mirarlo, me cantaba con tanto cariño diciéndome a través de nuestra extraña conexión que me amaba. Le sonreí y me puse de frente a él para aceptar su acercamiento, mi sorpresa fue ver como se hincaba a mis pies y cantaba mi verso favorito de Reden arrodillado frente a mi sin dejar de verme fijamente a los ojos.

Mierda, sentí como mi polla se endurecía dentro de mis pantalones, me dolía tanto que quería follarlo ahí mismo, demostrarle a todos que era mío y solo mío, llegando al hotel me las iba a cobrar, seguro que sí.

Al finalizar el show nos fuimos al backstage gritando y saltando eufóricamente, los cuatro nos abrazábamos y nos hacíamos cumplidos del tipo «Joder, que bien estuvo la batería Gus» o «Vaya Bill, dejaste a todos boquiabiertos» como ya era nuestra costumbre hacerlo después de terminar cualquier concierto desde que teníamos 12 años.

Cuando me acerqué a Bill para abrazarlo vi como Georg lo envolvía en sus brazos y lo apegaba muy cerca de él, era lo normal, habíamos crecido juntos y esas muestras de cariño entre nosotros nunca habían estado mal vistas, pero esta vez se sintió diferente, no parecía un abrazo muy amistoso por la forma en la que el bajista acarició su cintura antes de que mi hermano se separara de su asfixiante abrazo. Luego de ese raro abrazo Georg se le quedó viendo a mi Bill con cara de idiota y tomó uno de los mechones de su cabello para acomodarlo detrás de su oreja, mi hermano sonrió coqueto y se dio la vuelta para caminar hacia mi.

Yo tenía el ceño fruncido y Bill lo noto con rapidez, antes de que pudiera reclamar algo, mi pequeño se lanzó a mi y me abrazo fuertemente escondiendo su cara en mi cuello, le devolví el abrazo y me calmé.

Bill no tenía la culpa de toda la atención y cariño que recibía por parte de los demás, claro que me hacía sentir celos pero es que el era tan bello que se lo merecía, eso y más.

—Te amo Tom.— susurró suavemente desde su posición en mi cuello.

Sonreí sintiendo un calorcito en mi pecho y le bese la mejilla. —Yo también te amo Bill.

Mi hermano levantó su cara y ambos nos quedamos viéndonos embelesados por unos segundos, hasta que apareció Gustav a arruinar el momento, como siempre.

Empezó un parloteo sobre ir a un club mañana para celebrar, beber en exceso y buscar chicas, yo estaba de acuerdo con las dos primeras partes, lo último si no me apetecía para nada.

Me aleje de ahí dejando al pobre de mi Bill soportando la incesante platica de Gustav mientras yo buscaba una botella de agua por el lugar.

Escuche que alguien me llamó y al voltearme estaba Georg con una botella de agua en mano tendiéndomela con su sonrisa blanca y perfecta.

—¿Buscabas una de estas?— me dijo sonriendo.

Alce una ceja y la tome de entre sus manos. —Ah si, gracias Geo. —dije con una sonrisa fingida aún recordando el abrazo que le dio a mi hermano hace unos momentos. Cuando me di la vuelta para irme Georg me tomó por el brazo deteniéndome con una cara seria.

Antes de que pudiera decirle cualquier cosa el castaño me jalo hasta llevarme a una esquina libre de oídos y ojos curiosos.

—Oye Tom, quería contarte una cosa… yo sé que lo que voy a decirte será algo extraño y tal vez hasta te molestes un poco pero… ya no puedo seguir ocultándolo, es algo importante para mí.

Joder ¿Y este que cosa estaba ocultando? Georg era un buen chico, el más calmado de los cuatro en realidad, no podía imaginármelo metido en algún problema o ocultando algún secreto raro ¿Qué carajos podía ocultar Georg Listing que fuera extraño y que encima dijera que me haría enojar?

—Vamos Geo, no creo que sea algo tan malo, siempre has sido el más sensato de nosotros, lo que sea que esté pasando sé que podrás resolverlo.— sonreí intentando inspirarle confianza. —Puedes confiar en mi.

—Bueno… es algo sobre mis sentimientos.— el castaño se quedó callado unos segundos analizando la mueca de incomodidad que se formó en mi cara. Hablar de sentimientos no era lo mío, podía hablar de ello con Bill y aconsejarlo si era necesario pero con otras personas simplemente no, era jodidamente difícil.

