Amarte duele

«Amarte duele»

One-Shot de Namyukaulitz 

Tom leía uno de sus comics mientras, esperaba que Georg llegara por él.

—Deberías dejar esos comics de una vez y ayudarme en el puesto —decía en forma de queja, Gordon, el padre de Tom que lo miraba desde el mostrador.

—Papá, hoy es sábado, es mi día libre, déjame con mis comics —Tom rodo sus ojos sin ver a su padre, ya acostumbrado al desapruebo del mayor.

—¡Hey! —Georg hablo, llamado la atención de su amigo. —¿Nos vamos?

Tom sonrió y se levantó dejando su comic sobre una mesa cercana a él.

—Señor Trumper —saludo Georg, recibiendo un asentimiento por padre del padre de Tom.

—Ya me voy papá, no vendas mis comics ¿está bien? —Tom le dio una mirada a su padre, mientras tomaba su mochila y patineta.

—Está bien, no las venderé. Cuídense, no llegues tan tarde ¿entendido? —el mayor, vio a los chicos, los cuales asintieron y se despidieron de él para tomar su camino, alejándose del puesto.

—Lina nos espera al final de mercado —soltó Georg.

—Uhm, no me dijiste que ella vendría con nosotros, pensé que sería una tarde de chicos —Tom le dio una mirada a Georg, quien levanto los hombros.

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Después de encontrarse con Lina al final del mercado, los tres chicos se dirigieron al centro comercial, Tom y Georg iban montados sobre sus patinetas, pero acompañando a Lina para no dejarla atrás.

—No puedo creer que prefieras ir a pie, antes que aprender a andar en patineta —dijo Georg, bajando de su patineta en cuanto llegaron al centro comercial.

—Ya sabes que la última vez que lo intente no me fue muy bien —Lina se cruzó de brazos, recordando la última vez que lo había intentado, cosa que había sido muy vergonzosa.

Tom se rio detrás de ella, mientras levantaba su patineta con su mano para cargarla. —No sé de qué te quejas, si el que tuvo la peor parte fui yo, caíste sobre mi.

—No me lo recuerdes…—murmuro Lina. Entraron al centro comercial, caminando por los pasillos mientras charlaban de cosas triviales y bromeaban entre los tres.

Totalmente distraídos entre ellos no se percataron que iban muy cerca de un hombre, con el cual Georg choco.

—Lo siento —se disculpó rápidamente Georg, recogiendo su patineta del suelo, la cual había caído al chocar con el hombre.

El hombre al verlos frunció el ceño, con una expresión de desagrado, mirándolos de abajo hacia arriba. —Malditos corrientes —musito el mayor.

Cosa que fue escuchada por Tom, que se acercó al señor, siendo rápidamente detenido por Lina, que sabía que Tom no era de quedarse callado. —¿Que dijiste? —encaro con molestia Tom.

—Tom déjalo, vámonos —intervino Lina, tomándolo del brazo evitando que se acercara aún más al hombre.

El hombre mayor, lo miro con el ceño fruncido antes de alejarse y seguir con su camino.

—Idiota, encima se va como si nada, no le hemos hecho nada —reclamo Tom, dejando que el hombre se fuera, pues no quería problemas, iba con sus amigos a divertirse.

—Ven, mejor vayamos a la zona de juegos. Escuche que tienen algo nuevo —propuso Georg, sin darle tanta importancia a lo que acababa de suceder.

Fueron a los juegos, pasando un rato agradable, jugando en los arcades, en las máquinas de baile y por último, probando lo nuevo, el láser tag. Entraron a una sala oscura, en donde les indicaron que sería un combate entre dos equipos, que se pusieran los chalecos y tomaran las armas con luz infra roja; Tom estaba ayudando a Lina a ponerse su chaleco, cuando escucharon los murmullos y risas del equipo contrario.

—Apesta un poco aquí —hablo uno de ellos, mirando de reojo a Tom de forma no disimulada, cosa que fue seguida de sus amigos, riendo todo el grupo.

Tom decidido no prestarle demasiada atención, el juego inicio, separándose de sus amigos mientras iba por los pasillos, atento a disparar a alguien del equipo contrario con el láser y que no le dispararan a él. Miro de espaldas al chico que anteriormente se había reído de él y disparo, haciéndolo perder, el chico volteo a verlo y darse cuenta de quien se trataba hizo una mueca.

—Otra vez tú, sucio —se burló de nuevo, pero esta vez siendo directo. Esto molesto a Tom, quien no dudo en acercarse a él y empujarlo.

—No entiendo cuál es tu problema conmigo —expreso con molestia Tom.

El chico no se quedó atrás, empujándolo de nuevo haciéndolo chocar con una de las paredes del laberinto. —No me toques. ¿Desde cuándo los de tu tipo, se creen con el derecho de acercarse así?

Tom lo acorralo contra la pared, poniendo su brazo sobre el cuello de chico. Todo eso, hizo que los que estaban cerca, tanto los amigos de Tom, como los amigos del chico de acercaran adonde estaban.

—¡Ben! —exclamo, uno de los amigos de quien ahora sabia Tom, que era Ben.

Ben lo empujo, zafándose de Tom y alejándose para irse con sus amigos.

—Tom, maldición. Deja de buscar problemas —se quejó, Georg mirando con desconfianza al grupo contrario.

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—¿No me vas a comprar nada? —preguntaba Lina, pestañeando un par de veces hacia Tom.

—Lina, deja de insistir —Tom, negó con su cabeza. Lina lo miro con recelo y se alejó.

—Bien, entonces me iré con otro que si sea detallista —Lina no permitió que Tom respondiera y se separó de los chicos.

—Como sea, Lina —respondió Tom a sabiendas de que Lina no lo escucharía.

—No seas tan cruel con ella, es buena chica —Georg miro como su amiga se alejaba de ellos y volvió su mirada a Tom.

—Lo sé, es solo que es un poco insiste a veces —Tom dio una mirada hacia a donde se había ido la chica, para después volver a mirar hacia enfrente mirando los escaparates. —Uy, una de estas necesito —hablo al ver en uno de los escaparates que exhibían gorras.

Tom y Georg se acercaron mejor al escaparate para apreciar mejor las gorras.

—Tienes razón, hay que robársela a alguien —bromeo Georg, teniendo una mirada de desaprobación por parte de Tom.

—No, Geo. No vamos a robarle a nadie —Tom lo golpeo con su codo, haciendo que Georg se quejara. Se aparto para que Georg no pudiera devolverle el golpe, sin dejar de mirar el escaparate.

Apreciando la cantidad de gorras que se podían ver atreves del vidrio, se encontró con unos ojos que lo miraban directamente, sobresaltando a Tom, parpadeo antes de corresponder a la mirada de aquellos ojos marrones con delineador alrededor. Aparto su mirada unos segundos para ver al dueño de aquella mirada, encontrándose con un joven de cabellos negros y ropa ajustada, volvió a subir su mirada y como respuesta el chico le sonrió, cosa que lo hizo sonreír y saludarlo con su mano; el joven saco su lengua juguetonamente mostrando su piercing antes de hacerse hacia atrás y alejarse del aparador.

—Tom —ni la voz de su amigo lo hizo apartar la mirada del aparador, buscando con la mirada hacia donde se había ido el chico que hacía segundos había estado frente a él. —Tom —Georg volvió a exclamar, pero esta vez en un tono más alto, llamando así la atención de Tom.

—¿Qué pasa? —pregunto Tom, dándole una mirada corta a Georg para volver a mirar al escaparate.

—Vamos a buscar a Lina, no vaya a ser que se pierda —Georg miro hacia adentro de la tienda con curiosidad, al ver que Tom no despegaba su mirada.

—Ve tú, yo quiero ver algo aquí —murmuro Tom, dando un par de pasos hasta entrar en la tienda. Georg dio un suspiro y se marchó a buscar a su amiga.

Tom entro en la tienda, buscando con la mirada al chico, no tardando mucho en encontrarlo, pues su aspecto llamativo era fácil de notar, se acercó hacia donde estaba. El contrario que miraba ropa en un perchero, levantando su mirada cuando vio al de rastas frente a él.

—¡Bill, ya vámonos! —la voz chillona de una chica, hizo que el de cabellos negros volteara su cabeza en dirección de la voz. Alejándose nuevamente del de rastas, Tom no dudo en seguirlo.

Bill se acercó a la dueña de la voz, Hannah, su hermana menor. —Ya voy, ya voy, no es necesario que grites.

—Andreas ya termino de comprar y quiero ir a otra tienda —se quejó la menor con el ceño fruncido.

—¿Qué pasa? —preguntaba Andreas, con bolsas de compras en sus manos. —¿Por qué te alejaste, Bill?

—No pasa nada, vamos a otra tienda —Bill miro de reojo al de rastas y salió de la tienda junto a Andreas y su hermana, siendo seguido por Tom.

Giro su cabeza hacia atrás, percatándose de que lo seguía, sonriendo ante eso.

—¿Qué tienes? —pregunto Hannah, al ver la sonrisa en el rostro de su hermano.

—Hay un chico siguiéndonos —murmuro divertido, a lo que Hannah y Andreas voltearon a ver hacia atrás. Cosa que hizo que Tom se detuviera y fingiera demencia, volteando a ver hacia otro lado.

—Deberías de ligártelo para que nos cargue las bolsas —insinuó Hannah. A lo que Bill negó con su cabeza y manteniendo su sonrisa.

Los tres comenzaron a acelerar su paso, divertidos ante la situación, Tom también acelero su paso. Hasta que entraron a una tienda y con rapidez, se escondieron en el área de probadores.

—¿Sigue ahí? —Bill cubrió su rostro con su mano. Hannah se asomó y se dio cuenta de que aun seguía ahí.

—A que no lo besas —propuso Andreas.

—¿Qué? No —respondió Bill, negando.

—Cincuenta euros, a que no lo besas —Andreas levanto sus cejas. Bill mordió su labio y lo pensó un par de segundos.

—Está bien, lo hare —Bill salió de los probadores, acercándose hacia a Tom con pasos decididos.

En cuanto estuvo cara a cara al de rastas, se paró en seco. —Hola —saludo con una sonrisa suave.

—Hola —respondió Tom tímido, con una sonrisa, dándose cuenta que el contrario era más alto que él por unos centímetros.

Bill no espero a que otra cosa pasara o se dijeran, por lo que lo tomo del mentón y junto sus labios con los ajenos en un beso rápido. Se separo del beso, dispuesto a alejarse, pero Tom lo tomo del brazo, evitando que se fuera y volviendo a besarlo, esta vez con un beso más profundo, del cual al separarse Bill lo miro consternado.

Andreas y Hannah salieron por detrás, jalando a Bill con ellos después de ver el beso y volvieron a salir con prisa de la tienda. Tom relamió sus labios, pero no perdiendo el tiempo y siguiéndolos, se sentía cautivado y extrañado después de aquel beso, tenía la intensión de hablar más con Bill.

—Bill, en serio lo besaste —susurro Hannah, entre divertida y asqueada.

Andreas se carcajeo. —Maldición, tienes esos cincuenta euros bien merecidos —dio una vista hacia atrás, mirando al de rastas que no se cansaba de seguirlos —Feo no está, eh.

Hannah frunció su ceño con disgusto al escucharlo. —Ay no, a mí me da asco.

Subieron con prisa por las escaleras eléctricas, pero al llegar al otro piso se encontraron con Ben, que era amigo de ellos. Tom se paró en seco al ver otra vez al chico del láser tag.

—¡Él, es él, el que me ataco! —señalo Ben, indicándoles a sus guardaespaldas ir tras Tom.

Bill lo miro confundido, pues no entendía que sucedía. —Ben, déjalo.

Tom trato de huir, pero termino siendo alcanzo por los guardaespaldas de Ben, quienes lo tomaron de ambos brazos, haciéndolo dejar caer su patineta al suelo.

—¿Se conocen o algo así? —interrogo Andreas con una ceja alzada, igual de confundido que Bill.

Bill se acercó a Ben, tratando de calmar las cosas. Cosa que Tom aprovecho para golpear a uno de los guardaespaldas y zafarse, tomando su patineta y yéndose de ahí.

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—No debiste haberlo defendido, Bill —musitaba Hannah, mientras servían la cena. —Es un corriente

Bill rodo los ojos, pero lo último fue escuchado por su madre quien miro a su hija.

—Hannah —llamo la atención la mujer. —Ya hemos hablado de eso.

—Así se les dice, mamá, corrientes —respondió despectivamente Hannah.

—Hannah por favor, deja de ser tan grosera —regaño Bill. —No los trates así.

—Si, bueno, tampoco es como que yo los bese —Hannah hizo énfasis en lo último, lo cual hizo que el padre de los hermanos interrumpiera en su conversación. —Es que Bill defendió a un chico de esos en el centro comercial.

El padre suspiro y negó, para luego ver a su hijo mayor. —Bill, ya sabes que no hay que meternos con ese tipo de gente.

Lo dicho por su padre hizo enfadar a Bill, haciendo que se levantara abruptamente de la mesa. —Me iré a mi habitación, tengo que hacer tarea —Bill se retiró de la mesa enfadado.

A pesar de haber crecido en un mundo de privilegios, Bill no era tonto y tenía consciencia social, incluso si en su familia parecían ser todos unos ignorantes por elección propia, que preferían vivir en su propio mundo y hacer de menos a los demás por su posición social.

En su habitación, Bill se dispuso a hacer su tarea, recordando al chico que había visto en el centro comercial y llevo sus dedos a sus labios, acariciándolos y recordando el segundo beso apasionado que le había dado el de rastas. —Es lindo…—menciono Bill para sí mismo con una sonrisa leve, era consciente de que probablemente no lo volvería a ver y que eso se quedaría así, en un simple beso por una apuesta de Andreas que, por cierto, le debía sus cincuenta euros.

Tom había quedado totalmente cautivado por aquel joven, del cual solo sabía que su nombre era, Bill. No queriendo olvidar como era su rostro se dispuso a dibujarlo, recordando cada detalle de él, como su piercing en la ceja, sus profundos ojos con delineador negro y su cabello negro largo.

—¿Quién es? —pregunto la voz femenina de su madre, acercándose a la espalda de su hijo y ver por encima de su hombro lo que dibujaba.

—Es un compañero del instituto —mintió Tom, no quería explicarle a su madre lo que había pasado en el centro comercial.

—Está muy bonito —halago Simone, con una sonrisa y acaricio su espalda. —Pero ya es hora de que te vayas a dormir —dijo tomándole una mejilla a Tom y jalándosela levemente, haciendo que su hijo riera.

—Si, solo termino aquí y me iré a dormir —respondió entre risas, para que después su madre se alejara con una sonrisa. Dio una mirada para ver su dibujo aun incompleto, pero que era un retracto exacto del chico que lo había besado. Se encontraba emocionado con aquel beso que había recibido por parte de él, tanto que relamía sus labios volviendo a sentir la sensación del beso.

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Pasaron unos días, en donde Tom cada cierto tiempo iba al mismo centro comercial con la esperanza de encontrarse de nuevo con Bill, no teniendo éxito; lo único que tenia del chico además de sus recuerdos era el dibujo que ya había terminado, el cual lo guardaba debajo de su almohada y miraba todas las noches antes de dormir.

—¿Tom, tú de verdad crees que este chico va a venir? —preguntaba Georg, que ya estaba al tanto de todo y se sentía cansado de siempre acompañar a Tom al centro comercial.

—Si, estoy seguro de que suele frecuentar este lugar —aseguro Tom, viendo cada cierto tiempo hacia todos los pasillos mientras caminaban, esperando ver al de cabellos negros.

Georg suspiro y cerro sus ojos, no entendía la obsesión de su amigo con el chico, solo por un simple beso. —Nunca te había visto así por alguien, mucho menos por un chico… ¿no te habías acostado con Lina?

Tom bajo su mirada ante la pregunta, pues era cierto. Él y Lina habían estado juntos hacia no mucho, no tenían una relación como tal, pero solían acostarse, mayormente cuando Lina lograba convencerlo, pero desde que había conocido a Bill, no tenía ganas de nada con ella.

—No somos nada, así que no pasa nada —acoto Tom, desde que él y Lina eran amigos, la miraba como eso, una amiga, pero Lina mostraba un interés en él, que no podía no ignorar con facilidad.

Georg lo miro con los ojos entrecerrados, no muy convencido de sus palabras, pero no diciendo nada más. Tom levanto su mirada, viendo a los lejos una cabellera que supo reconocer de inmediato, sonrió en grande y comenzó a caminar con prisa.

—¿Adónde vas? —pregunto Georg, viendo como Tom se alejaba.

—Espérame, creo que es él —respondió con prisa comenzando a correr, dejando atrás a Georg, el cual solo torció sus labios. Su amigo era un caso.

—Hannah, decídete. Ya entramos a muchas tiendas de zapatos y aun no te decides por nada —reprochaba la mujer. Hannah hizo mohín con los labios y negó, cruzándose de brazos.

—Es mi fiesta, mamá, no puedo llevar cualquier tipo de zapatos —recalco la menor, haciendo que Bill torciera los ojos, se arrepentía de haber aceptado acompañar a Hannah y a su madre; llevaban al menos dos horas, yendo de tienda en tienda, porque nada convencía lo suficiente a su hermana.

—Entremos en esta, quizás aquí si tengan algo que te guste —dijo su madre, entraron en esa tienda y de inmediato Hannah comenzó a probarse zapatos. Bill se sentó cerca de ellas, aburrido esperando a que terminaran.

Comenzó a recorrer la tienda con sus ojos, esperando quizás encontrarse con algo para él y entretenerse con eso, pero choco miradas con alguien, alguien que presto supo recordar. Lo miro unos segundos y luego se levantó, dirigiéndose a su madre.

—Mamá, ya vengo iré a ver las tiendas —aviso, sin esperar respuesta de su madre ocupada y salió con prisa de la tienda, comenzando a caminar, sabiendo que el de rastas iba a seguirlo. Camino hasta llegar a una tienda de música, que estaba lejana de la tienda de zapatos y entro en ella.

Tom entro a la tienda después de él, acercándose al contrario que miraba unos discos de música y probaba los audífonos que permitían escuchar la música de los discos. Tom se acercó con suavidad a él, haciendo que Bill levantara su mirada y conectaran miradas.

—Siempre te veo detrás de un aparador —comenzó Tom.

Bill le dio una mirada corta. —¿Te gusta mucho ver aparadores? —pregunto, mientras se movía por la tienda viendo los discos de distintas bandas y artistas.

—No, me gusta mucho mas verte a ti —confeso Tom, haciendo a Bill darle una sonrisa leve.

—¿Te gusta Korn? —Bill se dio la vuelta hacia a Tom, y tomo uno de los audífonos que estaban cerca.

—No los conozco —admitió, mirando los discos de la banda que estaban cerca.

—Te van a gustar —musito Bill, tomando cercanía con Tom y poniéndole los audífonos para que pudiera escuchar una canción. Su rostro quedo a centímetros del otro, pero ninguno se separó, quedándose así mientras Tom escuchaba la canción. Cuando termino, Tom se sacó los audífonos poniendo sus manos por sobre las de Bill que, al sentir el contacto de manos, las quito con rapidez.

—Esa es su canción falling away from me —explico Bill.

—Suenan bien, creo que los escuchare a partir de ahora, gracias —Tom puso los audífonos en su lugar y siguió viendo discos junto a Bill. —¿Te gusta Limp Bizkit?

Bill asintió con una sonrisa. —Si, me gustan mucho sus canciones.

Tom había olvidado un detalle, no se había presentado con Bill podría aprovechar ese momento para hacerlo. —Por cierto, soy Tom.

—Yo soy Bill —se presentó.

—Aquel día me besaste, Bill —recordó Tom, Bill se sonrojo al recordar eso y torció su sonrisa.

—Era un reto —Bill confeso con vergüenza y desvió su mirada. —No quería ilusionarte…

—Desde ese día no puedo dejar de pensarte —admitió Tom con un leve sonrojo. Bill se sintió en conexión con él, pues él también había pensando mucho en el beso.

—Solo fue un beso —Bill ladeo su cabeza hacia un lado. —Esperar a coincidir aquí siempre no creo que sea lo mejor… ¿puedo darte mi número de teléfono? —ofreció.

Tom no oculto su emoción y asintió con rapidez. Bill se dispuso a sacar una libreta y lápiz de su mochila, arrancado una página de papel y comenzando a escribir su número de teléfono.

—¡Bill, Bill! —escucharon la voz de la madre de Bill, no muy lejos de ellos. —¿¡Bill, adonde estas!?

Bill anoto su número con rapidez, se lo dio a Tom y guardo sus cosas. —Tengo que irme —musito, levanto su mirada y viendo a su madre cerca de la tienda.

Bill estaba por marcharse, pero fue detenido por Tom, quien se puso de puntillas y lo tomo de los hombros, besándolo. Bill correspondió poniendo una de sus manos sobre la cintura de Tom, frotándola ligeramente, se separaron rápido pues la voz de la madre de Bill se escuchaba cada vez más cerca de ellos. Ambos murmuraron un “adiós”, dándose una última mirada antes de que Bill se alejara y se fuera con su madre y hermana.

Tom se quedó adentro de la tienda y miro el papel en sus manos con el número de Bill, sonrió victorioso, no solo había conseguido otro beso, sino también su número.

&

Hannah entró en la habitación de Bill, con el teléfono fijo en su mano. —Bill, es para ti —dijo la menor extendiendo el teléfono hacia su hermano.

Bill iba a quejarse de que entrara de esa forma a su habitación, pero al escucharla tomo el teléfono totalmente extrañado pues no esperaba llamadas ese día. —¿Hola? —hablo poniendo el teléfono cerca de su oreja.

—¡Hola, Bill! —contesto la voz femenina desconocida del otro lado de la línea.

—¿Cómo sabe mi nombre? —Bill miro a Hannah, confundido.

—Somos Candy Love —respondió la mujer.

—¿Candy Love? ¿qué es eso? —pregunto extrañado.

—Somos una estación de radio —explicó. —Enciende tu radio, por favor, en el noventa y ocho, punto nueve —indico la mujer, Bill se acercó a la radio que había en su habitación e hizo lo que la mujer le indico.

Hannah siguió a Bill, curiosa de la llamada.

—Ya estoy —aviso Bill.

—Bill, del otro lado hay un chico que te quiere dedicar una canción. Los dejo eh —anuncio la mujer, para luego dejar espacio a la otra línea.

—¿Un chico? —murmuro Hannah buscando una respuesta en Bill.

—¿Bill? —hablo Tom desde la otra línea. Había llamado a Bill desde un teléfono público, siendo acompañado por Georg que estaba pegado al igual que él al teléfono atento de la otra línea. —Soy Tom, del centro comercial.

Bill no oculto su sonrisa, dejando aún más confundida a Hannah. —Ah si, te recuerdo Tom.

—Bill, solo quiero decirte que eres muy bonito y que no puedo dejar de pensar en ti —confeso con un sonrojo, haciendo reír a Georg a lo que Tom lo empujo totalmente avergonzado.

Hannah se rio cubriendo su boca, a lo que Bill le hizo una seña para que guardara silencio y totalmente atento a lo próximo que podría decir Tom, sintiéndose halagado y nervioso.

—Bill ¿puedes ir mañana al centro comercial? —pregunto Tom, cerrando sus ojos y esperando que Bill aceptara.

—Eh, si creo que sí tratare de estar allá mañana —contesto Bill, Hannah le negó con la mano.

Tom sonrió victorioso y sin saber que más decir, mordió su labio nervioso. —Te dedico esta canción, Bill —dijo por último, cortando la llamada con una sonrisa amplia en su rostro.

—¿Qué te dijo? —pregunto Georg curioso.

—¡Me dijo que si, me dijo que si! —exclamo Tom, entre pequeños saltos de emoción.

—¿Bill, quien era? —insistió Hannah en saber.

—Era un chico, ¿no escuchaste? —Bill dejo el teléfono a un lado y de pronto se comenzó a escuchar de la radio, la canción que Tom le había dedicado a Bill. Siendo esta The One de Limp Bizkit.

—¿Un chico? ¿y qué hay de Ben? —Hannah ladeo su cuello.

Bill rodo sus ojos con una sonrisa. —No hay nada de Ben, deja ese tema de una vez y vete.

Hannah bufo y sabiendo que Bill no le diría nada más salió de la habitación.

«Maybe you have crossed my path»

Bill se acercó a su cama, lanzándose a esta mientras sonaba de fondo la canción. Sonrió mirando el techo y pensando en Tom, mientras analizaba la letra de la canción.

«But I believe that you and me, we could be so happy and free, inside a world of misery»

—Tom, Tom, Tom —repetía Bill, aun con una sonrisa en su rostro, recordando al joven de rastras y de sonrisa adornada por un piercing en sus labios.

«Maybe we could be soul mates»

&

—Tom, antes de que te vayas —Gordon llamo la atención a su hijo. —Esto es lo de tu semana por ayudarme.

Tom se acercó a su padre y tomo el par de billetes que le extendía su padre. En cuanto pensaba agradecerle, se dio cuenta de que el mayor estaba encendiendo un cigarro.

—Papá, prometiste que ya no volverías a fumar —murmuro Tom, mirando con reproche a su padre. Guardo parte de su dinero en sus ahorros y el resto lo metió en su mochila, pues sería lo que usaría ese día para ir al centro comercial y pasar un rato con Bill.

—Solo será un cigarro, no me hará daño —contesto Gordon, no haciéndole caso a las palabras de su hijo.

Tom suspiro sabiendo que eso no lo haría cambiar de opinión, su padre era testarudo. Se despidió de él, no queriendo perder más tiempo para llegar al centro comercial lo más rápido posible.

—Bueno, ya es hora de que me digas, quien es Tom y por qué te pidió que vinieras —exigió Hannah.

—De haber sabido que solo estarías molestándome, hubiera hecho hasta lo imposible para que te quedaras en casa —contesto Bill, desde el día anterior su hermana no había parado de insistir con el tema, haciendo una y mil preguntas sobre quien era Tom.

—Ya Hannah, tu hermano también tiene derecho a tener chicos, Ben no es el único hombre en la tierra —comento Andreas, mirando a Hannah.

—Es que detesto que Bill no me quiera decir nada, odio cuando actúa de misterioso —continuo Hannah.

Bill miro hacia adelante, logrando contemplar como Tom se acercaba a ellos.

—Hola —saludo Tom, fijando su mirada solamente en Bill.

Antes de que Bill pudiera responder, Hannah interrumpió. —¡Es el roñoso de la vez pasada!

Tom ignoro el comentario dicho por la chica, no permitiendo que eso arruinara su encuentro con Bill.

—¡Hannah! —regaño Bill, dándole una corta mirada molesta a su hermana, acercándose a Tom. —Hola, lo siento por eso —se disculpó apenado.

—No pasa nada. Quiero mostrarte algo ¿me acompañas? —propuso Tom, recibiendo un asentimiento por parte de Bill.