—Ok, voy a ignorar tu incomodidad porque ya decidí contarte esto, en algún momento tengo que hacerlo, ademas necesito tu ayuda Tom.— suspiró el castaño, solo pude asentir lentamente y dejarlo que continuará.

—Hemos experimentado toda nuestra adolescencia al mismo tiempo los cuatro, prácticamente crecimos juntos, a veces no puedo creer que éramos unos chiquillos idiotas de doce y catorce años haciendo música en mi garaje y ahora estemos dando conciertos frente a miles de personas que aman nuestra música, seguimos siendo unos idiotas pero ahora ya tenemos diecisiete y diecinueve años.

Hemos cambiado mucho pero apenas y lo sentimos ¡No sé en qué momento Bill y tú pasaron a ser más altos que yo! nunca creí que eso pudiera pasar.— ambos soltamos una risita por aquello último— Lo que quiero decir es que… hemos cambiado mucho, los cuatro, pero sobre todo Bill o al menos yo lo sentí así. Antes solo era Bill, el vocalista de nuestra pequeña banda, el flacucho con aires de grandeza que nos aseguraba todos los días que lo íbamos a lograr, el molesto Bill que siempre quería practicar su maquillaje en nosotros y nos hacía rabiar porque a veces actuaba peor que una chica.

Pero luego un día… ya no era más ese Bill, o tal vez lo sigue siendo, no lo sé, pero deje de verlo igual. Me di cuenta que me gustaba mucho tenerlo a mi al rededor… tal vez porque siempre ha sido mucho más limpio que el resto de nosotros.— Georg volvió a reír mientras yo me puse analizar las palabras que acaba de decir. —Un día lo abrace y me di cuenta que huele a vainilla y su piel es muy suave, después me fijé que sus uñas siempre están pulcras y arregladas y eso me gustó, siempre tiene una enorme sonrisa hasta en los peores días, me gusta su estilo, me gusta la forma en la que habla y que sea tan sensible e inteligente. —Soltó un suspiro soñador y me dio una sonrisa apenas perceptible.

Oh no, no no no, ya sabía por donde iba la cosa y no me gustaba nada, sentí como mi mandíbula se tensaba y contraje mis puños con tanta fuerza que los sentí temblar.

—Y después de tantos años conviviendo juntos me he dado cuenta que… me gusta, tu hermano me gusta mucho y no sé qué piense él al respecto pero me gustaría intentarlo, no importa si me rechaza quiero que al menos sepa sobre mis sentimientos. Pero no creo poder hacerlo solo, por eso necesito tu ayuda ¿Crees que.. que puedas decirle a Bill que si quiere cenar hoy conmigo? Yo le explicaré todo, solo necesito que se lo digas tú porque yo me pondré demasiado nervioso para hacerlo.— dijo todo tan rápido que apenas y pude captar cada cosa que me decía.

Quería matarlo, ese era mi principal pensamiento en ese momento, lanzarme sobre Georg y gritarle que no se acercará a Bill nunca más, molerlo a golpes por enamorarse de MI hermano.

Me quedé pensando durante un buen rato tratando de encontrar claridad y no hacer alguna tontería pero es que ¿Cómo no lo había notado antes? A Georg se le notaba a kilómetros que estaba enamorado de mi hermano, siempre viendo a Bill con cara de idiota cuando Natalie lo maquillaba o cuando calentaba voz en el backstage, siempre seguía a mi gemelo de aquí para allá preguntándole qué necesitaba o insistiendo en pasar tiempo con el, siempre estaba viéndolo con cara de enamorado empedernido… la misma cara con la que lo veía yo cuando estábamos solos (y una que otra vez en público).

Analicé seriamente la situación, no le podía negar a Georg lo que me estaba pidiendo, no tendría razones para hacerlo, pensé en poner alguna excusa pero no se me ocurrió ninguna, hubiera podido decir que Bill no era gay pero el maldito de mi hermano confirmo en una entrevista que gustaba de ambos sexos, al principio David y la disquera se enojaron diciendo que eso nos iba a traer varios problemas pero luego terminaron agradeciéndole pues al contrario de lo que especulaban, se sumaron miles de fans más, sobre todo chicos enamorados de Bill que sentían que podían tener una oportunidad o al menos podían pasar una noche con el guapísimo vocalista de Tokio Hotel.