Hannah estaba por decir algo, pero Andreas le cubrió la boca. —Ve, Bill. Nosotros te esperaremos aquí.

Bill le dio una mirada a Andreas acompañada de una sonrisa. Sabía que podía confiar en su amigo. —Ya volveré —dicho eso, tomo la mano de Tom y comenzaron a caminar para alejarse de Andreas y sobre todo de su hermana.

Tom guio a Bill hasta las afueras del centro comercial, llevándolo debajo de un puente que estaba al otro lado de la calle. Al acercarse, Bill miro con admiración un grafiti que estaba en una de las paredes del puente.

—Esta increíble, ¿tú lo hiciste? —soltó, para luego ver a Tom, quien le sonrió y asintió con su cabeza.

—Es algo en lo que trabajo cuando tengo tiempo —Tom se alejó de Bill, para acercarse al grafiti, se quitó su mochila y luego saco un par de aerosoles de pintura. —En cuanto tenga la oportunidad, pienso inscribirme en una escuela de pintura.

Bill miro curioso lo que hacía, Tom comenzó a pintar con los aerosoles, dándole unos pocos detalles a su grafiti.

—¿Por qué no puedes? —pregunto Bill.

—Porque tengo que trabajar todo el día…trabajo en el puesto de mis padres en el mercado —explico Tom, concentrado en lo que hacía.

—¿Qué significa? —volvió a preguntar, pero esta vez refiriéndose al grafiti.

Tom dejo de pintar y se alejó un poco de la pared, comenzando a explicarle el significado de su grafiti. —Es un mundo diferente, me gustaría vivir ahí algunas veces.

—¿Qué tiene de malo este mundo? —Bill se acercó lo suficiente a Tom como para estar a la par suya.

—Todo, pero en este mundo —soltó Tom, señalando la pared. —Todos son iguales, sin nada que los diferencie, a comparación de nuestro mundo….

Bill entendió en mensaje, sintiéndose aún más atraído ante los pensamientos del contrario.

—Antes que lo olvide, tengo algo que darte —Tom se acercó a su mochila y saco de esta el dibujo que había hecho días atrás de Bill. —Lo hice el primer día que te vi —explico mientras le tendía el dibujo.

Bill tomo el dibujo, observando que era un retrato suyo, idéntico a él. Levanto su mirada para ver a Tom. —Gracias —agradeció sonriente, era un gesto bonito por parte del contrario. Se acerco lo suficiente a Tom como para no dejar ningún centímetro entre los dos, volviendo a tomarlo del mentón como la primera vez para levantar su rostro, juntando sus labios con los contrarios.

Tom correspondió al beso, cerrando sus ojos y poniendo sus manos sobre el cuerpo de Bill, quien comenzó a acorralarlo contra la pared, profundizando más en su beso. Hasta que Bill se percató de que Tom se había apegado demasiado a la pared, machando su camisa.

—Ay, te manchaste —señalo Bill, alejando a Tom y mirando la parte de su camisa que se había manchado.

—No importa, es solo una camisa —respondió Tom mirando su camisa manchada, que poco o nada le importaba en ese momento, lo único que quería era seguir sintiendo la sensación de los labios contrarios sobre los suyos.

Volvieron al centro comercial a pedido de Bill, que insistió en comprarle otra camisa a Tom.

—Bill, en serio. No es necesario, es solo una camisa —verbalizo Tom, mientras era Bill quien lo llevaba de la mano, mirando distintas tiendas hasta entrar en una.

—Te manchaste por mi culpa, como mínimo tengo que recompensártelo —se dio la vuelta, poniendo un dedo sobre los labios de Tom, antes de que este pudiera decir algo. —Míralo como un regalo por el dibujo que me hiciste ¿sí?

Tom asintió con el dedo de Bill sobre sus labios. Bill observo las camisas que estaban cerca de ellos, tomando una camisa holgada, en las pocas veces que se habían visto, se había percatado del detalle de que Tom solo usaba ropa holgada, así que asumía que ese era su gusto.

—Esta te va a quedar bien, vamos a probártela —se llevó a Tom con él al probador de la tienda.

Tom entro al probador, quedándose Bill afuera. Se probo la camisa, que efectivamente le quedo holgada como las que solía usar.

—¡Sal, quiero ver cómo te queda! —vocifero Bill. Tom salió del probador, mostrando como le quedaba la camiseta, Bill se acercó a él envolviendo su cintura con sus brazos y acercándolo a él.

—¿No crees que es muy cara? Con una barata estoy bien, en serio —Tom trato de convencer a Bill.

Bill negó y deposito un corto, pero suave beso sobre sus labios. —Nop, te queda bien, así que esta te comprare.

Dicho y hecho, esa camiseta fue la que Bill le compro al final. Ya era tarde, por lo que ambos tenían que volver a sus respectivos hogares, estaban en la entrada del centro comercial despidiéndose.

—Me divertí mucho —informo Bill, mirándolo a los ojos.

—Yo también. De nuevo, otra vez gracias por camisa y por venir—Tom agradeció, mirando la camisa que llevaba puesta.

—De nada, Tomi —el apodo hizo sonreír a Tom, era la primera vez que lo llamaba así. Bill se acercó a él dispuesto a darle un beso de despedida.

Pero Hannah, quien esperaba a Bill en el auto, junto a Andreas y el chofer, toco la bocina interrumpiendo su beso. —¡Bill! —llamo a su hermana, asomándose por la ventana de auto.

—Adiós —Bill murmuro cerca de sus labios, dándole un rápido beso para después alejarse.

—Adiós —se despidió Tom, mirando como Bill se acercaba al auto y regañaba a Hannah. Tom era consciente de que claramente no le agradaba a su hermana, pero no le interesaba ella, le interesaba Bill.

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Por los siguientes días, Tom siguió llamando a Bill, incluso llegaron a quedar después de que ambos salían de estudiar, para verse cerca del centro comercial justo debajo del puente; conociéndose cada vez mejor.

Hoy no había sido la excepción, solo que esta vez Tom había invitado a Bill a una feria que se realizaría en un parque cerca de donde él vivía, era una cita.

—Sabes, esta es una de las pocas veces que puedo verte sin maquillaje —señalo Tom, mientras escuchaban música en el reproductor de Bill.

—No me permiten usar maquillaje en el colegio, ¿me veo mal sin maquillaje? —pregunto Bill con una sonrisa divertida, a lo que Tom negó.

—No, te ves bien con o sin maquillaje, solo que es raro verte sin maquillaje y con tu cabello ordenado —Tom se acercó lo suficiente como desamarrar el cabello de Bill, que estaba en una coleta dejando así suelto su cabello negro que cayó sobre sus hombros.

Bill sonrió ante el gesto y beso sus labios. Ambos estaban sentados sobre el muelle, del lago que había en el parque ya que debido a que era una feria, todo estaba lleno de gente, pero el muelle era un lugar solitario, perfecto para que ambos pudieran hablar sin problemas.

—Nunca había estado en un lugar así antes —murmuro Bill, mientras miraba el lago a su alrededor y la poca gente que caminaban en los alrededores de este.

—¿Nunca habías estado en un muelle? —pregunto Tom ingenuo.

—Si, pero en el mar —dijo Bill, mientras se quitaba el audífono, acto que fue imitado por Tom.

—Yo no conozco el mar —Tom aparto su mirada hacia el lago. —En tus ojos me imagino el mar, aunque nunca haya ido, me imagino que así ha de ser hermoso —continuo, tomando a Bill del rostro.

Bill termino por acercarse para besarlo, cuando se separaron Bill se puso de pie.

—¿Entonces nunca has ido al mar? —pregunto mientras se movía sobre la vieja madera del muelle, que resonaba ante sus pasos.

—Mis padres dicen que queda muy lejos de aquí, además nunca tenemos tiempo debido a que tenemos que trabajar —Tom se quedó sentado, mirando a Bill quien caminaba a su alrededor sin alejarse mucho de él.

Bill entendía la situación de Tom, porque muchas cosas que para él eran comunes, Tom incluso no las conocía. —Ya veo, Leipzig está un poco lejos de cualquier playa cercana… Al menos, son unas cinco horas de viaje —se acercó, abrazando a Tom por la espalda y beso su mejilla. —Prometo llevarte algún día al mar.

Tom sonrió y giro su cabeza, para también besar la mejilla de Bill. —¿Vamos a los juegos?

Fueron a los juegos, pasando por la montaña rusa, por la noria, entre otros y por último fueron al carrusel.

Compartieron besos, acompañados de la música que sonaba del juego.

—Debo confesar, que no pensé que terminaría aquí contigo después del primer beso en el centro comercial —comento Bill, llamando la atención de Tom.

Tom se aferró al pilar del caballo del carrusel. —Supongo que es normal, lo hiciste por un reto.

—Pero, estoy feliz de estar aquí junto a ti —continuo Bill, extendiendo su mano y acariciando el rostro contrario.

&

Era el aniversario de la relación de Andreas con uno de los amigos de Ben, Ian. Bill no se sentía cómodo yendo, ya que iba a estar Ben ahí, y a pesar de que Andreas lo entendió, Hannah insistió en que fueran y después de decirle, que si no iba a ir él iba a ir ella sola, cosa con la que Bill no se sentía cómodo, como hermano mayor no sentía seguro de dejar a Hannah sola, sobre todo conociéndola, sabiendo que si le ofrecían drogas era hasta capaz de aceptarlas. Por lo que termino yendo con ellos al terminar el colegio.

Andreas y Ian tenían preparado pasar un día agradable de picnic en un campo que no estaba muy lejos de la ciudad, ya que ahí podrían beber siendo menores de edad sin que alguien los viera o molestara. Bill desde que llegaron y se bajó de la camioneta de Ben, quien se ofreció a llevarlos a todos, se mantuvo lejos, pero vigilando a Hannah.

—Hannah, no deberías beber demasiado —acoto Bill, viendo como su hermana había comenzado a beber, ni bien habían llegado.

—Ay Bill, deja de ser tan aguafiestas, siempre tratas de arruinarme el ambiente —reclamo Hannah.

—Tu hermana tiene razón, deberías de dejar de ser tan aguafiestas, Bill —Ben intervino detrás de los hermanos, siendo ignorado por Bill.

—Sabes que no lo digo por molestarte, sino porque me preocupas —continuo Bill, tratando de quitarle la botella de cerveza a su hermana. Hannah se apartó molesta, tomando la botella entre ambas manos para que fuera imposible para Bill quitársela.

—No, déjame en paz, si tú quieres ser un maldito aburrido es tu problema, pero no trates de controlarme —gruño la menor. Bill suspiro frustrado ante la negativa de su hermana, no quería ser demasiado duro con ella.

Ben se metió entre ambos y tomo a Bill del brazo. —Deberías de hacerle caso a tu hermana, podemos divertirnos juntos si quieres, deja de ser tan aburrido.

Bill se libró del agarre de Ben, enfadando pues no quería que Ben se metiera en un asunto que no le convenía. —Jódete Ben, esto no te importa. Esto es entre mi hermana y yo —dicho eso, volvió a ver a su hermana. —Mas te vale no beber demasiado, porque te recuerdo que vamos a volver a casa y esta vez no voy esconder tus borracheras —advirtió.

—Como sea, déjame tranquila —refuto Hannah, apartándose y dejando a Bill a solas con Ben.

Bill se disponía a alejarse, ya que no quería estar cerca de Ben. Pero Ben volvió a tomarlo del brazo nuevamente, obligando a verlo. —¿Qué quieres? —pregunto Bill de mala gana.

—Quiero que hablemos —ordeno Ben. Bill trato de zafarse de su agarre, pero Ben apretó más el agarre haciendo inútil el intento de escaparse.

—Está bien, vamos a hablar, aunque no siento que haya algo que podamos rescatar —termino aceptando Bill, siendo por fin soltado por Ben.

—No entiendo porque te comportas así conmigo, si al principio todo iba bien entre tú y yo —dijo Ben, relajando su rostro.

—Te recuerdo, que fuiste tú quien arruino todo —replico Bill, cruzándose de brazos y mirando con seriedad al castaño. —Te pedí varias veces que fueras más amable conmigo, pero siempre terminas siendo un pedante, impulsivo y caprichoso.

—Dame otra oportunidad, por favor. Te prometo que esta vez todo será diferente, Bill —contesto, esperando convencer a Bill.

—No, Ben. Además, solo salimos unas semanas, ni siquiera fuimos novios. Deberías buscarte a otra persona que si aguante tu comportamiento —sentencio Bill. —Ahora, déjame tranquilo. Solo vine a cuidar a Hannah, así que de favor te pido que no te metas más entre ella y yo —Bill se dio la espalda comenzando a alejarse de Ben, no permitiendo que lo siguiera amargando.

Ben apretó sus puños con fuerza, sintiendo una abofeteada las palabras de Bill, sintiéndose frustrado por no haberlo convencido.

—¿Otra vez te mando al carajo? —pregunto Hannah, acercándose después de ver y escuchar lo que había pasado.

—Deberías de ayudarme —recriminó Ben mirando a la chica. —Dijiste que lo harías.

Hannah alzo sus hombros. —¿Crees que no lo hago? Siempre trato de decirle o insinuarle que vuelva contigo, pero simplemente tiene ojos para otra persona —murmuro Hannah con desagrado, pensando en lo último en Tom, como había escuchado que se llamaba el chico con el que su hermano se veía.

—¿Otra persona? ¿Bill está saliendo con alguien más? —pregunto Ben, llenándose de celos. —¿Quién es?

—Es el mugroso del centro comercial —contó. —¿No recuerdas? Fue el que tus guardaespaldas golpearon.

No costo mucho para que Ben recordara de quien se trataba. —¿Que sabes de él? o bueno, de ellos.

Hannah ladeo la cabeza hacia un lado y pensó antes de responder. —Solo sé que se llama Tom, han salido un par de veces, eso es lo único que se.

—Tienes que saber si al menos son novios o algo así —persistió Ben, sentía molesto de que ese chico estuviera logrando con Bill, lo que él no pudo. Pensar que Bill prefería salir con un miserable, antes que con él, alguien de su mismo nivel.

—Lo siento, no podría decirte eso. Bill no me quiere contar que pasa con él, pero supongo que aún se están conociendo.

Después de enterarse de eso, Ben sentía más ganas de que Bill fuera suyo, la idea de que lo cortara como si nada le molestaba, pero no tenía idea de que hacer para evitar que lo que sea que tuvieran Tom y Bill fuera algo serio.

A pesar de eso, la tarde pudo continuar con normalidad, hasta que ya casi cuando estaba atardeciendo salieron un par de pájaros de entre los árboles. Todos voltearon a ver hacia arriba, admirando a las aves, a excepción de Ben que miraba todo desde su auto. Sin que nadie lo viera saco un revolver de la guantera de su camioneta y disparo hacia el cielo, dándole a un ave, pensó que sería divertido.

El estruendoso ruido del disparo, seguido de la imagen del ave cayendo, hizo que todos los presentes se asustaran y voltearan a ver hacia donde había venido el disparo.

—¡Ben, eres un estúpido! —exclamo Andreas, atónito ante lo que acaba de pasar. Su novio, Ian se acercó hasta Ben, pero más que molesto sorprendido por el arma.

—¿De dónde la sacaste? —pregunto curioso viendo el arma.

—Es de la colección de mi padre —respondió Ben, mirando el arma y luego viendo a los demás, que lo miraban con reproche.

—Imbécil —murmuro Bill, esto convenciéndolo más de que Ben era un idiota.

La tarde había sido arruinada, por lo que no tardaron mucho en irse de ahí. Dejaron a los demás en sus respectivos hogares, quedando por último solo Bill, Hannah y Ben en el auto, los únicos que charlaban eran Ben y Hannah, Bill solo se mantenía en silencio, rogando ya llegar a su hogar después de tan pésima tarde. Su hermana y Ben trataban de meterlo a la conversación, cosa a la que Bill no hizo caso, así hasta que llegaron a la entrada de la casa de los hermanos.

—Gracias por traernos, Ben —dijo Hannah, despidiéndose y abriendo la puerta de la camioneta para bajarse.

—Gracias —musito Bill, no queriendo quedar como un grosero.

—Bill, por favor piensa lo que te dije hoy, en serio me interesas —mascullo Ben. Bill le dio una corta mirada y se dispuso a bajar del auto, no respondiendo. —No creo que él, sea mejor que yo…

Bill levanto la mirada con rapidez al escucharlo, de inmediato supo que ya lo sabía y solo había una persona por la que podía haberle dicho, Hannah, la miro y la chica solo se bajó con más prisa de la camioneta, abandonando a su hermano con Ben.

—No es algo que te importe —espetó Bill, no estando dispuesto a contar algo que no tendría por qué saber Ben y se bajó de la camioneta.

—¿¡Como puedes salir con un chico así!?—increpó Ben con el ceño fruncido, cuando Bill cerró la puerta de la camioneta, sabiendo que lo había escuchado. —¡Contéstame carajo!

—¡Ya te dije no quiero salir contigo! —respondió Bill, notablemente irritado.

—¿Conmigo no, pero con él sí? —interrogo incrédulo.

—Yo no salgo con él, ni contigo, ni con nadie —corto Bill, caminando hacia dentro de su hogar a pasos rápidos.

&

Tom esperaba a Bill debajo de aquel puente cerca del centro comercial, debido a que esta vez Bill le había dicho que saldría más tarde lo normal del colegio. Paso un rato, hasta que escucho unos pasos acercarse, volteando a ver y topándose con Bill, que le sonrió.

—Lo siento, ¿tarde demasiado? —se disculpó acercándose lo suficiente para besarlo, siendo correspondido por Tom.

—No demasiado, ¿nos vamos? —respondió Tom con tranquilidad.

—Si, pero espera —Bill se quitó su mochila y saco de ella un cuaderno grande de dibujo. —Es para ti —extendió hacia el contrario.

A Tom le brillaron los ojos ante el regalo quedándose atónito, se notaba que era un cuaderno demasiado caro, debido a que era uno del nivel de un dibujante profesional, claramente un cuaderno así estaba fuera de su economía; levanto su mirada hacia a Bill, que lo miraba emocionado esperando una reacción. Tom se lanzó sobre él, pasando sus brazos por el cuello de Bill y besándolo con profundidad, Bill logro mantener el equilibrio evitando que ambos cayeran, rodeo su cintura con su brazo libre mientras que con la otra sostenía el cuaderno.

—¡Gracias, gracias, gracias! —expreso Tom sin separarse de los labios ajenos.

—Quiero que nunca dejes de dibujar —musito Bill, sabía que el arte era algo que, apasionada demasiado a Tom, lo había notado desde el principio, pero cuando Tom lo llevo al taller de artes al que tenía pensado ir cuando ahorrara lo suficiente, se propuso apoyarlo a lograr su sueño.

Después de un par de besos más por parte de Tom, que no deja de agradecerle a Bill por su regalo, fueron a casa de Tom, que estaba en un barrio marginado de la ciudad, pero eso no le importaba a Bill, claro había una gran diferencia a comparación de donde él vivía, pero nada que le sorprendiera lo suficiente.

—¿Hay alguien? —pregunto Bill, cuando estuvieron frente a la casa de Tom.

—No, mis padres están trabajando, no vienen hasta ya tarde —Tom saco las llaves de su hogar y abrió, dejando entrar primero a Bill, para luego cerrar la puerta detrás de ellos. —Lo siento por el desorden.

—No pasa nada —contesto, mirando el interior de la casa.

Mientras caminaban para llegar a la habitación de Tom, Bill se percató de los muchos cuadros con fotos de la familia que había, también cuadros religiosos. Le llamaba la atención que en las fotos familiares, la familia de Tom se notaba contenta, pensó en su propia familia y lo mucho que planeaban una sola foto familiar, yendo con profesionales y a estudios para al final tener que fingir una sonrisa después de todo lo tedioso.

—Esta es mercancía de la que utilizamos —explico Tom mientras se lo señalaba. —Aquí es adonde me pongo a dibujar —era una mesa vieja, que estaba frente a una ventana que daba una vista alta del barrio.

Bill miro hacia la ventana impresionado por la vista alta. —Tienes una buena vista cuando dibujas.

—¿Quieres ver mis dibujos? —ofreció Tom.

Entraron en la habitación de Tom, las paredes eran decoradas por posters de los comics que le gustaban y algunos dibujos que Tom había hecho directamente en las paredes. Tom dejo el cuaderno que Bill obsequio suavemente sobre su escritorio, dejo su mochila en el asiento y luego tomo una de las hojas sueltas en las que solía dibujar.

Ambos chicos se sentaron sobre la orilla de la cama, Tom le explico de que trataba su dibujo, Bill lo escucho con atención observando cada detalle del dibujo.

—Él es un príncipe que busca salir de su superficial mundo —señalo Tom sobre el papel.

—Esta increíble —halago Bill, luego desvió su mirada del dibujo hacia Tom. —¿Yo soy el príncipe? —pregunto juguetonamente.

Tom sonrió tímidamente sin saber que responder exactamente. Bill lo tomo de la mandíbula y rozo sus labios con los contrarios, dejaron el dibujo sobre la mesa de noche que estaba cerca y comenzaron a besarse, provechando que estaban en soledad.

Bill posiciono sus manos en los costados de la cadera de Tom, profundizando todavía más en su beso, jalo el piercing de Tom con sus dientes, haciendo que este abriera levemente la boca y comenzó a invadirla con la lengua. Sus dientes chocaron, pero no les importo, haciendo un leve sonido de humedad con sus lenguas.

Pero el grato momento se vio interrumpido cuando la madre de Tom abrió la puerta de la habitación bruscamente. —Tom, estas…. —La mujer mayor se quedó fría al ver lo que había interrumpido.

Los dos se separaron del otro con rapidez y voltearon a ver a la madre de Tom, que estaba en el umbral de la puerta. Bill relamió los restos de saliva sobre sus labios, mientras Tom quitaba las manos de Bill de su cuerpo. —Mamá —murmuro Tom, levantándose de la cama siendo seguido por Bill.

Ante el momento incomodo, los tres se quedaron callados unos segundos, pero fue Tom el que rompió el silencio. —Él es Bill, mamá —lo presento, a lo que Bill extendió su mano hacia la mayor, la cual tomo su mano.

—Hola, mucho gusto, señora —se presentó Bill, avergonzado por como los había encontrado la mayor.

—Hola —sonrió la mujer con calidez, no haciendo mención ni preguntándoles que hacían ahí. —Creí que estabas en la escuela —dijo dirigiéndose a su hijo.

—Nos dejaron salir más temprano hoy —explico Tom. —Vine a enseñarle mis dibujos, no pienses mal —aclaró, esperando que su madre no se hiciera ideas equivocadas.

—No te preocupes, yo vine a por más mercancía —farfullo Simone, saliendo de la habitación.

—Te ayudo —se ofreció Tom siguiendo a su madre y mirando a Bill.

—Déjame ayudarte —hablo Bill, tomándole de la mano. Tom se negó con una leve sonrisa.

—Yo puedo solo, tú quédate aquí si quieres.

Bill no insistió, aceptando a quedarse paciente en la habitación de Tom, mientras él ayudaba a su madre. Saliendo con su mochila después de unos minutos para despedirse de la mayor.

Tom estaba subiendo junto a su madre la mercancía en el maletero del auto, momento que aprovechó su madre para hablar con él. —¿Es tu novio? —pregunto con curiosidad Simone mirando a su hijo.

—Algo así, creo —aun no habían dicho si eran novios oficialmente o no, pero hacían cosas de novios, por lo que era un cincuenta cincuenta.

—Es muy lindo y amable, solo que la próxima vez avísame que traerás visita a la casa para no volverlos a interrumpir en un momento intimo —Simone metió lo último de mercancía en el auto y cerro el maletero.

Tom se sonrojo ante lo dicho por su madre y negó con agudeza. —Te juro que no es lo que piensas, en verdad solo quería mostrarle mis dibujos.

Simone lo miro con los ojos entrecerrados y una sonrisa, justo momento en el que Bill salió de la casa. —Hasta luego, Bill —hablo la mujer, mientras abría la puerta del auto para subirse.

—Hasta luego señora, fue un gusto verla —mascullo Bill con una leve sonrisa, la mujer le sonrió de vuelta y asintió para después subirse al auto.

—Nos vemos, mamá —se despidió Tom de su madre, mientras ella retrocedía y se alejaba de los chicos.

Bill suspiro y se acercó a Tom. —Ya me tengo que ir —informo, no quería llegar muy tarde a su casa, ya que podría tener problemas si llegaba muy tarde.

Tom asintió entendiendo y dándole una sonrisa comprensiva.

&

La fiesta de dieciséis años de Hannah había llegado, iba a ser realizada en una discoteca que sus padres habían alquilado por esa noche a pedido de Hannah. Bill había invitado a Tom y Georg como invitados suyos, sin decirle a Hannah ya que sabía que se iba a poner en contra de que fueran.

Cuando Tom y Georg llegaron, el de seguridad no les permitió ingresar a pesar de mostrar la invitación. Antes de que se volviera una discusión acalorada, llego Andreas detrás del de seguridad reconociéndolos de inmediato, lo cual hizo que los dejaran pasar.

—Le diré a Bill que están aquí —informo Andreas. La música resonaba en todo el lugar, ambiente que les gusto a Tom y Georg, sobre todo al último, que no perdió el tiempo en poner sus ojos sobre chicas lindas.

—Vete con tu novio, yo iré a divertirme un poco —susurro Georg cerca de su amigo, sin apartar la mirada de las chicas.

—Solo no te olvides de mí, conociéndote te olvidas de mi por irte con una chica —alego Tom, Georg asintió y se alejó, momento en el que Bill apareció entre medio de un par de personas.

—Hola, no te había visto en este tumulto —Bill le tomo de las manos y beso su mejilla.

—Hola, te ves muy lindo —halago Tom, viendo que la apariencia de Bill era mucho más elaborada ese día, sobre todo fijándose en el detalle de que su cabello estaba alisado a comparación de siempre, que solía llevarlo alborotado.

—Gracias —Bill miro hacia su alrededor, pese a que había muchas personas alrededor, sus padres y sobre todo su hermana estaban ahí en la fiesta, así que, manteniendo sus manos juntas comenzó a caminar hacia un área más alejada, detrás de unas cortinas adonde podían estar solos.

Tom noto que lo estaba llevando hacia un lugar más apartado, quedándose callado hasta que llegaron y se sentaron sobre los asientos que estaban ahí.

—¿Nos estamos escondiendo? —insinuó Tom con una ceja alzada. Bill negó entre una risa y se acercó para besarlo en los labios.

—No quiero que nos vean mis papás —explico Bill.

—Te da pena que nos vean juntos —mascullo Tom, era muy notable que él no pertenecía a la gente que estaba en esa fiesta, se notaba por la forma en la que lo miraban desde la entrada.

—Que no me da pena. Y para que veas —Bill lo jalo con él de nuevo, pero ahora hacia la pista de baile donde la música era un más fuerte.