Si yo estuviera en el lugar de Georg me habría gustado que alguien hiciera lo que él me estaba pidiendo por mi. Tal vez en otras circunstancias (O sea si yo no me follara a mi hermano y no estuviera perdidamente enamorado de él) muy probablemente le diría a Bill que Geo era genial y se diera la oportunidad de tener algo con el, pero ese no era el caso y yo estaba consumido por los celos. ¿Qué tal si Bill se fijaba en nuestro maldito bajista de sonrisa perfecta y músculos grandes? ¿Qué tal si…qué tal si se daba cuenta que él podría ofrecerle lo que yo nunca podría? Un amor sin restricciones, podría presumir antes todos que estaba enamorado y nadie lo juzgaría por ello, se me revolvió el estómago de solo pensarlo.

Una idea maliciosa comenzó a maquinarse en mi mente, debo admitir que cuando estaba celoso o enojado no racionalizaba bien, terminaba haciendo cosas de las que luego me arrepentía o que me traían consecuencias malas (bastante malas) y aquel era uno de esos momentos donde no pensaba correctamente.

Le sonreí al castaño amablemente ocultando mis oscuras intenciones. —Claro que si Geo, yo se lo contaré y luego vengo a decirte su respuesta, cualquier cosa por los amigos.

—Gracias por tomarlo de buena manera Tom, creí que te ibas a poner como loco, ya sabes, a veces eres un poco celoso cuando se trata de Bill.

—Si tienes razón, a veces exagero con Bill pero eres nuestro amigo Georg, es algo… diferente.— le sonreí de la manera más amable que pude para quitarle peso a mis verdaderas intenciones.

No sabes lo feliz que me haces hermano, en serio.— dijo emocionado, dándome unas palmadas en la espalda y se fue.

Me acerque a Bill con una sonrisa imposible de ocultar, pero no era una de esas sonrisas dulces a las que él estaba acostumbrado y lo notó de inmediato frunciendo el ceño.— Tomi, ¿Porqué traes esa cara?— me analizo de arriba a abajo con una mirada de desconfianza. —No habrás echo alguna de tus tonterías ¿Verdad?.

—¡No! ¿Qué no puedo estar feliz sin que pienses algo malo?— puse un pucherito esperando que no siguiera sospechando de mi.

Suspiró jalándome de un brazo haciendo que nos acomodáramos detrás de un par de lámparas y se aseguró que nadie nos estuviera viendo para plantarme un beso húmedo y desesperado, sentí una corriente de excitación cuando Bill empezó a bajar sus besos a mi cuello y lo abracé fuertemente contra mí.

—Espérame en tu habitación a las diez y ponte esa braga negra que me gusta.— susurré suavemente en su oído.

Bill puso una de sus manos en mi bajo vientre por debajo de la camiseta y acarició con delicadeza, jugando con el elástico de mis bóxer haciéndome morder mi labio mientras lo miraba con deseo.

—Me pondré lindo para ti Tom.— dijo con una dulce sonrisa, propia de el.

—¿Todavía más?— le pregunté con toda la intención de ponerlo nervioso. Lo conseguí.

—¡Tom!— dijo dándome un golpecito en el pecho con su mano, comenzó a reírse con ganas y yo lo imité, su felicidad era la mía.

Salimos de nuestro pequeño escondite y sentí la mirada de alguien observándonos. Era el maldito de Georg mirándonos con una sonrisa, pobre iluso , si supiera lo que yo tenía planeado seguro no estaría tan contento.

Le susurré a Bill un «Nos vemos en un rato cariño» y esté asintió gustoso yéndose detrás de Gustav que estaba subiéndose al auto que nos llevaría hasta el hotel.

Me acerqué a Georg y le puse una mano en el hombro para llamar su atención. —Hey Geo, acabó de hablar con mi hermano y lo convencí de aceptar tu propuesta, el estará esperándote a las diez y treinta en su habitación para luego irse a cenar o lo que sea que tengas planeado.

—¡Eso es genial Tom! No sé cómo pagarte, gracias por convencerlo, eres el mejor.— dijo con entusiasmó mientras yo me regocijaba por dentro.