Se dio la vuelta, para tenerlo cara a cara y paso sus brazos, acercando sus cuerpos, haciendo que Tom pusiera sus manos sobre sus hombros, comenzando a bailar al ritmo de la música. Mezclándose con las demás personas que bailaban a su alrededor, tratando de no sobre salir.

Estaban en su mundo, mirándose en silencio mientras bailaban. No era necesario hablar porque sus miradas lo decían todo.

—Bill esta con el mugroso ese —espetó Hannah, quien había visto a su hermano y a Tom bailando en la pista. Ben al escuchar eso, desvió su mirada hacia ellos y se acercó a pasos rápidos, sintiéndose rápidamente celoso de verlos juntos.

—¿Quién te invito? —la voz de Ben, interrumpió su momento. Bill y Tom solo lo miraron con seriedad, dispuestos a ignorarlo.

—Vámonos —murmuro Tom. Bill retrocedió atrayendo a Tom consigo para alejarse de Ben.

Ben evito esto, tomando a Tom con brusquedad del hombro haciendo que volteara a verlo. —Lárgate, imbécil.

Tom no estaba dispuesto a tolerar a Ben, lo tomo de la nuca y lo hizo retroceder hasta hacerlo chocar con una mesa. —Ya cálmate ¿no? —reclamo son voz grave.

Ese acto hizo que los que estaban alrededor los miraran, al tener esa atención sobre ellos ambos se miraron desafiantes ante la mirada de todos.

Bill intervino entre los dos para apartarlos. —Ben, por favor. Yo lo invite —Ben ni siquiera lo miro, empujándolo hacia un lado, caminando en dirección a Tom.

Tom empujo a Ben cuando estuvo lo suficientemente cercan de él, al ver que este había empujado a Bill, lo cual lo termino por molestar. Eso inicio que ambos comenzaran a empujarse bruscamente, Georg al ver esto se metió dispuesto a defender a su amigo.

—Georg, no, no, no —Tom detuvo a su amigo, que se puso frente a él y lo aparto, momento que Ben aprovecho para soltarle un golpe fuerte en el estómago que lo hizo encorvarse por el dolor.

—Ahora vete, antes de que termine por golpearte más —amenazo Ben.

Bill se puso frente a Ben y lo empujo con toda la fuerza que pudo, haciéndolo chocar con unas personas. —¡Ya, Ben! Aléjate o pediré que te saquen.

Al ver a su amigo retorciéndose del dolor, Georg se sintió impotente, sacando una navaja que llevaba en el bolsillo y acercándose amenazantemente hacia Ben, al ver el arma un par de personas gritaron asustadas por miedo a lo que podía pasar. Tom evito que Georg hiciera alguna locura, deteniéndolo por la espalda y pidiendo que guardara la navaja, a lo que Georg se puso a la defensiva.

—Guarda esa navaja —exigió Tom en voz alta.

—No, quítate, no puedes permitir que te pisoteen así —respondió Georg, empujando a Tom hacia un lado.

Los amigos de Ben se metieron en la pelea, tirándolos a ambos en el piso, Ben se lanzó sobre Tom con patadas al tenerlo sobre el piso, no dándole la importunidad de defenderse. Bill lo jalo por la espalda, tirándolo a él también sobre el piso, subiéndose sobre y comenzando a golpear a Ben con sus puños, Ben trato de quitárselo de encima.

—¡Sepárenlos, por favor, sepárenlos! —grito Hannah, desesperada al ver como su hermano golpeaba a Ben.

La fiesta se había arruinado después de que lograran separarlos y detener la pelea, la mayoría de asistentes se fueron. Bill estaba sentado junto a Tom y Georg, tratando de asegurarse de que Tom estuviera bien.

—Bill, yo estoy bien —volvió afirmar Tom, y tomo las manos de Bill mirando que estaban lastimadas debido a que había golpeado a Ben, estaban tan lastimas que sus nudillos estaban sumamente rojizos. —Tus manos…—mascullo.

—Mis manos no importan, Tom —Bill aparto sus manos, para que Tom dejara de verlas y suspiro frustrado.

El padre de Bill se acercó a ellos, mirando sobre todo a Tom y Georg. —¿Y ustedes quiénes son? —interrogo con seriedad el hombre mayor.

Tom y Georg se miraron de reojo, sabiendo que se refería a ellos. Tom levanto su rostro y miro directamente al hombre a los ojos. —Soy Tom Trumper.

—¿Quién los invito? —continúo interrogando el mayor.

—Yo los invite, papá —intervino Bill, mirando a su padre.

—Te había dicho que ni se te ocurriera invitarlos, Bill —exclamo Hannah, quien era consolada por su madre.

—Se tienen que ir —ordeno. Dos hombres de seguridad de acercaron, tomando con brusquedad a Tom y Georg, ambos se soltaron del agarre.

—Nosotros podemos salirnos solos —mascullo Tom, no podía despedirse de Bill, así que solo se limitó a irse junto a Georg.

Bill se levantó dispuesto a seguirlos y despedirse, pero su padre lo detuvo.

Al día siguiente de la fiesta, durante el desayuno toda la familia comía en un silencio sepulcral, mientras Bill se limitaba a ver a su plato, aun molesto por lo que había pasado la noche anterior.

—¿De dónde sacaste a esos tipos, eh? —Jorg interrogo a su hijo.

—Ellos los provocaron, papá. No estaban haciendo nada, fue Ben el que inicio todo —respondió Bill, sin ver a su padre.

—Tú tienes la culpa por haberlos invitado —reprocho su hermana, haciendo que Bill levantara la mirada para verla.

—Son mis amigos —declaró Bill.

—Ellos no pueden ser tus amigos, Bill —asevero Jorg, su hijo lo miro con reproche.

—¿Por qué, papá? ¿por qué son pobres o porque son vulgares? —interrogo Bill, sin apartar la mirada de los ojos de su padre.

Su padre negó, ante la negativa de Bill. —No, no es por eso.

—¿Entonces que es? —insistió Bill.

—Es que no somos iguales —mascullo su madre en respuesta.

Bill se levantó de la mesa abruptamente, dando un golpe sobre esta y miro a su madre. —¿Y cómo somos nosotros, mamá? —pregunto para después salir del comedor.

&

En cuanto Tom tuvo la oportunidad, fue hasta el teléfono público más cercano de su hogar para llamar a Bill.

Bill esperaba atento recibir una llamada por parte de él, así que cuando sonó el teléfono de la sala se apresuró a contestar. —¡Yo contesto! —aviso mientras tomaba el teléfono y su madre que estaba en uno de los sofás lo observo atenta. —¿Bueno?

—¿Bill? Hola, soy Tom —respondió Tom, dando un corto suspiro aliviado de que le hubiera contestado él. —¿Como estas?

—Bien, ¿y tú? —contesto Bill, evitando la mirada de su madre.

—Bien. Oye necesito verte —musito Tom.

Bill bajo su mirada. —Yo también.

—¿Te puedo ver hoy en el centro comercial a las cuatro?

—Este… Si, nos vemos ahí —Bill corto la llamada ante la mirada de su madre.

—¿Quién era? —pregunto la mayor.

—Andreas, mamá —dijo mintiendo. —¿Puedo ir a su casa? Tenemos que hacer un trabajo.

Su madre asintió no muy convencida, pero accediendo. En cuanto tuvo su permiso, Bill se apresuró a llamarle a Andreas, quien al poco rato paso por él en su auto para llevarlo al centro comercial.

—Nos vemos a la seis aquí mismo —hablo Bill en cuanto llegaron al centro comercial y vio a Tom esperándolo en la entrada. —Gracias por traerme, Andy.

Andreas sonrió y paso su mano por el cabello de su amigo desordenándolo un poco. —No hay de que, ¿seguro que no quieres que te acompañe?

Bill negó con una leve sonrisa y abrió la puerta del auto para bajarse. —Adiós —se despidió de Andreas y fue acercándose hacia Tom.

En cuanto estuvieron cerca, ambos se besaron mientras se abrazaban.

Fueron de nuevo al barrio de Tom para estar más tranquilos, caminaron hasta llegar a la parte superior de una pasarela y se detuvieron viendo la vista que esta les permitía de una parte de la ciudad.

—Mis padres no quieren que te vuelva a ver —confeso Bill con voz apagada, tomando el rostro del contrario.

Tom bajo su mirada, sintiéndose triste por eso y relamió sus labios. —Aquel chico fue el que inicio.

—No es eso… —musito Bill, con eso entendió Tom a que se refería.

Tom suspiro y negó, tomando a Bill de ambos lados de su mandíbula. —Mi corazón es igual al tuyo, ni más caro ni más barato. Bill, yo te quiero.

Bill sonrió y poso sus brazos alrededor del cuerpo de Tom. —Yo siempre voy a estar a estar contigo ¿sabes?

—¿Es una promesa? —pregunto Tom, manteniendo sus miradas conectadas.

Bill negó. —Es un pacto —decreto, acercando su rostro para besarse. —Quizás sea tarde para decirlo, pero ¿quieres ser mi novio? Prácticamente ya lo somos, pero quería hacerte la pregunta bien.

Tom se separó del beso con una gran sonrisa que dejaba ver sus dientes y asintió exhaustivamente. —Si, si quiero ser tu novio —expreso, tomando su nuca y empujándolo para besarse nuevamente.

Ambos siguieron juntos agarrados de las manos, mientras caminaban por las descuidadas calles del aquel barrio, sin darse cuenta de que habían sido vistos por Georg y Lina, que pasaban por ahí, pero ninguno se acercó, quedándose de lejos. Lina se sentía molesta y traicionada de cierta forma, mientras que Georg comenzaba a tener una perspectiva diferente de la relación de su amigo con Bill.

&

En los siguientes días pasaron algunas cosas, además de sus pequeñas citas después del colegio de Bill. Tom para reafirmar su amor por Bill, en una noche había hecho un grafiti de su nombre a las afueras de su colegio, siendo visto por varios compañeros, pero sus amigos y su hermana sabían quién era el autor del grafiti, mientras que Bill solo admiraba el detalle con sorpresa. Bill se mantenía distante de Ben, que no perdía la oportunidad de verlo, siendo ignorado por Bill o solo ganándose una mirada fría por parte del pelinegro.

Tom estaba en el mercado, mirando los diferentes puestos que habían pasando por uno que tenía pulseras de cuero negro, gargantillas con tachas y anillos. Pensó que iba bien con el estilo que Bill usaba fuera del colegio, así que se acercó a comprar.

—¿Es para tu novio fresa? —dijo Lina acercándose detrás él. —No creo que le guste, se ve muy barato, como tú.

—Ya, Lina —intervino Georg, que la acompañaba.

Ante el comentario Tom suspiro y se giró para verla. —Lina, ¿qué te pasa?

—No te hagas tonto, Tom. Ese chico no es igual a ti —siseo la chica.

—Él es diferente, no piensa como los de su clase —mascullo Tom. Lina suspiro y rodo los ojos. —Lina, tú y yo somos amigos.

—Eres un imbécil —murmuro Lina dándose la vuelta y alejándose de Tom, dejándolo junto a Georg.

—Lina tiene razón, Tom. Ese chico no es para ti —comento Georg, mientras ambos comenzaban a caminar por los pasillos del mercado concurridos por gente.

—Tú también vas a empezar, Geo —se quejó Tom.

—No es eso, Tom. Aquella vez en la fiesta nos golpearon, encima te pusiste en mi contra y ahora no te importa Lina —señalo Georg.

—Lo de la fiesta fue porque no quería que cometieras una estupidez que podría costarte luego, ¿qué pensabas apuñalar a alguien ahí o qué?

Georg frunció el ceño. —No, claro que no. Era solo por defenderte, ese idiota no paraba de meterse contigo —desvió su mirada hacia a Tom. —¿Al menos ya te acostaste con él, como para que te nuble tanto la cabeza?

Tom cambio su semblante al reírse levemente y negó. —Jódete, Georg…. No, aun no —confeso. —Además, estas cosas son entre yo y Bill, ustedes ni nadie tiene porque entrometerse.

&

—¿Qué tienes, Bill? —farfullo Hannah, pues estaba ebria.

Bill ya ni si molesto en regañarla por beber demasiado, quedándose callado ante la pregunta. Ni si quiera quería estar ahí con ellos en ese restaurante, pero nuevamente había ido por Hannah.

—Es que le hacen falta los mugrosos para estar contento —bromeo Ian, recibiendo una palmada en el hombro por parte de su novio.

—Ya déjalo —regaño Andreas.

Bill ya harto se levantó de la mesa, apartándose saliendo a uno de los jardines que tenía el restaurante, no fijándose en que era seguido por Ben.

—¿Ya te aburriste de nosotros? —recriminó Ben detrás de Bill.

—Déjame, Ben —Bill dio unos pasos para alejarse de Ben.

—No entiendo porque te enojas, si tú solo te lo buscaste —siguió Ben.

—Yo no me busque nada, estúpido.

—¿Qué? ¿ya te acostaste con él? —confronto Ben molesto.

—Que te importa, ¿eh? Es mi problema si me acuesto con él o no —Bill respondió amargado.

Abusando de la corta cercanía que tenían, Ben se acercó lo suficiente como para tomarlo del rostro e intentarlo besarlo a la fuerza, Bill aparto su rostro y lo empujo. —¡Suéltame, tarado, suéltame imbécil! —Bill forcejeo.

Mientras forcejeaban, Ben le soltó una abofeteada en el rostro haciendo eso que se apartaran. Bill lo observo atónito mientras llevaba su mano a su rostro, sintiendo el golpe.

—Perdóname, Bill —balbuceo Ben al darse cuenta de lo que había hecho. —Yo no quería, en serio, fue un accidente.

Bill se apresuró de nuevo al restaurante, tomando sus cosas de la mesa con prisa. —Hannah, nos vamos.

Su hermana, que no se había dado cuenta de lo que sucedía se negó. —Yo no voy a ningún lado, no quiero irme todavía.

Bill la tomo del brazo y comenzó a jalarla hacia afuera del restaurante, pero Hannah se resistió y se soltó de su agarre.

—¿Bill, que sucede? —se acercó Andreas, preocupado por el actuar de Bill.

—¡Hannah! —llamó Bill de nuevo a su hermana, ignorando a su amigo.

—¡Bill, ya te dije que yo no quiero irme! —Hannah respondió de nuevo.

Bill bufo y comenzó a caminar dejando a su hermana atrás, que al ver eso comenzó a seguirlo.

—¿¡Bill, adonde vas!? —grito detrás de él. —¡Bill!

—¡Eres una estúpida! —soltó Bill, ante eso Hannah lo miro ofendida, era la primera vez que su hermano la ofendía. —¡Estoy harto de tener que obligarme a acompañarte para cuidarte!

—Yo me se cuidar sola —mascullo Hannah, siendo escuchada por Bill. —Déjame en paz.

—Ya no quiero seguir ocultando tus borracheras.

—¡Yo no estoy borracha! —discutió Hannah, dicho eso y por la conmoción, se inclinó sobre el piso y comenzó a vomitar.

Bill mordió el inferior de su mejilla, viendo asqueado y con molestia a su hermana mientras ella vomitaba. —Maldición, lo que faltaba…

&

Ese día en especial, tanto Tom como Bill se habían saltado unas clases para tener más tiempo para ellos. Pasaron la mayoría del tiempo haciendo grafitis, cosa Bill le había pedido a Tom que le enseñara y pasando tiempo en el parque del barrio de Tom.

Pero tenían que volver a la hora de la salida del colegio de Bill para que no se dieran cuenta de que se había escapado, así que cuando se acercaba la hora de volver comenzaron a tomar camino.

Mientras caminaban por las calles, se encontraron con Georg y Lina, quienes venían de la escuela.

—Vas a reprobar en matemáticas, tuvimos examen —Georg fue el primero que hablo.

—No pasa nada —respondió Tom despreocupadamente, tomando con fuerza la mano de Bill.

—Pues claro, si ya tienes quien te mantenga, ¿o no, Tomi? —se burló Lina, dirigiendo su mirada a Bill.

—Lina, mejor vámonos —Georg la tomo del brazo, al ver la intención de la chica de acercarse, pero Lina se soltó y de todos modos se acercó.

—¡Espera! —pidió Lina, acercándose lo suficiente a Bill y Tom como para dejar unos centímetros en medio de ellos. —No, nos has presentado a tu novio, somos tus amigos ¿o ya no nos tienes confianza?

Tom miro de reojo a Bill. —Él es Bill —contestó.

Lina extendió su mano hacia a Bill. —Hola.

Bill miro a la chica y luego tomo su mano. —Hola —soltaron sus manos.

—¿Oye Bill, no te da tanto asco tanta basura? —pregunto la chica, acercándose abruptamente hacia Bill. —Digo, porque no creo que en tu calle haya tanta mierda.

Al ver lo que estaba haciendo Lina, Tom la aparto con suavidad, ya que esta estaba demasiado cerca de Bill.

—Vámonos, antes de que se nos haga más tarde —mascullo Tom, iniciando a alejarse de Lina.

—¡No se sabe defender el príncipe! —Lina exclamo en burla detrás de ellos.

Bill se soltó de la mano de Tom y se giró para confrontar a Lina. —¿Que te pasa, eh? Yo a ti no te he hecho nada.

—¿Por qué no te vas tú? Pero a la mierda. Tú no tienes nada que hacer aquí —Lina se acercó a Bill, empujándolo hacia atrás. —¿Qué? ¿le vas a pegar a una mujer?

—Si sigues siendo tan idiota, quizás si —soltó Bill.

Tom se puso enfrente de Bill. —¡Lina, comportante! —exigió.

—¡Comportante tú, imbécil! —espetó Lina, dándole un golpe en el pecho a Tom. Georg se puso detrás de ella tomándola de la espalda y apartándola. —¿De qué lado estas tú, Tom?

—Del mío y de Bill, nada más, Lina —respondió Tom.

—Eres un maldito maricón, tú y tu estúpido novio lo son —despotrico Lina, zafándose de Georg y comenzando a caminar en dirección contraria a ellos.

Georg le dio una última mirada a Tom, negando con su cabeza en desapruebo para después comenzar a seguir a Lina.

No enfocándose en eso, siguieron con su camino hacia el colegio de Bill.

—¿En serio pensabas golpearla? —pregunto Tom en una risa.

Bill se negó en una sonrisa divertida. —En realidad no, solo lo dije para asustarla. Estábamos pasando un buen rato hasta que ella comenzó a ladrar.

Los dos rieron, en cuanto estuvieron en la calle frente al colegio se dieron cuenta que los guardaespaldas de Ben, iban hacia ellos, hacia a Tom.

—¡Tom, vete! —Bill se puso frente a Tom, empujándolo hacia atrás para que pudiera irse. —¡Vete!

Tom retrocedió, logrando correr torpemente unos escasos metros, siendo alcanzado por los guardaespaldas que lo tomaron. Bill se intentó para ayudarlo, pero su hermana lo tomo por detrás deteniéndolo.

Ben se acercó a Tom, aprovechando que era tomado por sus guardaespaldas para que no pudiera defenderse. —Ya ahora sí, maldito —le dio un primer golpe en el estómago.

Bill se soltó de su hermana y se apresuró a intentar detener a Ben. —¡Déjalo ya, déjalo! —grito golpeándolo, pero Hannah y algunos amigos de Ben lo tomaron para alejarlo.

—¡Suelta, idiota! —increpó Bill removiéndose de las personas que lo tenían agarrado. —¡Ya déjalo! —repitió desesperadamente, escuchando como Tom era golpeado por Ben. Lo metieron en el auto con ayuda de chofer de los hermanos, cerrando la puerta para que se marcharan de una vez, evitando que Bill ayudara a Tom.

En el auto, Bill comenzó a llorar de la frustración, maldiciéndolos a todos y rechazando a su hermana que trataba de acercarse.

Al terminar de golpearlo, los guardaespaldas dejaron a Tom sobre el piso, mientras Ben le exigía que se levantara, dándole un último golpe antes de irse y dejarlo tirado sobre el asfalto.

Durante la noche, Simone atendía los golpes de su hijo, sobre todo las heridas abiertas, limpiándolas con un algodón ante los jadeos de dolor de Tom.

—Hijo, mira cómo te dejaron —decía con preocupación la mujer. —Espero no se te infecte.

Tom volteo a ver a su madre, dejando ver algunas lágrimas que se deslizaban por su rostro.

—Bill no es para ti, hijo —murmuro Simone, con pena al verle con lágrimas en los ojos.

Al escucharla Tom giro su rostro hacia otro lado, sorbiendo de su nariz.

—Tom, no te lo digo por ser mala. Pero uno tiene que saber con quién sí y con quien no.

Tom contempló a su madre con labios temblorosos. —Pero yo lo quiero, mamá —sollozo.

—Eso no es suficiente, olvídate de él —la mujer suspiro, sabía que su hijo amaba a Bill, pero sabía que a la larga eso iba a traerle solo problemas a Tom.

Tom cerro sus ojos y suspiro, dejando caer más lágrimas. —Me duele todo el cuerpo —confeso, con su nariz temblando.

—Lo sé, nadie dijo que el amor no duele —consoló, dejando un beso sobre la frente de su hijo.

&

En cuanto Georg y Lina se enteraron de lo que había pasado, no se quedaron de brazos cruzados, dispuestos a vengar a su amigo fueron con sus amigos y conocidos del barrio hacia la calle del colegio de Bill, a la misma hora en la que habían golpeado a Tom el día anterior. Armados con bates, palos e incluso con navajas fueron siendo liderados por Georg.

Golpearon a cuanta persona se les interpuso en su camino, cuando lograron encontrarse con Ben, ni sus guardaespaldas pudieron detenerlos; Georg se fue contra Ben con bate en mano, haciéndolo caer al suelo. Algunos de los que habían acompañado a Georg, se fueron contra los amigos de Ben y guardaespaldas.

Se detuvieron cuando escucharon a lo lejos sirenas de policías, huyeron dejando a más uno sobre el piso golpeado. Cuando se marcharon, los alumnos incluido Bill, su hermana y Andreas salieron a ver lo que había ocurrido, ya que al ver el disturbio que había afuera los supervisores no les permitieron salir.

Andreas fue corriendo hasta Ian, notando que él a comparación de los demás estaba inconsciente y no respondía.

En el hospital, Bill seguía a Hannah por los pasillos hasta la habitación a donde estaba Ian, los golpes habían sido demasiados que lo dejaron sin conciencia.

—¿Como esta, Ian? —pregunto Hannah preocupada, cuando entro en la habitación.

Ben que también estaba en la habitación se acercó hasta ella. —Bien, dijeron que se podrán estable.

Al entrar Bill en la habitación todos voltearon a verlo, incluido Andreas que estaba a un lado de la camilla de Ian, Bill pudo sentir que todos lo miraban como si fuera el culpable de lo que había pasado.

—Mejor vete —mascullo Ben, pasando a un lado de él.

Bill salió de la habitación sintiéndose agobiado, fue seguido por Andreas que se puso frente a él para detenerlo.

—Yo no quería que esto pasara, Andy. Lo siento de verdad, no sabía que esto pasaría —Bill se apresuró a disculparse, sintiendo que sus emociones lo superaban comenzando a lagrimear.

—Nadie quería que esto pasara, ¿pero hasta cuando, Bill?

—No es mi culpa —mascullo Bill, negando con su cabeza.

—No, pero si tú no haces algo esto se va a poner peor —Andreas dejo solo a Bill, en el pasillo para volver a entrar en la habitación de Ian.

&

Tom por su lado, no estaba enterado de lo que había pasado en el colegio de Bill, pero al saberlo corrió hasta el teléfono público, sin importarle que estaba lloviendo.

El teléfono en la casa de Bill sonó, pero antes de que Bill pudiera contestar, Jorg lo hizo respondiendo por él.

—¿Bueno?

—¿Esta Bill? —indago Tom.

—No, no está —Jorg corto la llamada, siendo observado por Bill que lo miraba inmóvil.

Tom intento volver a llamar, sintiéndose cada vez más desesperado por saber de Bill. —Solo quiero hablar con él, saber si está bien… —al darse cuenta de que nadie contestaria el teléfono dejo de intentarlo.

Fue a confrontar a Georg cuando la lluvia seso, sintiéndose molesto y frustrado con él.

—¡Hey, Tom! —saludo Georg contento, al ver a su amigo acercarse hacia él.

Al estar cerca Tom lo rechazo y empujo. Georg frunció el ceño, poniéndose de inmediato a la defensiva.

—¿Que te pasa?

—¿Que te pasa a ti, idiota? Él que me golpeo fue el imbécil ese, no tenías por qué haber ido contra todos —reclamo Tom.

Georg bufo ante el reclamo. —Esto es ellos contra nosotros.

—No, esto es un problema entre Bill y yo —alegó.

—Se ve que tú ya no entiendes —sentencio Georg, sintiéndose decepcionado y traicionado de cierta forma por Tom.

Al siguiente día, Jorg al ver la negativa de su hijo decidió que lo enviaría a Canadá, todo por tratar de mantener a Bill alejado de Tom.

—¡Yo no me voy a ir a Canadá, ni a ningún lado! —grito Bill al escuchar a su padre.

—¡Te prohibí que lo vieras! —regaño Jorg yendo detrás de su hijo. —¡A ver si así entiendes!

—¿Yo soy el que no entiende? —Bill abrió la puerta de la habitación de su hermana, tomándola por imprevisto mientras tomaba de una botella de licor. Bill se la arrebato y se la enseño a su padre dejando en evidencia su hermana. —¡Eres una maldita alcohólica! —grito a su hermana molesto también con ella, ya que era más que consciente de que ella tenía la culpa en muchas cosas al involucrar a Ben.

Jorg miro a su hija y luego siguió con su hijo. —¡Te vas a ir a Canadá en estos días quieras o no, Bill!

Bill se apartó de su padre y se dirigió a su habitación, encerrándose en ella golpeando la puerta detrás de él.

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Tom no se rindió en su búsqueda por contactar con Bill, pero a pesar de que paso todo el día yendo en diferentes horas hasta el teléfono publico solo para llamarle, nunca contestaron a sus llamadas.

Lo cual lo dejo con la última opción, irlo a buscar hasta su casa. Al llegar a la entrada de la gran casa toco el timbre esperando tener respuesta.

Jorg que, desde las cámaras de seguridad pudo ver a Tom en la entrada y dio la orden de que no lo dejaran entrar, incluso diciendo que si no se marchaba que llamaran a la policía, todo eso ante los ojos de su familia, pero en especial de Bill que sollozaba.

—Solo quiere verme —hablo mirando a su padre, buscando convencerlo.

—Es un salvaje y todos los de su clase.

—Solo quiere hablar conmigo, mamá —Bill llevo sus manos a su rostro. —Es un buen chico.

—Lo sentimos, pero no, hijo tienes que entender —dijo su madre.

Bill se levantó, ignorando las palabras de sus padres y se dirigió a su habitación, recordando que tenía un balcón, desde donde podría ver a Tom.