—No hay de que amigo, aquí tienes la llave de su cuarto para que llegues por él.— dije tendiéndole la llave de la habitación de Bill que yo siempre pedía en recepción para «cuidar de mi hermano».

—Oye… ¿No será mejor que llegue y toque su puerta?— no quiero ser entrometido.— dijo nervioso.

—Nah, a él le va gustar, yo sé lo que te digo, soy su gemelo.

El castaño asintió algo confundido y me dio las gracias de nuevo para luego irse con el resto de la banda.

Ya estando en el hotel me di un baño mientras cantaba alegremente lavando mis rastas, estaba demasiado enérgico, una pequeña voz en mi cabeza me decía que detuviera mi plan pero la ignoré cantando más alto.

A las diez ya estaba limpio y perfumado tocando la puerta de Bill, esperando a que apareciera mi precioso ángel.

—¿Quién es?— dijo una voz del otro lado de la puerta.

Arrugue el rostro por su pregunta y luego recordé que yo siempre entraba sin avisar pero hoy no tenía la puta llave.

—Soy yo amor.

La puerta se abrió en un segundo y me quedé embobado viendo la belleza que estaba frente a mi, Bill sonriéndome dulcemente con el cabello húmedo cayendo sobre sus finos hombros, su piel totalmente desnuda a excepción de una pequeña braga negra cubriendo su intimidad.

Entre a su habitación cerrando la puerta con fuerza, lo apoyé contra está tomándolo de la cintura mientras lo besaba con lascivia, el apenas y podía seguirme el ritmo debido a la brusquedad de mis labios, quería devorarlo entero. Acomodó sus manos en mis hombros y yo aproveché para apegarlo más fuerte a mi, su piel desnuda se sentía tan caliente en mis manos que no podía dejar de acariciarla.

—Dios, estas muy ansioso hoy Tomi.— dijo riéndose en medio del beso.

—Si lo estoy nene, no sabes cuanto.— dije intercalando besos y mordidas en su cuello.

Mi ropa formaba una barrera que nos empezaba a molestar a ambos, Bill tomó la iniciativa para desnudarme levantando mi camiseta sobre mi cabeza, una vez con el torso descubierto se entretuvo besando y haciendo marcas por todo mi pecho.

Mis manos bajaron desesperadas a su culo y lo acaricié por debajo de la pequeña braga, mis manos se amoldaban perfectamente a él, estábamos hechos el uno para el otro.

Bill soltó un gemido agudo cuando comencé a frotar uno de mis dedos suavemente al rededor de su pequeña entrada, él se dejaba hacer completamente en mis brazos dejando que mi lengua acariciara la suya en un vaivén lento, por un momento me desespere y lo apreté más hacia mi haciendo que mi dura entrepierna rozara con su vientre.

Me separé de él unos segundos, apoyando mi frente contra la suya mientras dejaba salir mi respiración ruidosa, estaba a punto de bajar mi mano hacia el botón de mis pantalones para quitármelos cuando sentí a mi hermano desabrochándolo el mismo desesperadamente. Era esa puta conexión que teníamos, no había necesidad de palabras, nos entendíamos completamente en todo, sobre todo en el sexo.

Le ayude a deshacerse de mis pantalones y ambos quedamos solo con la ropa interior, Bill bajo su cabeza viendo sin si quiera parpadear el duro empalme que había bajo mis bóxer. —Anda tócala, se que te mueres por hacerlo.— susurré en su oreja causándole un escalofrío.

El metió su mano lentamente a mi ropa interior sacando mi polla con delicadeza, con la yema de su pulgar delineó cada una de las gruesas venas que cubrían mi extensión, apretó suavemente la base de mi pene entre sus dedos y comenzó a bombearlo a un ritmo lento y constante.

Me estaba matando con solo su mano, Bill era experto en pajearme, sobre todo en lugares públicos, podía hacerme venir en un minuto si se lo proponía Sentí como mis piernas empezaban a temblar y mi respiración se aceleraba, tuve que hacer que se detuviera pues estuve a punto de venirme.

Una vez que recuperé las fuerzas observé a Bill fijamente, estaba abrazado a mi cintura rozando su nariz cariñosamente contra mi cuello mientras que con su otra mano jugaba con mis testículos.