Tom gritaba el nombre de Bill, esperando a que lograra escucharlo, a pesar de que el sonido de una patrulla cercándose se hacía más presente. No le importo.

—¡Bill! —gritaba, cuando un policía detrás de él lo tomo para empujarlo a entrar en el auto policial.

—¡Tom! —gritó Bill en respuesta, aferrándose al barandal del balcón viendo cómo se llamaban a su novio en una patrulla. Al no poder detenerlo, impotente comenzó a sollozar con más fuerza.

En la noche, sin importar las peleas y discusiones que tuvieron Georg y Lina con Tom, al verlo tan quebrado y destruyendo aquel grafiti debajo del puente que tanto esfuerzo le había costado, no duraron en acercarse a consolarlo sin importar que, sintiendo pena por él.

&

Bill se acercó con lentitud hasta la cocina, adonde estaba Ruth, una de las señoras que ayudaban en su hogar con la limpieza y cocina, con la que más confianza tenía.

—¿Vas a comer? —pregunto sin verle mientras lavaba algunos platos. —Quedo un poco del jugo del desayuno, ¿quieres que te sirva un poco?

Bill camino hacia a ella y sorbio de su nariz. —Ruth —mascullo. —¿Puedes darle esto? —extendió una carta hacia la mujer.

La señora que ya estaba al tanto de lo que sucedía, se negó. —No puedo, Bill.

—Por favor, Ruthie —rogo Bill mientras sus ojos volvían a llenarse de lágrimas, era la última opción que tenía para poder comunicarse con Tom.

—Tu madre puede despedirme, si se entera —contesto Ruth, evitando ver al muchacho a los ojos, pero sintiendo pena por él.

—Solo quiero que sepa que estoy bien —sollozo, mientras se deslizaba sobre la isla de la cocina hasta sentarse en el suelo y pegar sus piernas a su pecho.

Ruth volteo a verlo y se apresuró a levantarlo del piso. —No puedo —decía en un tono suave la mayor, acariciando sus brazos.

—Por favor, Ruth. Ya no sé qué más hacer —Bill miro a la mujer, recibiendo un abrazo de ella, al cual Bill se aferró, pues al menos alguien en su hogar le consolaba y no solo le recriminaba su relación.

La mujer se separó del abrazo y aparto el cabello despeinado de Bill de su rostro, poniéndolo detrás de sus orejas. —Lo hare, si me prometes que no lo volverás a ver.

Bill asintió sin pensarlo, Ruth tomo la carta de sus manos y la escondió en su delantal, apartándose de él para que no los vieran.

Ruth salió de la cocina, actuando como si nada hubiera pasado para poder hacer lo que Bill le había pedido.

Hannah entro a los pocos minutos a la cocina, encontrándose con su hermano llorando. Mordió el interior de su mejilla, sentía remordimiento de ver a Bill así desde que le prohibieron ver a Tom y básicamente encerraron en su casa para que no pudiera escaparse a verlo.

—Bill, perdóname —se disculpó, acercándose hasta su hermano y abrazándolo por la espalda. —Yo no quería verte así, tenía miedo de que te pasara algo por andar con alguien así.

Bill no contesto, pero tampoco aparto a Hannah.

—No quiero que te vayas a Canadá. ¡No quiero que te vayas! —chilló, aferrándose a él y escondiendo su rostro en su espalda. Bill sintió la humedad en su espalda, percatándose de que Hannah estaba lagrimeando.

Se dio la vuelta para verla de frente, haciendo que ella levantara y mostrara su rostro.

—No quiero que me dejes sola, sé que tengo un problema y tengo miedo de que, sin ti, pueda empeorar —confesó Hannah.

Bill la abrazo, conteniendo el resto de sus lágrimas. —Hannah, perdóname por haberte dicho maldita alcohólica. No me gusta verte así, solo te hace daño.

—A mí tampoco me gusta verte así —masculló aferrándose más a él.

Bill acaricio el cabello negro de su hermana y deposito un beso su cabeza.

—Te quiero, Bill.

—Yo también te quiero, Hannah —Bill, cerro sus ojos no pudiendo retener más sus lágrimas y llorando junto a su hermana.

Simone toco la puerta de la habitación de Tom, pidiendo permiso para entrar, al no tener respuesta abrió. Se acerco hasta la cama de su hijo, a donde estaba Tom mirando hacia la nada, cansado de tanto llorar.

—Hijo, te trajeron esto —anuncio su madre.

Tom no le dirigió la mirada, Simone se sintió entristecida por verlo así, se inclinó sobre él dándole un beso sobre su cabeza con cariño y dejo la carta a un lado de él, para luego salir de la habitación.

En cuanto su madre salió de la habitación, estiro su mano para tomar la carta, sentándose sobre la cama para poder leerla.

«Tom, tengo muchas cosas que decirte, cierro los ojos y te veo, me gustaría mucho abrazarte y decirte que todo va a estar bien, no sé porque todo tiene que ser tan difícil, me gustaría que solo fuéramos tú y yo en nuestro mundo. Te extraño mucho, me siento muy mal porque no ven las cosas como nosotros las vemos. Sabes, mis papás están muy enojados. Tom, necesito verte, me van a mandar a Canadá pasado mañana, no puedo separarme de ti, estoy muriendo por favor ven.
No quiero separarme de ti, me niego a hacerlo. Tom, te amo, eres una parte de mi ahora, prometí quedarme junto a ti, pero mis padres no me dejan verte y eso, me está matando.»

Esa misma noche Tom salió de su casa a altas horas de la noche, para dirigirse a la casa de Bill, evitando pasar por le entrada, ya que había un guardia por el suceso de hace unos días, por lo que entro sigilosamente por una parte trasera, caminando por los jardines hasta llegar a donde estaba la habitación de Bill. Para su suerte el balcón no estaba lo suficientemente alto, por lo que dando un salto grande pudo lograr tomar uno de los barrotes y subir con un poco de dificultad, hasta estar sobre el balcón.

El ruido que hizo Tom al subir al balcón despertó a Bill, que miro de inmediato al balcón, notando la silueta que ya conocía, sabiendo reconocerlo a pesar de la oscuridad de la noche. Se levanto veloz de su cama no importándole que solo portaba un bóxer y una camiseta negra, que era como solía dormir.

Le dio una sonrisa atreves de la puerta del vidrio, le quito el seguro dejando que Tom entrara en su habitación. Al tenerse tan cerca de nuevo Bill se lanzó sobre Tom, juntado sus labios con sumo deseo y anhelo, siendo correspondido por Tom.

Las manos de ninguno se quedaron quietas y sintiendo la necesidad de tenerse tan cerca después de estar lejos. Las manos de Bill bajaron hasta meter sus manos por debajo de la camiseta holgada de Tom, acariciando su cintura desnuda. Subió la camisa, haciendo que se separan del beso para poder despojar a Tom de su camiseta, cosa que también hizo Tom, aprovechando la pausa de su beso para retirar la camiseta de Bill.

Tom paso sus brazos rodeando el cuello de Bill, volviendo a besarlo con desesperación. Saboreando sus labios con devoción, como si fuera la primera vez que lo hacía. Sintieron la piel desnuda del otro al abrazarse lo cual los estremeció, Bill retrocedió jalando a Tom con él, pero antes de llegar a la cama se separaron de nuevo.

Ambos se miraron agitados por el beso, sabían lo que iba a pasar a continuación y los dos estuvieron de acuerdo sin importarles nada, ese momento era solo de ellos. Bill tomo a Tom de su cintura, cambiando de posiciones, quedando Tom de espaldas a la cama y así, él se empujó con suavidad hacia adelante, haciendo que la espalda de Tom chocara en el colchón.

Continuaron besándose ahora en esa posición, a Tom no le importo estar abajo, lo único en lo que estaba interesado era sentir a Bill, hasta donde fuera capaz de hacerlo. Bill se retiró bóxer rápidamente luego ayudando a Tom a quitarse sus zapatos, pantalón y ropa interior, quedando sus cuerpos desnudos a toda exhibición para el otro.

Sus manos se acariciaron con suavidad, explorando la figura del otro, como si fueran objetos delicados que podrían romperse con la más mínima brusquedad. Bill bajo por el cuello de Tom con besos pasando por sus clavículas, llegando hasta sus pectorales, donde presto suma afición.

Le dio una mirada a Tom desde esa vista, buscando permiso para lo que iba a hacer, recibiendo un asentimiento de el de rastas. Bill se metió un pezón en la boca, acariciándolo con el piercing de la lengua, haciendo al cuerpo de Tom arquearse por debajo de él.

Debian ser silenciosos o al menos hasta donde pudieran, por lo que Tom tuvo que morder el interior de su mejilla con fuerza, mientras se retorcía por las sensaciones. Bill no dejo de atender al otro pezón, jugando y pellizcando con su mano, mientras succionaba uno, cambio de pezón dejando el otro ensalivado.

Bill levanto su mirada, apreciando el rostro sonrojado y agitado de su novio sintiéndose excitado. Puso un mechón de su cabello detrás de su oreja que le estorbaba en su vista y continuo, antes de seguir bajando, dio un leve mordisco en el pezón sensible, haciendo que inevitablemente Tom gimiera de dolor en tono alto. Le gustaba ese sonido que salía de entre sus labios y se maldecía por no poder escuchar más.

Se deslizo con su lengua hasta por el abdomen de Tom, dejando un rastro de besos y acaricias con sus manos.

—Tom —llamó, haciendo que el contrario lo miraba. —Tengo que decirte algo.

Tom se apoyó sobre sus codos para verlo, esperando que le dijera lo que tenía que decirle.

—Es mi primera vez —confeso. Tom pareció no creerle al principio, pero al ver el semblante avergonzado de Bill se dio cuenta que iba en serio.

Después de lo que acaba de hacerle, parecía que tenía incluso más experiencia que él. Tom se sentó sobre la cama y rodeo a Bill en un abrazo.

—Está bien, no pasa nada —musito Tom, cerca de los labios del contrario. —Aunque no parece que lo sea.

—¿Piensas que no he tenido pensamientos de esa índole contigo? Tampoco es que sea tan virgen y no tenga idea de lo que hago, solo que es la primera vez que me atrevo con alguien, que yo quiero y deseo—explico Bill, dándole una sonrisa cerca de sus labios.

Tom se rio levemente y beso la comisura de sus labios. —Me hace feliz saber que yo soy esa persona en la que confías.

—Demasiado —continuo Bill, recostándolo de nuevo sobre la cama.

Tom hizo que cambiaran de posiciones, ahora siendo él de arriba, bajo por su torso desnudo hasta llegar a la pelvis de Bill, dejando un rastro de besos, hasta llegar al miembro. Lo tomo con una mano y comenzó a masturbarlo antes de introducirlo en su boca.

Bill se encogió ante la sensación de humedad y calidez que le brindaba la boca de Tom. Llevo sus manos hasta la cabeza del contrario y deshizo la coleta en la que Tom mantenía sus rubias rastas, dejándolas caer sobre sus hombros, siendo esa la primera vez que lo miraba con las rastas sueltas. La imagen de Tom de esa forma y con su boca alrededor de su miembro brindándole placer era algo que nunca olvidaría.

Tom atendió su propio miembro, masturbándose mientras seguía dándole atención a Bill. No transcurrió mucho cuando Bill apretó sus rastas con fuerza en señal que iba a venirse, recibiendo así la simiente de Bill en su boca.

Trago pesadamente y un poco salió de la comisura de sus labios ensuciando su mentón. Bill trato de recuperarse después de venirse por primera vez, limpiando con su pulgar su propio esperma del mentón de Tom.

—Ven aquí —pidió Bill jalando a Tom hacia a él, juntando sus labios, sin importarle saborearse así mismo. Acostándolo hacia un lado suyo, ayudándolo a masturbarse, llenando su mano con preseminal de Tom.

Tom se apegó a su cuerpo, sintiendo como él también estaba por correrse, haciéndolo sobre las manos de ambos.

Los dos suspiraron gustosos del placer y se miraron, siendo lo único que se escuchaba sus suspiros.

Tom mordió su labio y desvió su mirada de los ojos de su novio. —Bill —su rostro ardió ante lo que iba a pedir. —Podemos avanzar a más, si tú quieres.

Bill entendió a lo que se refería. —¿Estás seguro? —quería asegurarse de que era algo que él también quería.

Tom levanto su rostro para mirarlo y asintió. —Si estoy seguro.

Dicho eso, volvieron a posicionarse como en un principio, Bill a pesar de ser inexperto, al ser gay sabía que la penetración no era tan fácil con un chico, como seria con una chica que lubrica por si sola. Busco en sus cajones algo que pudiera servirles, para que no fuera incomodo y doloroso. Encontró un gel de aloe vera, lo utilizaba en los días de piscina, sabía que no contenía alcohol o algo que pudiera irritarlos.

—Solo tengo esto, ¿está bien? —Bill le mostro el gel.

—Si es lo único que podemos utilizar —no iba a hacerse un lio por no encontrar un sustito como lubricante, así que eso usarían.

Bill vertió un poco del gel sobre sus dedos y se abrió espacio entremedio de las piernas de Tom. Bill suspiro y se inclinó rozando dos de sus dedos por la superficie de la cavidad.

Tom se tensó al sentir contacto ahí, cosa que Bill pudo percibir y acaricio su muslo con sutileza. —Si te tensas esto será más complicado.

—Lo siento, es solo que el gel esta frio —contesto Tom.