Esa imagen despertó algo en mí, me puse como una bestia, no quería que nadie más lo viera como yo en esos momentos, no quería que se comportara así de meloso con nadie más, sobre todo con el idiota de Georg… en un arrebate de celos lo tomé del pelo desapegándolo de mi cuerpo, mi hermano soltó un gemido de dolor mientras yo lo arrastraba de ese bonito cabello suyo hasta la cama de la habitación.

—Te encanta provocarme maldita puta.— le solté entre dientes al mismo tiempo que lo lanzaba bruscamente al piso.

Me deshice de mi bóxer y me senté en el borde de la cama, mi precioso angelito estaba arrodillado frente a mis piernas con los ojitos llorosos y el cabello alborotado. Tal vez había sido demasiado brusco.

Tome su carita entre mis manos y me agaché a su altura para besarlo, acaricié detrás de sus orejas y su cuello diciéndole palabras bonitas para relajarlo, funcionó pues luego de un rato sentí como sus músculos se destensaban y se intentaba abrazar a mi.

Lo levante en mis brazos e hice que se subiera a mi regazo poniéndose de rodillas nuevamente pero esta vez sobre mis piernas. —Vamos toca mi polla, mira cómo está toda dura por ti.

Sentí su mano empezar a masturbarme y no pude evitar soltar un gemido ronco contra su cuello. Lleve dos dedos de mis dedos a su boca haciendo que los empapara de su saliva.

Se veía tan lindo así con la respiración agitada y un fino hilo de saliva escurriendo a través de su barbilla. Me hacía querer gritarle a todo el mundo que era mío, que nadie podía acercársele, que yo era el único que podía besarlo y follarlo a mi antojo.

Con los dedos ya empapados tantee su entrada y metí uno lentamente, Bill se estremeció pero siguió con su tarea de ordeñarme la polla. Mi dedo jugueteaba en su interior buscando los puntos más sensibles de mi gemelo haciendo que soltara gemiditos de gusto.

Metí otro dedo de golpe y Bill soltó un grito agudo, soltó mi polla de entre sus manos y se aferró a mi cuerpo con sus pequeños brazos. Cuando sentí que empezó a moverse el mismo sobre mis dedos me di cuenta que ya estaba listo.

Enganche uno de mis brazos a su cintura para elevar su cadera mientras que con el otro alineaba la punta de mi erección a su pequeña y caliente entrada.

Fui abriéndome paso entre sus paredes al mismo tiempo que Bill arañaba mi espalda y gemía con la boca entreabierta sobre la mía, cerré los ojos con fuerza cuando sentí mis bolas chocar con la piel de su culo, estaba todo dentro, no quedaba ni un centímetro afuera.

—Mhmm Bill, mira como mi polla cabe tan bien en tu lindo agujerito.— dije mientras lamía uno de sus pezones.

—Fuimos hechos el uno para el otro Tomi.— levanté mi cabeza al escucharlo decir eso y sonreí. Era verdad, éramos dos piezas únicas que encajaban perfectamente.

Apreté su culo con fuerza y lo insté a moverse de arriba hacia abajo. Bill comenzó un suave vaivén meciéndose sobre mi pene, yo solo podía ver embelesado como mi mi miembro entraba y salía de su interior haciendo un sonido húmedo.

Me abrace a su pecho mientras él acariciaba mi cabeza y mi nunca al mismo tiempo que rebotaba sobre mi pene una y otra vez, era tan estrecho, tan caliente, podría tenerlo todo el día así sin cansarme.

Salí de aquel agradable trance al escuchar unos suaves golpes tocar la puerta de la habitación, Bill se quedó quieto en mis brazos con mi polla palpitando dolorosamente en su interior.

—¿Bill, estás ahí dentro?— Era Georg, me enfurecí al escucharlo y tumbe a Bill en un rápido movimiento sobre la cama posicionándolo debajo de mi cuerpo. Abrí sus piernas y volví a clavar mi polla en su agujero haciéndolo jadear ruidosamente.

—Tom ¿Qué haces?— susurró Bill apretando mis brazos con fuerza.

—¿Tú que crees? Seguir follandote, odio que me interrumpan.— susurré mordiéndole el lóbulo de la oreja.

—Pervertido.— me dijo abriendo la boca a punto de soltar un gemido, lo hice callar poniendo una de mis manos sobre su boca y pegue mi frente a la suya mientras aumentaba el ritmo de mis embestidas.