Bill sonrió con ternura, alzo una de las piernas de Tom sobre su hombro y comenzó a besar el interior de esta, para distraerlo del tacto de la otra parte. Presiono sus dedos en la cavidad sin entrar para que se costumbrara a ese toque, cuando percibió que se había relajado un poco introdujo un dedo.

Tom gimoteo alguna maldición que no fue lo suficientemente audible para Bill, lo cual lo hizo reír y como respuesta Tom, lo golpeo en su espalda con el talón.

—No te rías, al menos avísame que lo vas a introducir —reprocho Tom.

—Lo siento, pensé que ya podía entrar —respondió, tragándose su risa para no hacer demás ruido.

Bill acaricio el interior de Tom con su dedo, empujando con finura, hasta dar con el punto de placer. Empujo su dedo al completo, haciendo sobresaltar a Tom, pero esta vez no fue de dolor, sino de otra cosa.

—¡Ahí, creo que es ahí! —Tom chilló, olvidando por un momento que debía hacer silencio, cubriendo su boca con su mano.

Introdujo un segundo dedo y volvió a repetir el mismo acto, en el mismo lugar. Estiro sus dedos haciendo tijeras para estirar lo más que podía la cavidad de Tom, para que pudiera recibirlo.

Cuando dejo de sentir que sus dedos eran asfixiados por el interior de Tom, los saco y tomo un poco más de gel, cubrió su miembro y puso un poco en la cavidad de Tom. Por un momento se sintió nervioso e inseguro de entrar, pensando en que podría lastimarlo.

Tom estiro su mano, lo suficiente como para acariciar su rostro. —Tranquilo, puedo soportarlo —se acercó a él y beso su mejilla, para después volverse a acostar sobre la cama.

Con ese poco de seguridad que Tom le brindo, se aferró a la cadera desnuda y direcciono su miembro en dirección al interior de Tom. Bill rozo su glande, provocando que ambos se sintieran más ansiosos.

Bill termino por empujarse aún más, llegando solo hasta la mitad de su miembro, mirando con prisa al rostro de Tom esperando alguna señal para detenerse o continuar.

—Continua —jadeo, se sentía incomodo, pero no lo suficiente como para hacer que parara. Bill asintió tomando en cuenta eso y termino por introducirse.

Hizo su cabeza hacia atrás en cuanto su miembro hizo contacto directo con el interior de Tom por completo, que apretaba, lo sentía tan húmedo y caliente que por unos momentos creyó que se volvería a correr sin siquiera iniciar a moverse.

Los dos hicieron un tiempo para que el otro se acostumbrara a la sensación. Tom se sentía tan extraño, pero satisfecho de sentir el miembro caliente de Bill en su interior, llenándolo por completo.

La conexión que tenían se sentía más fuerte en ese momento, que habían unido sus cuerpos, una sensación agradable para ambos.

Bill inicio a moverse lentamente, procurando dar en el punto de Tom. Buscaron sus labios y se besaron al mismo tiempo que Bill se movía, Tom paso sus brazos por su cuello, acercándolo más a él, al punto que sus pechos estaban tan juntos que podían sentir los latidos del corazón del otro.

Un par de mechones de Bill cayeron sobre el rostro de Tom debido al movimiento. Mechones que Tom aparto pasando su mano deliberadamente por su cabello, acariciándolo.

Tom comenzó a lagrimear y envolvió la cintura de Bill con sus piernas.

Bill dio con certeza en la próstata de su novio, provocando un gemido en medio del beso.

—¡Maldita sea, Bill! —gimoteo Tom, aferrándose con fuerza a la espalda de Bill con sus cortas uñas, rasguñándolo levemente.

El abdomen de Bill se encargaba de presionar sobre el miembro de Tom, estimulando este también. El sudor ya se había hecho presente sobre su piel, humedeciéndolos.

Bill bajo su rostro hasta el hombro de Tom, mordiendo este para ahogar sus propios gemidos, lastimándolo en el proceso.

Tom se sintió adolorido, pero lo dejo, haciendo lo mismo para callarse, cosa que le comenzaba a ser imposible a ambos.

El sonido de sus pieles sudadas chocando repetidamente inundó la habitación. Las piernas de Tom temblaron, siendo señal que estaba por correrse nuevamente.

—¡Ah~!, ¡Ah-Ah~!…. ¡Mgh, Bill! —Tom gimió sobre su hombro tratando de callarse. Manchando el abdomen de ambos volviéndolos pegajosos.

Bill cerro con fuerza sus ojos cuando no pudo contenerlo más y salió un gemido ronco de sus labios, arqueando su espalda al venirse en el interior de Tom. Escondió su rostro en el cuello de Tom, mientras bajaba la intensidad de sus embestidas.

Tom cerro sus ojos ladeando su cuello para permitirle más espacio, todo estaba bien hasta que sintió humedad sobre su cuello.

Tomo el rostro de Bill para sacarlo de su cuello y verlo, cayendo sobre su rostro las lágrimas del contrario, Bill estaba llorando mirándolo con una mirada triste.

Tom sintió su corazón estrujarse, recordando que Bill se iría al día siguiente de ese. Cosa que también lo hizo comenzar a sollozar, al pensar que esa podría ser la última vez que se vieran.

—No llores —pidió tontamente, limpiando un par de lágrimas del rostro de Bill con el dorso de su mano.

—No puedo, Tom. No puedo alejarme de ti —farfullo Bill, temblando sobre él.

Tom lo abrazo, dejando deslizar sus propias lágrimas y cerro sus ojos. —No sé qué podemos hacer.

Bill siguió sollozando en silencio, hasta que por su mente paso una idea arriesgada pero que podía funcionar ante su situación. —Escapemos —dijo.

Hannah que se había despertado salió de su habitación hasta donde provenían los ruidos sordos que había logrado escuchar desde su habitación, caminando con confusión hasta la habitación de Bill y se apegó a la puerta para escuchar lo que sucedía adentro.

—Escapémonos al mar, Tom —continuo. —Podemos tomar el tren e irnos a Rostock, no nos podrán encontrar allá.

Tom le asintió con una sonrisa y acepto sin dudarlo, era arriesgado, pero la única forma de poder continuar juntos. —Si, vamos al mar.

Bill salió del interior de Tom y corrió al baño de su habitación, por papel y toallas húmedas para que pudieran limpiarse.

—Tengo que irme.

—Todavía es de noche —murmuro Bill, viendo que aún era oscuro y pensando en que podía ser peligroso que volviera.

—Tus padres pueden darse cuenta de que estoy aquí y eso arruinaría nuestro plan —Tom deposito un último beso sobre los labios de Bill, comenzando a vestirse con prisa.

Antes de bajar por el balcón miro a Bill, ambos se sonrieron sabiendo que podrían ser felices juntos si se marchaban.

Tom volvió a su casa con prisa, para preparar lo necesario para escaparse junto a Bill. Tomo un par de mudadas de ropa, cosas importantes y por último tomo una parte de sus ahorros, dejando el resto en la habitación de sus padres, en la cual entro en silencio, mirándolos por última vez antes de salir. A pesar de la hora, busco a Georg, su mejor amigo para que lo acompañara a la estación de tren, contándole sus planes de escapar, cosa que Georg, aunque no quería perder a Tom, acepto con la promesa de mantenerse en contacto.

Bill hizo lo mismo, guardo ropa y dinero, era consciente de que, para iniciar una nueva vida necesitarían dinero y al ser menores de edad, no les darían trabajos en unos meses, hasta que cumplieran dieciocho años, cosa que no falta mucho, así que tomo lo que usarían en esos meses para sobrevivir. Paso por la habitación de sus padres despidiéndose de ellos en silencio y también por el cuarto de Hannah, que aparentaba estar dormida. Había llamado a Andreas un rato antes, para que cuando estuviera listo, este pasara por él para que lo llevara a la estación de tren.

Tom y Georg llegaron antes a la estación de tren, por lo que Tom se adelantó a comprar los dos boletos de tren con destino a Rostock.

—Tienes que estar muy convencido de esto, Tom. Llevarse a un chico así no es cosa fácil, ¿qué tal si luego los busca la policía? —señalo Georg.

—Para cuando eso pase, nosotros ya estaremos muy lejos, Geo —reafirmo con una sonrisa ligera. —Georg, quería pedirte perdón.

Georg arqueo una ceja, confundido. —¿Perdón, por qué?

—Por lo del otro día, no debí haberme comportado así contigo —admitió Tom con sinceridad. —No lo hiciste con mala intención.

—Tranquilo, no pasa nada. Ya paso —Georg le sonrió y abrazo.

Pasaron unos minutos, hasta que Bill y Andreas llegaron. Al verse Bill y Tom se abrazaron ante la mirada de sus amigos.

Tom le mostro los boletos, Bill sonrió emocionado y lo beso.

—Saldremos en el siguiente tren, que saldrá dentro de treinta minutos así que tendremos que esperar —informo Tom.

Cargaron sus cosas y tomados de las manos, siguiendo seguidos ambos por sus amigos fueron hasta el área de espera de la estación, a esperar que el momento de irse se acercara.

Esperaron al menos veinticinco minutos, charlando sobre lo que harían al llegar y como se establecerían en la nueva ciudad.

—¡Pasajeros con próximo destino a Rostock, por favor abordar el tren!

—Es ese, vamos —anuncio Tom al escuchar la voz salir de las bocinas de la estación, anunciando que su tren estaba listo para salir.

Se levantaron de los asientos, cosa que fue seguida por sus amigos.

—Gracias por todo, Geo —agradeció por último Tom, en un abrazo lleno de sentimiento, siendo correspondió con mucha más fuerza por parte de Georg.

—No hay de que, Tom.

Bill le dio una sonrisa nerviosa a Andreas. —Gracias, Andy. Fuiste el primero en apoyarme.

—Para eso somos amigos, Bill ¿acaso no me vas a abrazar? —bromeo Andreas.

—Claro que si —Bill se acercó a abrazarlo fuertemente. —Te quiero.

Después despedirse de sus amigos, se tomaron de las manos y comenzaron a caminar en dirección a donde seria la salida del tren.

—¡Bill!

La voz femenina hizo a Bill quedarse inmóvil, girando su cabeza para ver a su hermana a unos metros. Pero no iba sola, iba acompañada por Ben.

—¡No te vayas, mis papás no saben nada! —hablo Hannah mientras se acercaba junto a Ben. —Por favor, vámonos a casa ahorita, Bill. Por favor.

Bill y Tom se quedaron quietos, observando cómo se acercaban, Tom fue el primero en reaccionar jalando a Bill de su agarre para comenzar a caminar y que no llegaran hasta ellos.

—¡Tom! —grito Ben, sacando su revolver de uno de los bolsillos de su chaqueta. —¡Si te mueves disparo!

Hannah volteo a ver a Ben, sin esperarse que él fuera armado.

Tom ya harto de todo, soltó la mano de Bill dispuesto a enfrentarse por última vez a Ben, no le tenía miedo. Pero Bill lo detuvo, adelantándose frente a él.

Bill no había dado los suficientes pasos, cuando por el poco manejo que tenía Ben sobre el arma, disparo. El sonido lo dejo sordo, por un breve momento pensó que le habían disparado a él, pero peor fue su sorpresa al darse la vuelta, mirando a Tom con una mancha de sangre que comenzaba a brotar de su abdomen.

—¡TOM! —gritar desgarradoramente fue lo primero que su cuerpo alcanzo a hacer, corrió con fuerza hasta acercarse a Tom para evitar que su cabeza chocara con el suelo. Tomándolo y poniéndolo sobre sus piernas.

Tom balbuceo asustado al ver la mancha de sangre sobre su ropa, siendo rápidamente invadido por el dolor que recibir el disparo le provoco.

Bill se quedó en shock, no sabiendo cómo reaccionar o que hacer, tomando el cuerpo de Tom con fuerza, su corazón latía con fuerza por el miedo. Sin darse cuenta comenzó a llorar, mientras la sangre de Tom comenzaba escurrirse hasta llegar a una de sus manos que lo sostenía.

—Bill —Tom balbuceo con miedo aferrándose al brazo de Bill con fuerza, iniciando a sollozar.

Su cuerpo comenzaba a perder fuerza, sintiéndose débil con el pasar del tiempo.

—Bill —volvió a llamar débilmente, sus parpados comenzaron a pesar. —Te amo…—su cuerpo tembló y Tom termino por cerrar sus ojos.

Bill sintió como el agarre de Tom en su brazo perdía fuerza, siendo señal de que se estaba desvaneciendo.

—¡No, no, no! Quédate conmigo, por favor, para que veamos juntos el mar —rogo, abrazando el cuerpo de Tom con fuerza y sollozando con más intensidad. — ¡Tom, Tom, por favor no me dejes! —llamo en repetidas veces, no teniendo respuesta.

La sangre de Tom manchaba sus manos y parte del piso, se aferró a su cuerpo inerte en un intento de protegerlo.

Los que estaban alrededor estaba conmocionados, no reaccionando lo suficientemente rápido como para hacer algo.

&

Tom no había sido el único que murió ese día, también lo hizo Bill, quedándose solo un cuerpo vacío que funcionaba en automático con el pasar de los días.

No había día en el que no fuera a ver la tumba del amor de su vida, leyendo siempre la misma inscripción sobre el cemento con su nombre. A veces charlaba con él por horas para terminar, rompiéndose en llanto, rogando que por favor vuelva a él.

—Tom, cumplí mi promesa —hablo Bill, cambiaba las flores del día anterior por unas nuevas, costumbre que mantenía estrictamente. —Te traje al mar…

Se puso de pie y miro hacia el horizonte, escuchando a olas moviéndose y chocando contra las piedras de la orilla.

F I N

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por Namyukaulitz

Escritora del Fandom

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