Escuché como abrían la puerta de la habitación y unos pasos se acercaban lentamente hacia nosotros.

Sentí un par de ojos observándonos y dirigí mi mirada hacia ellos, efectivamente ahí estaba Georg, con la boca abierta y los ojos desorbitados, pálido como si hubiera visto un fantasma.

Bill estaba tan sumido en el placer que le daba mi polla que ni si quiera se daba cuenta de que había alguien más en la habitación. Georg no se movía ni un centímetro y yo azotaba a Bill con toda la fuerza que me provocaba el morbo de que alguien más nos estuviera observando, sobre todo si podía demostrar de esa forma la indiscutible verdad: Bill era mío

—Eres mío Bill, siempre lo serás, tú culo es mío y tu corazón también lo es ¿Verdad?.

Bill asintió desesperadamente mientras se aferraba a mí con fuerza. Quite mi mano de su boca y el empezó a jadear ruidosamente recuperando su respiración.

—¿A quien le perteneces Bill? Respóndeme.— dije apretando su mandíbula y mejillas entre mi mano.

—Mhhh, a ti T-Tomi, solo a tiii.

Sentí a Bill contraer el culo y eso fue suficiente para hacerme descargar mi orgasmo en su interior, llenándolo completamente de mi semilla. El también se había corrido entre su abdomen y el mío dejándolo pegajoso y caliente.

Pegue mi frente a la de Bill y compartimos un beso suave antes de separarnos, mire hacia la puerta y sonreí con victoria.

—Lo siento Georg, olvide mencionarte que Bill ya no está disponible.

Bill arrugó la frente y luego dirigió su mirada hacia el bajista que nos miraba aterrado.

—¿Qué mierda Tom?— Georg parpadeo varias veces como si estuviera despertando del trance.

Bill se abrazó a mi con fuerza y escondió su cara en mi cuello y hombro seguramente esperando lo peor. Yo tapé nuestra desnudez con la sábana y deposite un beso en si mejilla intentando calmarlo.

—Georg ¿Tú quieres mucho a Bill verdad? Tanto que harías cualquier cosa por el.

Georg seguía con cara de incredulidad sin embargó se las arregló para asentir con la cabeza.

—¿Ves amor? Georg es muy buen amigo y mantendrá guardado nuestro secreto, nunca le va a decir nada de esto a nadie, no creo que quiera hacerlo ¿Cierto Geo?.— dije con falsa amabilidad.

—No se lo dire a nadie Bill, nunca.— el bajista se dirigió directamente a mi hermano sabiendo que no había sido intención de él provocar todo esto si no mía y de mis incontrolables celos.

—Perfecto, ya puedes estar tranquilo mi Bill.— dije haciendo énfasis en las última dos palabras.

Georg salió de la habitación sin decir nada más, cerró la puerta y nos dejó solos.

—Creo que lo asustamos Bi.— dije acercándome a su cara para besarlo.

Bill apenas y me correspondió el beso, estaba petrificado bajo mis brazos.

—¿Esto no fue un accidente cierto Tom? Tú lo planeaste.— afirmó con seriedad

—¿Estas molesto por lo que hice?.— pregunté afrontándome a su inesperada reacción.

—No… se que nunca has sido bueno controlando tus celos, pero algún día eso se te puede ir de las manos Tomi. Nos arriesgas.

—Ya lo sé, intento no hacerlo pero… ¿Oye cómo sabes que lo hice porque estaba celoso de Georg?.— le cuestioné indignado.

Bill se rió sonoramente haciéndome estar más confundido aún. —Era tan obvio que yo le gustaba Tom, me sorprende que no lo hayas notado nunca, yo lo noté desde el inicio, Gustav también y algunos miembros del staff. Nunca te lo dije porqué sabía que seguro ibas a reaccionar así.

—Pero…

—No debiste exponernos así pero ya lo hiciste, tendremos que hablar muy seriamente con Georg pero al menos ya es una persona menos de quien preocuparnos.

—¿Entonces me sigues amando?.— pregunté haciéndole un pucherito.

— Claro que te sigo amando idiota.- dijo sonriendo en mi cara.

Nos fundimos en un largo beso que pronto empezó a tornarse húmedo e intenso, lo haríamos por segunda vez dejando la verdad más que clara, Bill era de mi propiedad.

F I N

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